El pasado 11 de agosto se celebró en Tánger el juicio contra lxs militantes de derechos humanos y de Vía democrática Wafa Charaf y Boubker El Khamlichi, resultando un año de prisión para Wafa y la absolución para Boubker.

El compañero Juan Carrique, de CGT Correos de Madrid, presente en el juicio, nos envía esta crónica

LA REPRESIÓN SE CIERNE SOBRE LOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS, pero el Estado marroquí no quiere admitir violaciones a los derechos humanos de sus ciudadanos:

El compañero Juan Carrique, de CGT Correos de Madrid, presente en el juicio, nos envía esta crónica

LA REPRESIÓN SE CIERNE SOBRE LOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS, pero el Estado marroquí no quiere admitir violaciones a los derechos humanos de sus ciudadanos:

Tras la aprobación de la nueva Constitución Marroquí del 2011, el régimen monárquico, espoleado por los cambios sociales impulsados por la primavera árabe, tiene una constante política de hacer creer que se han erradicado las antiguas prácticas estatales de violaciones de los derechos humanos. Pero nada es más falso, bajo ese discurso oficial de cara a la opinión pública nacional e internacional, la realidad sigue siendo tozuda, continúan las mismas vulneraciones a las libertades públicas y los derechos fundamentales. El caso de Ouafa Charef y Boubker khamlinchi es bastante ejemplarizante de la situación actual de Marruecos en materia del respeto a los Derechos Humanos:

El Tribunal de Primera Instancia de Tánger había fijado la vista del juicio el 4 de agosto de 2014 contra los miembros de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos Ouafa Charaf y Boubker Khamlinchi, la primera por “alegaciones insidiosas”, relativa a la denuncia por malos tratos sufridos manos de los agentes de la policía, y el segundo por “obstaculizar la acción de la Justicia”, por una supuesta complicidad en la formulación de la denuncia falsa. Lo que hay detrás de esta investigación judicial no es más que un nuevo episodio de represión política, que el Gobierno, por vía de los Ministros de Interior, monárquico y de Justicia, Mustapha Rami, miembro del islamismo oficilialista, quieren utilizar para lavar la imagen del Estado ante sus ciudadanos y, de paso, criminalizar el movimiento de defensa de los derechos humanos en Marruecos. Toda la actuación policial y la investigación judicial ha estado repletada de irregularidades (ver el testimonio del antiguo preso político y militante actual Boubker Khamlinchi, que acompaña a esta información) para al final mantener a una joven militante en prisión por su actividad social y su pertenencia a la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), al Movimiento 20 de febrero (expresión marroquí de los movimientos sociales similares a los aparecidos en Egipto, Túnez y otros países tras el inicio de la primavera árabe), y el partido político antimonárquico (Vía Democrática). Ser mujer, joven y luchadora, y su participación en la defensa de los derechos de los trabajadores del textil no podía quedar impune, y eso provocó su detención y que los agentes de la policía la sometieran a malos tratos; pero lo que le resultó inadmisible al Estado marroquí es que denunciara formalmente a los agentes solidarios de policía por haberla torturado. La primera sesión que se celebró el 4 de agosto, mientras se concentraban una centena de militantes venidos de distintos puntos del país ante la puerta del Palacio de Justicia, con una amplia representación de abogados con la causa de los derechos humanos. Durante el transcurso de la misma se produjeron numerosos incidentes procesales que finalmente declarar la suspensión para el 11 de agosto, el lunes siguiente, para impedir la continuación de la movilización que se producían en el exterior, que resonaban claramente en la sala de vistas donde el proceso se desarrollaba. Pero la suspensión provisional no impidió que el Procurador del Rey no solicitara la prisión provisional hasta que finalizara el juicio, cuestión que esta que levantó revuelo en las defensas jurídicas que consideraban que se figura legal no estaba contemplada en la ley marroquí.

El 11 de agosto se volvió a celebrar el juicio en el punto en que había sido suspendido la semana anterior y se había convocado una concentración de solidaridad también a las puertas del Palacio de Justicia, pero esta vez estaban desplegados no sólo agentes de la Gendarmería, sino había numerosos miembros de las Fuerzas auxiliares (otra fuerza para-policial) y muy visiblemente agentes de la Seguridad Nacional de paisano (policía política). Tras algunas situaciones tensas entre los concentrados y las fuerzas policiales, un gran dispositivo de la policía secreta se desplegó y detuvo, a Michèle Decaster, presidenta de la asociación francesa de amistad y solidaridad con los pueblos africanos (AFASPA), colaboradora del periódico francés “l´Humanité.” Ello no impidió la continuación de la concentración de los militantes que se encontraban allí, así como que éstos siguieran con los lemas y canciones reivindicativas, haciéndose presente en la sala de vista ya que el eco de los mismos era perfectamente audible allí.

Pero la celebración del juicio continuó plagado de incesantes incidentes procesales, el Abogado del Estado realizaba alegatos provocadores que conducían a altercados dirigidos a justificar una nueva suspensión, manteniendo a Ouafa en prisión; por lo cual los numerosos militantes que llevaban la sala, haciendo un ejercicio de autocontención, permanecían impasibles ante la actitud la Abogacía del Estado. Cuando llegó el momento el Juez realizó un duro interrogatorio, Ouafa más aún que al que la sometió el Procurador del Estado, pero en ningún caso consiguieron que ella se contradijera en su relato de los hechos: tras una concentración de trabajadores del textil, cuando finalizó, unos hombres vestidos de civil, probablemente agentes de la policía secreta, la detuvieron y la metieron en un coche sometiéndola a torturas, liberándola varias horas después. Un Tribunal de Justicia marroquí no puede contradecir la versión oficial de que en Marruecos ya no hay secuestros políticos, así que había convocado al padre, la madre y a la hermana de Ouafa para declarar sobre las versiones de los hechos que en su día dieron a la Brigada de policía que investigó el caso. La familia de Ouafa es una familia humilde y pobre, que vive en un barrio popular, y que por ello tiene el secular miedo a los agentes de la policía, que para ellos representa el poder absoluto de la monarquía marroquí. El interrogatorio les llevó a algunas contradicciones, más formales que otra cosa, debido a en parte a la debilidad de la memoria y a la presión del Tribunal y del Procurador real. Los abogados de las defensas cuestionaron esas contradicciones y que las mismas pudieran invalidar el testimonio de Ouafa, en este sentido fue la declaración de Boubker Khamlichi, acusado de obstaculizar la investigación, que incidía en las consecuencias psíquicas que el secuestro produjo en la salud de Ouafaa e indicó las gestiones realizadas para que tuviera la atención médica adecuada. Y puso a relucir que falta de objetividad del Tribunal que calificaba de “farsa” al testimonio de Ouafa, cuando no había pruebas en contra, sólo algunas contradicciones en los testimonios de la familia, pero que no cuestionaban lo fundamental: que ella había sido objeto de un secuestro y de torturas a manos de agentes de la policía. Los testimonios del presidente de la AMDH de Tánger y otro militante de la misma apuntaron a esa tesis, pero el Tribunal parecía insensible a los hechos que de las declaraciones fueron resultando y sostenía la versión del Procurador real, la versión de una farsa contra el Estado marroquí.

El juicio duró unas 24 horas, con frecuentes interrupciones, pero en todo momento se mantuvo la sala llena de militantes que querían expresar su solidaridad con Ouafa y que no se encontraba sola ante la represión del Estado marroquí. Tras una nueva suspensión de una hora el Tribunal leyó su veredicto ante una sala atenta, un año de prisión y 51.000 dírham de multa; y mientras lo leía Ouafa se fue derrumbando, a pesar de los intentos de Boubker de sostenerla; en toda la estancia se escuchó su incontenible y penetrante llanto, e inmediatamente los agentes la condujeron al furgón policial, de vuelta a la prisión. Sus familiares salieron del edificio, desfallecidos por la larga espera y decepcionados por una Justicia que se les revelaba que tenía ya desde inicio una sentencia escrita, donde la culpabilidad de Ouafa era incuestionable. El presidente de la AMDH de Tánger se dirige a los reunidos con palabras de aliento y sobre todo le insiste en que la lucha continúa, que éste es sólo un episodio, que hay que superar manteniendo la actitud de movilización sostenida.

Juan Carrique

Video de la concentración: www.youtube.com/watch?v=Wxmc…

Equipo de trabajo para el norte de África de la S. de RR. II. de la CGT

http://www.cgtandalucia.org/1-ano-de-carcel-para-la-militante


Fuente: Equipo de trabajo para el norte de África de la S. de RR. II. de la CGT