La energía nuclear no es una opción inevitable : disponemos ya de un conjunto combinado de tecnologías renovables que nos permitirían cubrir varias veces una demanda de servicios energéticos sostenible, un sistema que hay que construir urgentemente, y que es incompatible con las centrales nucleares.

La energía nuclear no es una opción inevitable : disponemos ya de un conjunto combinado de tecnologías renovables que nos permitirían cubrir varias veces una demanda de servicios energéticos sostenible, un sistema que hay que construir urgentemente, y que es incompatible con las centrales nucleares.

Domingo, 11 de abril 2010, a las 12:00 horas desde Plaza Colón de Valladolid.



Es imprescindible cerrar todas las nucleares

Una ofensiva propagandística de la industria nuclear nos invade. Uno tras otro, un coro de empresarios, ex-presidentes de gobiernos, banqueros, creadores y repetidores de opinión, ingenieros nucleares, periodistas y medios de comunicación afines al “lobby” nuclear, junto con algunos dirigentes sindicales adictos al reconocimiento institucional, y una parte de los políticos y presidentes de los gobiernos europeos, se han movilizado para repetir mecánicamente un catecismo de ideas que hay que hacer arraigar a cualquier precio.

Las ideas son simples ; las cifras, inexistentes ; los argumentos, parciales cuando no falsos. En conjunto, una estrategia «goebbeliana» de eficacia probada en tiempos de crisis : recurso al miedo —a la escasez energética, al precio del petróleo, al cambio climático, etc.—, combinado con la exigencia de que necesitamos hacer un “sacrificio razonable”, único camino ante aquello que se presenta como innegociable : “las demandas crecientes de la sociedad”.

El «sacrificio razonable» consiste en cerrar los ojos ante los riesgos de la energía nuclear y «apostar» por su desarrollo futuro, dándole una especie de «segunda oportunidad».

La energía nuclear es una fuente energética no renovable que supone un fracaso económico y una amenaza para la seguridad de las personas y el medio ambiente. Para conseguir la legitimación social de la energía nuclear, la industria debe recurrir a más opacidad, más medias verdades y más mentiras, así como a comprar la voluntad de más de un representante municipal.

Los residuos radiactivos de alta actividad, generados en las centrales nucleares, son productos con un gran potencial radiotóxico (consideremos el caso de los 400.000 años de vida activa del plutonio), y para los que no existe solución técnica satisfactoria en ningún país del mundo.

Cuando incluso la misma industria cuestiona la viabilidad de enterrar estos residuos en profundidad (almacenamiento geológico), se nos quiere convencer de que los Almacenes Temporales Centralizados (ATC), con una vida máxima de unos 60 años, son la solución para unos residuos que emitirán radioactividad durante miles de años, en un escenario carente de un calendario de cierre de estas centrales y de su sustitución paulatina por fuentes renovables. Una opción que solo favorece los intereses de la industria nuclear.

Lo cierto es que no existe solución técnica, ni se prevé que exista en un futuro a medio plazo, que garantice la gestión definitiva de los residuos radiactivos, una razón más para cerrar cuanto antes las centrales nucleares que los producen.

Abandonar la energía nuclear es tan solo una cuestión de voluntad política, no hay ningún problema técnico, energético o económico que lo impida. Es lo deseable desde la óptica ciudadana y medioambiental.

Por otra parte, las averías continuadas reducen el porcentaje de generación eléctrica de unas nucleares envejecidas, y causan descensos repentinos de entrada de energía en el sistema eléctrico. La liberalización del sistema eléctrico ha provocado una erosión de la cultura de seguridad, lo que eleva el número de dichas averías e incrementa el riesgo de accidente. Las centrales nucleares han favorecido el desbocado crecimiento de la demanda energética, ya que producen siempre la misma cantidad de electricidad a la que hay que dar salida, haya o no demanda ; lo que se contradice con un sistema energético sostenible, que solo será posible sobre las bases del ahorro y la eficiencia. A su vez está suponiendo un freno en el desarrollo de las energías renovables ya que se dificulta su entrada en red.

La energía nuclear no es una opción inevitable : disponemos ya de un conjunto combinado de tecnologías renovables que nos permitirían cubrir varias veces una demanda de servicios energéticos sostenible, un sistema que hay que construir urgentemente, y que es incompatible con las centrales nucleares.

Desde CGT consideramos imprescindible el cierre de todas las centrales nucleares.

EL CEMENTERIO NUCLEAR ES UN ENGAÑO PARA EL TERRITORIO


Manifiesto de CGT CyL-C sobre centrales nucleares

Posicionamiento y recurso de CGT por el cierre de Garoña


Fuente: CGT CyL-C