Artículo de opinión de Rafael Fenoy Rico

Muchísimos docentes no ven la forma de hacer entrar en razón a la Junta de Andalucía en temas muy importantes para la calidad de la enseñanza pública andaluza. Uno de ellos y no menor es el de la Estabilidad del profesorado, elemento clave para que la Educación mejore ya que el capital formado por el conocimiento de la comunidad educativa, familias, alumnado, compañeros docentes y no docentes, así como los proyectos del los centros se dilapida con tanto cambiar de personas trabajadoras de año en año.

Muchísimos docentes no ven la forma de hacer entrar en razón a la Junta de Andalucía en temas muy importantes para la calidad de la enseñanza pública andaluza. Uno de ellos y no menor es el de la Estabilidad del profesorado, elemento clave para que la Educación mejore ya que el capital formado por el conocimiento de la comunidad educativa, familias, alumnado, compañeros docentes y no docentes, así como los proyectos del los centros se dilapida con tanto cambiar de personas trabajadoras de año en año. La interinidad que debería ser un elemento residual y siempre estable en las personas afectadas, se convierte en una pesadilla para decenas de miles de docentes que ven como en años y años se ningunean sus derechos y se tira por la borda la experiencia profesional acumulada.

Volvemos a asistir a la ceremonia de la confusión. Los Sindicatos en la mesa sectorial, desde hace años y años, más de 30, viene reivindicado de boquilla algo que han ido permitiendo desde siempre, pactando y pactando mil y un documentos con quienes esclavizan a las personas interinas. No es posible mantener relaciones de ningún tipo con la Junta de Andalucía hasta tanto se materialice el derecho a la estabilidad en el empleo del personal interino, que debe dejar de serlo ¡YA! Los sindicatos pactistas deben romper cualquier relación con la Consejería de Educación hasta que este tema quede zanjado y LOS QUE ESTAN SE QUEDAN. No se puede consentir el cambio de trabajadoras y trabajadoras mediante un sistema que dice ser legal, pero que vulnera derechos esenciales de las personas trabajadoras. El primero de estos derechos es tener empleo y mantenerlo.

Los demás asuntos son ridículos comparados con la esclavitud que este numerosísimo grupo de personas, sin enchufe, viene sufriendo. Porque no son situaciones coyunturales sino estructurales de esclavitud las que se han instalado en la educación pública exclusivamente, ya que en la privada, “con enchufe” la estabilidad está garantizada por la contratación laboral a dedo y con dineros públicos.

Estos sindicatos pactistas DE TANTO EN TANTO «exigen»….»exigen» (porque no se pude poner más pequeña la letra) la ESTABILIDAD EN EL EMPLEO (en papeles). ¿Cómo? ¿Con recogida de firmas, asambleas y concentraciones? Para preparar ¿Qué? !Ya está bien! de timos y tomaduras de pelo. !Qué miedo! La Junta de Andalucía “aterrorizada” está llamando un día sí y otro también, a estos sindicatos, para que no recojan firmas, para que no hagan asambleas y mucho menos concentraciones. Susana no duerme del disgusto de tanta y tan «agria» confrontación sindical.

¡Si nadie trabaja por ti, que nadie decida por ti! eso dice al menos la CGT. Pues toca convocar una huelga indefinida y que cada cual decida cuándo y cómo hacerla. Y de paso si se coordina, un poco, el marasmo está servido, que es lo único que les preocupa a los políticos de turno. Porque no es una Huelga para que todo el mundo la haga todos los días convocados, sino que cada cual de manera individual o colectiva planifique el ataque para crear las condiciones que obliguen a la Junta de Andalucía a garantizar que LOS QUE ESTAN SE QUEDAN, como ocurre en la privada, y si es concertada con dineros públicos.

Madres y Padres que no saben, pero si comprenden, y algunos que si saben pero no quieren entender, comprenderán que: o se arregla este asunto o difícilmente funcionaran los centros educativos con normalidad. Cuando se hagan casi a diario esta pregunta: ¿Mañana mi hija o hijo tendrá clase?, el objetivo comenzará a conseguirse.

Rafael Fenoy Rico

 

 


Fuente: Rafael Fenoy Rico