“El día 10 de marzo de 1923, en pleno distrito quinto, el barrio más populoso de la Barcelona Obrera, en plena calle de la Cadena, cuando las tiendas, bares y tabernas están más concurridas, cuanta más gente deambula por la calle, en las horas menos propicias para el crimen, caían para siempre con la cabeza y el cuerpo destrozados a balazos los que fueron hasta el momento Seguí y Comas.
Victima este último de ser amigo y compañero del Noy y de ir juntos en aquel momento. Por aquellos días, el pavor, el odio y la venganza se habían apoderado de todas las clases sociales.” José Viadiu. Salvador Seguí, Noy del sucre, 1930.


“El día 10 de marzo de 1923, en pleno distrito quinto, el barrio más populoso de la Barcelona Obrera, en plena calle de la Cadena, cuando las tiendas, bares y tabernas están más concurridas, cuanta más gente deambula por la calle, en las horas menos propicias para el crimen, caían para siempre con la cabeza y el cuerpo destrozados a balazos los que fueron hasta el momento Seguí y Comas.

Victima este último de ser amigo y compañero del Noy y de ir juntos en aquel momento. Por aquellos días, el pavor, el odio y la venganza se habían apoderado de todas las clases sociales.” José Viadiu. Salvador Seguí, Noy del sucre, 1930.

El asesinato de Salvador Seguí, probablemente a manos de pistoleros del Sindicato Libre, significó la desaparición de la figura carismática del sindicalismo revolucionario barcelonés. ¿Y quién fue, o mejor dicho que sabemos hoy de quien encabezo una poderosa organización obrera, epicentro de la vida social y política de la Cataluña de los primeros treinta años del siglo XX ? Lo primero que sabemos es que nació en Lérida el 23 de septiembre de 1887 y que su nombre completo era Salvador Seguí y Rubinat.

Hijo de un trabajador de la industria de la panificación, que emigró con su familia a Barcelona un año después de su nacimiento. Su curiosidad innata le llevó a ir adquiriendo una formación de autodidacta al mismo tiempo que se iba integrando en el ambiente de lucha obrera de aquellos años finales del siglo XIX.

Su nombre y apodo se hacen más conocidos desde 1907, año en que se funda el periódico Solidaridad Obrera y del cual Seguí se hace un asiduo colaborador. Su adhesión al movimiento obrero de carácter libertario se hace firme a partir de los hechos llamados La Semana Trágica acaecidos en 1909, en realidad una protesta popular contra la guerra en Marruecos y que derivaron en una ola de violencia que asoló Barcelona. Como consecuencia de su participación en los mismos debió abandonar Barcelona y refugiarse en un pueblo, Gualba, a la espera de que cesara la represión. De regreso a Barcelona, participa en el congreso fundacional de la CNT, celebrado en 1910.

En 1915 fue elegido secretario general de la Federación del Ramo de la Construcción de la CNT, al año siguiente fue nombrado Secretario del Ateneo Sindicalista, pero en realidad se había convertido (aunque el término no resulte adecuado) en el líder indiscutible de la CNT.

En 1919 fue el año en el que la organización obrera alcanzó su cenit, puesto de manifiesto a la larga y dura huelga conocida como la de La Canadiense, empresa que producía la electricidad de Barcelona, que se tradujo en una victoria obrera tras cuarenta días de lucha.

Pero esta victoria dio lugar a un radical cambio en la acción de la clase capitalista catalana. Para detener el evidente avance de la clase obrera, decidieron pasar a lo que hoy llamaríamos la vía armada (los años del pistolerismo), apoyados por sectores de los partidos de la derecha, del ejercito y la policía, mediante : la creación de una milicia armada de patronos y burgueses, el somatén ; la aplicación sistemática del lock out o cierre patronal ; creación del Sindicato Libre, para encuadrar a los esquiroles ; organización de bandas de pistoleros mercenarios para proceder al exterminio de los militantes y así descabezar al movimiento obrero.

A partir de ese momento se desencadenó una verdadera guerra de clases en Barcelona, y en la cual, la cabeza de Salvador Seguí era el trofeo más preciado. En Noviembre de 1919 fue objeto de un primer atentado. El intento se repitió en Enero de 1920.

Las precauciones que adoptó le mantuvieron vivo durante algunos años, pero viendo caer a algunos de su más preciados colaboradores, como Evelio Boal, muerto en 1921 o Ángel Pestaña gravemente herido en 1922. En dos años fueron asesinados 523 obreros en Barcelona. Y uno de ellos fue Salvador Seguí.