La industria petrolera se reúne en Madrid mostrando su cara más amable ante la opinión pública mundial, recordándonos nuestra sed de energía barata e ilimitada, y mezclandolo con las manoseadas palabras “responsabilidad social”, “sostenible”, “ética” y “medio ambiente”.

La industria petrolera se reúne en Madrid mostrando su cara más amable ante la opinión pública
mundial, recordándonos nuestra sed de energía barata e ilimitada, y mezclandolo con las manoseadas
palabras “responsabilidad social”, “sostenible”, “ética” y “medio ambiente”.

Las petroleras quieren imponer el mensaje de que debemos apoyar su negocio porque no podríamos
tener una calidad de vida «digna» sin él.

Más de un tercio del consumo energético se apoya en el petróleo (la mitad de éste se destina al
transporte) y una cuarta parte depende del gas. Ambos recursos son no renovables y están controlados
en buena medida por las mismas compañías. La enorme dependencia de estos combustibles crea
gravísimos problemas :

  •  Acelera el empobrecimiento de la mayoría de las poblaciones del sur, estrangulándolas con
    precios impagables por los alimentos y los servicios básicos.

  •  Rige la política internacional hasta el punto de provocar la guerra en regiones con
    yacimientos, como es el caso de Irak y todo Oriente Medio que tiene más del 60% de las
    reservas de petróleo conocidas y el 40% del gas. O como en Nigeria, el mayor productor de
    África, claro ejemplo de cómo el disponer de recursos codiciados puede convertirse en una
    maldición para sus gentes.

  •  Provoca dramáticos desplazamientos de poblaciones, debido al expolio y violencia estructural
    introducido en las zonas de explotación petrolera.

  •  Es la principal causa del cambio climático por sus emisiones de CO2 (el 34% de todos los
    gases de efecto invernadero procede del petróleo y del gas). Provoca la contaminación
    continuada de mares y costas en todo el planeta por el constante transporte de crudo. Incluso su
    procesamiento en refinerías arriesga la salud y seguridad de la población del entorno, a lo que
    se añaden las muertes causadas por el tráfico.

    Somos conscientes de la actual dependencia del petróleo, pero la indiferencia ante la necesidad urgente
    de un cambio de modelo político, economico y social, y el silencio ante los crímenes y saqueos
    cometidos constantemente por las mayores empresas petroleras del mundo, nos harían cómplices de la
    actual crisis en la que sus políticas, entre otras, han sumido al planeta y a sus pueblos.

    Arrastrado por una economía capitalista y globalizada el consumo energético está en aumento tanto en
    paises ricos como en los empobrecidos, cuyo consumo por habitante es muchísimo menor.

    Mientras tanto, la industria petrolera recoge los beneficios de la tiranía que nos ha impuesto el petróleo.
    Enriquecidas como nunca por los precios record del crudo, se preparan a seguir horadando el subsuelo
    en zonas que hasta ahora se salvaron porque era demasiado costoso, como está haciendo Repsol YPF en
    las profundidades del Mar de Alboran o la costa entre Marruecos y Canarias por nombrar dos ejemplos
    cercanos.

    Las petroleras se reunen en Madrid para vendernos la idea de que las consideraciones ambientales y
    los derechos de las poblaciones son secundarios ante la necesidad de extraer crudo.

    Saben que cuentan con la complicidad de los gobernantes, pues siempre se han ocupado de mantener
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    estrechos canales de influencia. Seguramente su mayor éxito haya sido con la administración Bush pero
    los ejemplos están por doquier. Recientemente los gobiernos de la UE, entre ellos el español, han
    promovido acuerdos con algunos países latinoamericanos para proteger inversiones privadas con todo
    el poder de sus estados.

    La industria del petróleo ha emprendido largas campañas de manipulación de la opinión pública al
    servicio de sus intereses. Su imperio económico le permite un acceso sin límites a los medios de
    comunicación y la oportuna “promoción” de expertos o censura de noticias que sean necesarios. Es el
    caso de las vigorosas campañas para negar el cambio climático que buscan desacreditar la gravedad del
    problema o la utilidad de la reducción de emisiones para frenarlo, cuando la realidad ya no puede
    ocultarse.

    El largo brazo petrolero puede convertirse en puño de hierro cuando encuentra oposición. Lo saben
    bién las comunidades indígenas, los pueblos campesinos, l@s trabajadores de las petroleras y l@s
    habitantes cercanos a pozos, oleoductos y refinerías. Much@s de ell@s sufren detenciones arbitrarias,
    agresiones, asesinatos y ataques de ejércitos y grupos paramilitares.

    Es evidente que no hay sostenibilidad ni futuro en el petróleo, que tiene atrapado al mundo en un
    laberinto de problemas sociales, políticos y ambientales de primera magnitud. Sólo se podrá salir de él si
    los países ricos asumen su responsabilidad histórica como principales consumidores de recursos
    energéticos, reducen su gasto de petróleo (y por tanto de transporte) y cambian a fuentes de energía
    verdaderamente limpias y renovables.

    Nada de esto es posible sin una transformación social que rechace la maximización del beneficio
    individual basado en la explotacion del ser humano y la naturaleza.

    Al contrario de lo que proclama, la industria petrolera no es ni puede ser parte de esta transición. No
    está dispuesta a reducir sus beneficios y no cambiará sus métodos si no se ve forzada a ello. Por eso :

  •  Reivindicamos el respeto a la soberania de los pueblos sobre su territorio y sus recursos.
  •  Luchamos por el respeto a los derechos de los pueblos a vetar la explotación petrolera.
  •  Rechazamos la manipulación de la opinión pública y el lavado de cara de las empresas :
    la extracción de petróleo no es ni puede ser “sostenible”

  •  Denunciamos que los gobiernos se escuden en la seguridad energética para avalar
    cualquier proyecto de extracción de petróleo y gas.

  •  Reclamamos modelos energéticos basados en el ahorro, la eficiencia y las renovables, en
    armonía con el entorno y solidarios con los pueblos.

    Nos oponemos a la celebración de este Congreso Mundial del Petróleo y a la hipocresía de las empresas
    y de los gobiernos central, municipal y autonómico que lo apoyan mientras declaran luchar contra el
    cambio climático.

    NO MÁS SANGRE POR PETRÓLEO

    www.nomassangreporpetroleo.org


    Fuente: ESAP