Tiene 79 años y una actividad alucinante. La entrevista se realiza por teléfono durante su viaje a Oslo la semana pasada. Ahora se encuentra Nueva York y el próximo día 26 llega a España para participar en las jornadas de Mujeres en Segovia. Nawal el Saadawi es la principal feminista árabe y la primera en denunciar la castración de las mujeres. Sus críticas acerbas a las leyes y a la interpretación del islam que institucionalizaban el patriarcado represivo que impedía crecer a las mujeres la llevaron a perder todos sus puestos en la sanidad pública de su país, a la cárcel y posteriormente al exilio. Hoy, tras participar en las revueltas de la plaza de Tahrir, que acabaron con 30 años de dictadura de Hosni Mubarak , se siente más esperanzada que nunca: "Es el momento de la mujer egipcia", dice feliz.

Entrevista por GEORGINA HIGUERAS | Madrid 07/03/2011 El País / Foto Nawal el Saadawi.- MARWAN NAAMANI (AFP)

Pregunta. ¿Qué significado tiene la revolución de Tahrir para la mujer?

Respuesta.
Muchísimo. Por primera vez, las mujeres y los hombres de Egipto han
sido iguales. Mujeres de todas las edades y clases estuvieron en la
plaza de Tahrir, incluso madres con niños de pecho durmieron en la
plaza.

P. ¿Usted fue a la plaza?

Pregunta. ¿Qué significado tiene la revolución de Tahrir para la mujer?

Respuesta.
Muchísimo. Por primera vez, las mujeres y los hombres de Egipto han
sido iguales. Mujeres de todas las edades y clases estuvieron en la
plaza de Tahrir, incluso madres con niños de pecho durmieron en la
plaza.

P. ¿Usted fue a la plaza?

R. Por
supuesto. Desde el principio; muchos días. Ahora estaré unas semanas
fuera de Egipto, pero cuando regrese volveré a Tahrir todas las veces
que sea necesario hasta que ganemos.

P. ¿Qué espera en concreto?

R.
Deberían de habernos incluido en el comité para la reforma de la
Constitución. Nombraron a ocho hombres y ninguna mujer, por ello estamos
organizando una marcha de un millón de mujeres para el martes (hoy) en
El Cairo y confiamos en recibir el apoyo de las mujeres en España.

P. ¿Cuál es la consigna de la marcha?

R.
Que todos los comités e instituciones del nuevo Egipto deben de contar
con mujeres. Se ha acabado eso de que solo sean hombres los que deciden.

P. ¿Teme que después de la revolución todo quede igual que antes?

R.
No, ya hemos conseguido que caiga Mubarak y algunos de sus hombres,
pero el problema de las mujeres es crónico y está enraizado en el
patriarcado y la religión. Por eso pedimos una Constitución secular, un
código familiar secular y un Estado secular separado de la religión. Las
mujeres han muerto en Tahrir igual que los hombres y tienen que
tenernos en cuenta.

P. ¿Está de acuerdo con las reformas constitucionales que ha hecho ese comité, que deberán votarse el próximo día 19?

R.
Era un comité muy tradicional. Solo ha hecho pequeños cambios. Nuestra
marcha es para exigir el cambio radical que las egipcias necesitan.

P. ¿No será contraproducente exigir tanto?

R.
No vamos a aceptar la discriminación otra vez después de haber
participado en la revolución. Tenemos que rebelarnos y luchar por
nuestros derechos. No tenemos miedo de perder nada, porque no tenemos
nada excepto nuestra alma.

P. ¿Por qué estalló la revolución?

R. Por acumulación de la opresión y de la corrupción. El régimen era tan corrupto que se hizo insoportable.

P. ¿Qué papel desempeñó la mujer?

R. Todos, incluida la muerte. Estuvimos allí desde el principio, dispuestas a todo y sin diferencias con los hombres.

P. ¿Esperaba algo así?

R.
Soñé con esto desde que tenía 10 años, lo que quiere decir que llevaba
70 años esperando. No me sorprendió porque llevaba toda la vida luchando
por ello, pero la irrupción fue sorprendente. Estoy feliz de haber
llegado viva a la revolución.

P. ¿Pensaba que las egipcias serían tan activas?

R.
A mi casa vienen muchos jóvenes, hombres y mujeres, a los que interesan
mis libros; progresistas con los que debato distintos temas, pero
ninguno creíamos que millones de egipcios tomarían las calles. Son más
de seis millones los que en un momento u otro han estado en Tahrir.

P. ¿Piensa que esto es el despertar de la mujer egipcia?

R.
Si, de las mujeres y de los hombres porque no podemos separar a unas de
otros. La mujer no puede liberarse si el hombre no está liberado, de la
misma forma en que el hombre no se puede liberar sin que la mujer se
libere y todos necesitan un país libre.

P. ¿Cómo está organizando la Marcha del Millón de Mujeres?

R.
En realidad la idea partió de un grupo de hombres jóvenes y
progresistas, que tienen acceso a twitter, facebook y otras redes
sociales. Se organizó en mi casa. Somos un grupo en el que trabajamos
hombres y mujeres.

P. ¿Volverá a El Cairo para la manifestación?

R.
No, no soy indispensable. Tenemos un liderazgo colectivo y son
especialmente los jóvenes los que deben de encabezar la marcha. Yo voy
detrás, soy su respaldo. Dicen que soy la madrina, la madre espiritual
de la revolución.

P. ¿Cuál es la situación de la mujer egipcia en la actualidad?

R.
Hay mucha discriminación. Todavía tenemos poligamia y queremos
abolirla, además el hombre puede divorciarse sin que se tenga en cuenta
para nada a la esposa.

P. ¿La Constitución respalda la poligamia?

R.
Sí, porque dice que el Código Familiar no puede contradecir la sharia
(ley islámica) y la sharia permite la poligamia. Egipto tiene uno de los
códigos familiares más atrasados del mundo árabe.

P. ¿Por eso quería que hubiese mujeres en el comité para la reforma constitucional?

R.
Claro. Mujeres y hombres jóvenes porque pusieron a hombres
tradicionales y religiosos. Tendrían que haber sido hombres y mujeres
seculares.

P. ¿Considera que la elaboración de una nueva Constitución será el principal logro de la revolución?

R.
Sí. Si tenemos una Constitución radicalmente secular y hombres y
mujeres, cristianos y musulmanes son iguales será una gran contribución
frente al Estado tradicional. El secularismo es fundamental para una
democracia auténtica. En los cambios realizados estos días han seguido
manteniendo que Artículo 2 que dice que el islam es la religión de
Egipto y eso debe de desaparecer.

P. ¿Cree que la discriminación tiene un origen religioso?

R.
Sí. La religión es una ideología política y tenemos que separar
religión y política. La mujer no puede liberarse bajo ninguna religión,
ni cristianismo, ni judaísmo ni islamismo, porque las mujeres son
inferiores en todas las religiones.

P. ¿No le parece que este argumento es demasiado radical para Egipto?

R.
No. Cuando estaba en Tahrir me encontré a mucha gente que lo compartía.
Muchos jóvenes progresistas, incluidos muchos hombres de la nueva
generación de los Hermanos Musulmanes.

P. ¿Teme que el nuevo Egipto pueda quedar bajo el control de los Hermanos Musulmanes?

R.
No. Tengo miedo de Estados Unidos e Israel porque ellos serán los que
traigan a los Hermanos Musulmanes. Estuve en Irán al principio de la
revolución de 1979. La revolución iraní al principio fue secular y
socialista pero EEUU se sintió amenazado por una revolución socialista e
impulsó su aborto. Jomeini llegó a Irán de la mano de Francia, Reino
Unido y Estados Unidos. Ellos preferían una revolución religiosa antes
que una socialista. El socialismo es el auténtico enemigo del
capitalismo. En Egipto ha sucedido igual; de repente llevaron a Tahrir a
un respetado clérigo (Yusef el Karadawi, de 84 años y exiliado en
Catar) para que hablara en la plaza. Nosotros estamos en contra de esto,
pero no tememos a los Hermanos Musulmanes porque son una minoría.

P. ¿Qué le pediría al nuevo Gobierno?

R.
Lograr la destitución de Ahmed Shafik (nombrado primer ministro en los
últimos días de Mubarak) también ha sido un logro de Tahrir. Confiamos
en que el nuevo jefe de Gobierno Essam Sharaf apoye la creación de un
consejo presidencial formado por hombres y mujeres honestos que, de
forma transitoria, ejerza el poder que ahora tienen los militares y que
sin prisa -porque hace falta que se formen los nuevos partidos- organice
unas elecciones libres y la redacción de una nueva Constitución
secular.

P. ¿Confía en la voluntad democratizadora del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que ahora dirige Egipto?

R.
No es una cuestión de confianza sino de poder. Si los manifestantes se
van ahora a sus casas y el pueblo no vuelve a hablar, los militares
harán lo mismo que el régimen de Mubarak. Si el poder no ejerce su
poder, sin no hay un Parlamento al que rendir cuentas, Egipto y en
cualquier otro país del mundo caerá en una dictadura. El pueblo que
ejercer su poder. Si los militares no cumplen los compromisos adquiridos
con el pueblo, volveremos a Tahrir. Esto es una revolución.

P. ¿Y usted cree en la revolución?

R. Sí, la revolución no ha acabado. Seguiremos en Tahrir hasta que cumplan.

P. ¿Cree que el nuevo Egipto ha tenido un buen comienzo?

R. Sí, está lleno de esperanza y la esperanza es poder.

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