¡Abajo las fronteras !, ¡No seamos cómplices del crimen !
Editorial del semanario anarquista pontevedrés La Campana, correspondiente nº 25 del 10 de octubre de 2005. Denuncia el brutal contubernio de los gobiernos español y marroquí para deshacerse de miles de personas que buscaban trabajo o asilo a las puertas de Ceuta y Melilla. La Campana reitera su llamamiento a la movilización de los libertarios.
¡Abajo las fronteras !, ¡No seamos cómplices del crimen !

Editorial del semanario anarquista pontevedrés La Campana, correspondiente nº 25 del 10 de octubre de 2005. Denuncia el brutal contubernio de los gobiernos español y marroquí para deshacerse de miles de personas que buscaban trabajo o asilo a las puertas de Ceuta y Melilla. La Campana reitera su llamamiento a la movilización de los libertarios.

Decíamos en el anterior editorial de La Campana : «La frontera de España con África, homicida y sangrienta como todas las fronteras políticas nacionales, se ha cobrado esta vez, en apenas dos semanas, 27 vidas». Fueron otros tantos asesinatos -selectivos en su función, pero azarosos en cuanto al nombre personal de la víctima- de personas cuyo «delito» era intentar pasar a España y la UE en busca de trabajo o asilo.

Ha pasado una semana : Ahora mismo y desde hace días, una caravana de la muerte traslada a unos 2000 inmigrantes africanos en condiciones inhumanas a distintos puntos del sur desértico de Marruecos. Unos habían sido entregados por el gobierno español a la gendarmería de Marruecos para que se deshiciese de ellos de «algún modo». Otros habían sido capturados por la propia policía marroquí en zonas próximas a Ceuta y Melilla, atendiendo las reclamaciones cada vez más imperiosas de las autoridades españoles y europeas.

Se sabe que algunos de los arrestados ya han fallecido de sed y gangrena.Otros muchos, quizá cientos, andan perdidos, agonizantes bajo el cielo sin lluvia. Otros lograron sobrevivir, pero nadie sabe hacia donde los llevan en viejos autobuses, esposados, privados de agua, alimentos, higiene y cuidados sanitarios y, sobre todo, enloquecidos de miedo y desesperación.

Respecto de estos, cualquier «solución» es posible, salvo ahora mismo, matarlos discreta y rápidamente. Lo que, por otra parte y con toda probabilidad habrían decidido hace una semana los ejecutivos de España y Marruecos, pues la cantidad de sangre que puede absorber el desierto sin que la belleza del amanecer sobre la arena llegue a sufrir lo más mínimo solo es equivalente a la que puede diluirse en el impasible mar, tras el naufragio de una patera. A modo de ejemplo, baste recordar que en su visita a Ceuta la semana pasada, la vicepresidenta del gobierno, Fernández de la Vega, «anunció la primera devolución de subsaharianos pactada con Marruecos. Los primeros inmigrantes forzados a regresar a Marruecos tras haber logrado pasar la valla de Melilla son 70 personas de la región del Sahel de Mali, devastada por una plaga de langosta en 2004» (El País, 7 de octubre). Tres días después de esta entrega, nada se sabe del paradero de esas personas, pese a que los responsables de Médicos Sin Fronteras llevan buscándolos afanosamente desde el viernes.

Así pues, no pudiendo ahora mismo matarlos, siempre hay alternativas en este glorioso orden mundial de principios de milenio. Pueden ser abandonados ante los campamentos saharauis de Tinduf, en el suroeste de Argelia … O bien, construir un campo de concentración en algún desolado lugar del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, … O bien, arrearlos hacia Mauritania, pues la población que en este país se está muriendo de hambre apenas podrá notar unos pocos cientos de famélicos más, sobre todo si la Unión Europea unta como es debido a los funcionarios y políticos aliados, financia unas pocas latas de comida y materiales de primera necesidad y las ONG’s trasladan al infierno unas pocas tiendas de campaña. En cualquier caso, la UE ya tiene previstos en sus presupuestos 250 millones de euros para estos mafiosos menesteres, en concepto de «programas de asistencia técnica y financiera para el control de las fronteras, AENAS». Tales 250 millones han sido prometidos a Marruecos, pero por razones varias todavía no se los entregaron. Ahora lo serán, una vez que Marruecos y España han arrojado sobre la mesa las espantosas escenas que todos llevamos grabadas en la retina.

Sea cual sea la solución -y las dos últimas tienen grandes posibilidades- la ONU y la UE, a petición de España ampararán y legitimarán toda la operación, por más angustiosa que resulte y vulnere dramáticamente los más elementales derechos humanos. Cabe preguntarse, ¿Cómo se ha llegado a esta situación ? ¿Cómo ha llegado el gobierno socialista a decidirse abiertamente a conducir a la muerte a decenas de personas que habían llegado sus puertas pidiendo asilo y trabajo, abandonándolos en manos de la policía marroquí, con acreditada predisposición a actuar como verdugo y torturador, incluso de sus propios conciudadanos ? Un gobierno español que, al mismo tiempo que urdía estas desgracias, ofrecía un homenaje al presidente mexicano Lázaro Cárdenas, por la acogida que en su momento había dado a los exiliados republicanos españoles tras la victoria de Franco y el fascismo.

¿Cómo es posible tanta hipocresía ?

Sencillamente que un Estado, un gobierno no pueden tolerar que grupos de desesperados desafíen su Frontera. Que lleguen a «avalanzarse de modo resuelto contra la espinosa alambrada, con sus solos cuerpos y manos» y no se limiten a entrar clandestinamente, humilladamente, temblando de miedo y frío, a la Ley y la Frontera que sortean, pero no combaten. Este fue el «espectáculo» que el gobierno español no pudo soportar y le llevó directamente al crimen. Un crimen que está en la base de la construcción de todos los Estados nacionales y nacionalismos : la Frontera.

Toscas escaleras de madera, jirones de piel y harapos, carreras, cuerpos enredados en ovillos de acero, cuerpos tras alaridos que salen de sus propias gargantas … son otros tantos testigos de una voluntad que se yergue insumisa, debido a la desesperación acumulada durante meses en los bosques de Ben Younes y Gurugú. Esa voluntad ha de ser quebrada, por el procedimiento que sea, y así lo vienen repitiendo hasta la saciedad todos los personajes políticos y mediáticos que participan de este crimen. Zapatero : «Hacer respetar la Ley es el primer deber nacional» ; Rajoy : «Escarmiento necesario» ; Moratinos : «Nunca los clandestinos han sido tan agresivos».

La Campana se emplaza a sí misma y hace un llamamiento a todos los anarquistas, a todos los trabajadores internacionalistas y a todas las personas de bien, a solidarizarse con esa voluntad y a desafiar abiertamente la Ley de las fronteras, pues respetarla en estos momentos es hacernos cómplices de la caravana de la muerte urdida por los gobiernos español y marroquí.

NOTA : La CGT de Pontevedra y la Campana convocan una manifestación de protesta por estos hechos para el próximo viernes, 21 de octubre, bajo los lemas «¡No seamos cómplices del crimen !, ¡Dejadlos pasar !, ¡Abajo las fronteras !».


Par : La Campana



Fuente: La Campana