Resulta imposible calcular el número de concentraciones que convoca CGT a lo largo de un año. De hecho, siempre nos sobran razones para hacerlo… En aquella ocasión, enero del año 2000, como en tantas otras, la convocatoria fue por un despido masivo que afectaba a varios centenares de trabajadores. Era el 4 de enero y vivíamos en plena era “Ansuategui/Aznar”. Pocos meses después nos volvieron “a currar” en la Gran Vía, sin consecuencias judiciales ; pero ese 4 de enero fue en un polígono apartado, sin testigos mediáticos, y la policía “no se cortó ni un pelo”.

Resulta imposible calcular el número de concentraciones que convoca CGT a lo largo de un año. De hecho, siempre nos sobran razones para hacerlo… En aquella ocasión, enero del año 2000, como en tantas otras, la convocatoria fue por un despido masivo que afectaba a varios centenares de trabajadores. Era el 4 de enero y vivíamos en plena era “Ansuategui/Aznar”. Pocos meses después nos volvieron “a currar” en la Gran Vía, sin consecuencias judiciales ; pero ese 4 de enero fue en un polígono apartado, sin testigos mediáticos, y la policía “no se cortó ni un pelo”.

El compañero Luis Marcos Rivera, militante del Sindicato de Limpiezas de Valladolid, acudió ese día como tantas otras veces, sin importarle la fecha, las vacaciones, si llovía o si tronaba. Siempre solidario y combativo, ese día se vio atropellado, detenido, apaleado y, finalmente, encausado y ahora debe afrontar una petición del fiscal de siete años y medio de condena. El compañero Luis, que nunca ha confiado en una ley hecha a la medida de los poderosos y de los intereses del Estado, corre el riesgo aquí y ahora, a pesar de su inocencia, de sufrir una condena que le puede hundir la vida.

Se dice pronto, se lee rápido, pero el “número” de la mala suerte nos podía haber tocado a cualquiera de nosotras o nosotros. Una vez más la ley es implacable con los luchadores y los solidarios. Por eso el día 7 de noviembre, no se juzga al compañero Luis : el 7 de noviembre se juzga a la CGT. Ese día se juzga nuestra manera de ser, de pensar, de hacer, de ver las cosas… Por eso, el 7 de noviembre toda la afiliación junta debe demostrar quienes somos y por qué estamos en CGT. El día 7N, a las puertas de la Audiencia Provincial de Madrid, habrá cientos de banderas rojinegras que constaten nuestra identidad, demostrando cómo CGT entiende la solidaridad y el apoyo mutuo. El 7N se juega la libertad de un compañero. Aunque llueva o truene quienes alguna vez hemos convocado, participado, actuado… Estaremos a las puertas de ese juzgado.

El día 7N será, fundamentalmente, una demostración de solidaridad y de reivindicación antirrepresiva.

¡El 7 de noviembre, tod@s con Luisito !


Fuente: Gabinete de Prensa Confederal