Los movimientos feministas sostenemos en este país un esfuerzo desde hace décadas para que se reconozca la igualdad de derechos entre las mujeres y los hombres, respaldada en la Constitución Española de 1978, (artículo 14) o la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo. A pesar de este esfuerzo –que continúa el emprendido por nuestras abuelas, madres, amigas – para que no se nos considere un subproducto humano de segunda con funciones meramente reproductivas y de cuidados, a día de hoy se siguen vulnerando nuestros derechos como ciudadanas, trabajadoras y personas.

– Las mujeres cobran menos que los hombres en el mundo empresarial.

– Las mujeres cobran menos que los hombres en el mundo empresarial. La brecha salarial es mayor si se mide por rendimiento (41,3%) que por ganancia media por hora (19,3%).

– La tasa de desempleo femenina es mayor a la masculina y en estos tiempos de crisis no deja de aumentar en mayor porcentaje, a pesar de que la tasa de mujeres que finalizan estudios superiores en España es mayor que la de los hombres.

– Tampoco se reflejan las proporciones de mujeres y hombres en la población española, con su representación en los altos cargos de empresas, públicas o privadas, de manera que los puestos de mayor responsabilidad y remuneración los siguen ocupando predominantemente los hombres.

Por otra parte, los cambios legislativos en materia de tasas judiciales, recortes en las prestaciones de la Ley de Dependencia, políticas de inclusión social, etc…, todo ello no hace más que exacerbar las desigualdades sociales, que en el caso de las mujeres se suman al factor de discriminación por razón de sexo.

De esta forma, encontramos que, en lugar de caminar hacia una sociedad liberadora que respete a las personas sin ninguna discriminación y que como mínimo acate las normas a las que supuestamente se somete, estamos avanzando hacia una oscura realidad sometedora, esclavizadora y fuertemente discriminatoria que impone su patriarcado capitalista más salvaje.

Tal vez es hora de que las mujeres comencemos a trabajar hacia una nueva cultura feminista, dando un paso más hacia la unión de objetivos de lucha para conseguir combatir el patriarcado no solamente con palabras sino con acciones que consoliden un movimiento solidario entre mujeres. Para ello tenemos un concepto: LA SORORIDAD, herramienta que tiene una fuerte dimensión ética, política y práctica del feminismo contemporáneo, y que nos sirve para construir alianzas existenciales y políticas.

La alianza de las mujeres en el compromiso es tan importante como la lucha contra otros fenómenos de la opresión como el patriarcado. Se centra en crear espacios en que las mujeres puedan desplegar nuevas posibilidades de vida, para contribuir con acciones específicas a la eliminación social de todas las formas de opresión y en el apoyo mutuo para lograr el poderío genérico de todas y al empoderamiento vital de cada mujer. Es una experiencia de las mujeres que conduce a la búsqueda de relaciones positivas para luchar juntas.

Frente a ello, las mujeres de la CGT, miramos hacia delante, con la frente bien alta y nos unimos para defender nuestros derechos, empoderarnos y sororizarnos. Queremos que el mundo donde nos ha tocado vivir, nos incluya desde un lenguaje no sexista, nos reconozca, sea respetuoso, solidario, liberador y no nos recorte nada más. Al revés, nosotras nos unimos para sostenernos, animarnos, capacitarnos y seguir luchando por nuestros derechos y los de cualquier persona discriminada.

Como decíamos hace tiempo, la revolución será feminista o no será.

¡LIBERTAD, IGUALDAD Y SORORIDAD!

Secretaría de Mujer SP Confederal


Fuente: Secretaría de Mujer SP Confederal