Ante la inminente inauguración del AVE a Valencia, se avanza hacia la consolidación de un transporte ferroviario insostenible, de muy alto coste económico y al que la mayoría de ciudadanos no puede acceder.

Ante la inminente inauguración del AVE a Valencia, se avanza hacia la consolidación de un transporte ferroviario insostenible, de muy alto coste económico y al que la mayoría de ciudadanos no puede acceder.

Ecologistas en Acción retoma los argumentos que lleva exponiendo desde que los sucesivos gobiernos apostaron por esta opción, dejando al ferrocarril convencional, utilizado por la mayoría de los ciudadanos, en la ruina. Si todas las inversiones realizadas en AVE se hubiesen repartido por la red de ferrocarril existente, las mejoras de velocidad y servicios habrían favorecido a mucha más gente, en menos tiempo y con menor impacto ambiental.

Cuando en España se decidió apostar por el tren de alta velocidad, a imitación del francés TGV, éste estaba ya siendo fuertemente cuestionado. Actualmente la mayoría de países europeos no se plantean hacer líneas nuevas de alta velocidad, y sin embargo, muchos de ellos tienen magníficas redes ferroviarias, que es precisamente de lo que carece España. Incluso en Francia, tras replantearse el modelo de alta velocidad paralizaron todas las nuevas líneas en construcción y se adaptaron a las infraestructuras ya existentes.

El ferrocarril convencional –los conocidos como Regionales, Cercanías y Larga Distancia–, es utilizado por la inmensa mayoría de los usuarios, pero recibe sólo el 17% de las inversiones. Al contrario, el Tren de Alta Velocidad recibe un 76% de las inversiones. La mejora de las líneas convencionales permitiría circular a velocidades de hasta 220Km/h, consiguiendo tiempos muy competitivos comparados con el AVE, cuya velocidad media es de 222km/h, pero con sólo una cuarta parte de la inversión y un gran ahorro energético, además de unos impactos ambientales y territoriales más reducidos.

Con este sesgo de las inversiones no es de extrañar que estemos a la cola de la UE en el transporte de mercancías por ferrocarril : en España sólo un 3,8% de las mercancías viajan en tren, frente al 22% de Alemania o el 18% de media en la UE. Hay que recordar que las líneas de alta velocidad no permiten el tránsito de mercancías sobre ellas.

Otro punto a resaltar es el elevado aumento de las tarifas e incremento del coste público. El precio del billete a Valencia casi se duplica (aumenta un 68% con respecto al ALARIS, pero comparado con el Regional el incremento de precio es del 221%). Lo mismo sucede con los trayectos intermedios Madrid-Cuenca y Albacete-Valencia. Sin embargo y lo que es peor, estas elevadas tarifas no amortizan el coste de esta infraestructura, que siempre será deficitaria a pesar de los altos precios de los pasajes.
Tras la apertura de la línea de AVE Madrid-Valencia, tal y como ha ocurrido en los demás corredores ya existentes, los trenes regionales serán suprimidos o drásticamente reducidos. Esto significa el fin de la accesibilidad ferroviaria a importantes poblaciones : Ocaña, Tarancón, Requena, Villarrobledo, Almansa… que quedan desconectados del tren y dependientes de la carretera.

¿Ahorro de tiempo ?

Uno de los argumentos que más se utilizan a favor del AVE es el ahorro de tiempo que permite. Pues bien, el tiempo de trayecto en esta nueva línea será de 1h 50’ con paradas intermedias o 1h 35’ en los servicios directos entre Valencia y Madrid. Sin embargo, si se hubiera mejorado la línea preexistente por Albacete –tal y como estaba previsto hace 20 años– el tiempo se habría reducido a 2h 15’, pero a un coste económico mucho menor, con bastante menos daño ambiental y territorial, en un plazo muchísimo más corto y con tarifas más accesibles. En definitiva, se han gastado nada menos que 6.600 millones de euros para ahorrar unos pocos minutos, algo que desde ningún punto de vista puede ser considerado positivo, y menos en estos tiempos de crisis.

Ecologistas en Acción quiere recordar, además, que los nuevos trazados ferroviarios fragmentan aún más un territorio ya castigado con demasiadas infraestructuras, creando un grave efecto barrera entre ecosistemas. Además, el AVE sólo da servicio a las principales ciudades, ignorando el territorio que atraviesan.

Por si fuera poco, frente a las faraónicas inversiones en alta velocidad ferroviaria, el Ministerio de Fomento se está planteando eliminar un buen número de líneas de media distancia (algo que, según el compromiso del Ministerio, se iba a definir antes del 30 de noviembre pasado).

En definitiva, para Ecologistas en Acción la política seguida por el Estado español en relación con la alta velocidad ferroviaria dista mucho de de ser sensata, justa o sostenible. La política todo AVE, junto a la presión privatizadora del sistema ferroviario, amenaza la existencia de un ferrocarril social, público y sostenible como el que proponemos muchos grupos sociales que venimos expresando nuestro rechazo a este modelo a través de diferentes protestas en Madrid, Cuenca, Albacete y Valencia.

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