La acción humanitaria hacia el nordeste del departamento de Antioquia desarrollada del 23 al 29 de febrero del 2004, permitió corroborar informaciones acerca de la grave crisis humanitaria que vienen padeciendo estas comunidades y la sistemática violaciones de los derechos humanos por parte del estado Colombiano a través de sus diferentes estrategias de guerra y abandono social a ésta y otras regiones del país que se manifiesta en la miseria generalizada, en el olvido, el miedo y la muerte.

La acción humanitaria hacia el nordeste del departamento de Antioquia desarrollada del 23 al 29 de febrero del 2004, permitió corroborar informaciones acerca de la grave crisis humanitaria que vienen padeciendo estas comunidades y la sistemática violaciones de los derechos humanos por parte del estado Colombiano a través de sus diferentes estrategias de guerra y abandono social a ésta y otras regiones del país que se manifiesta en la miseria generalizada, en el olvido, el miedo y la muerte.

El objetivo inicial de la acción humanitaria fue el acompañamiento a las comunidades campesinas ubicadas en las veredas Cañaveral del municipio de Segovia y el porvenir del municipio de Remedios, llevar hasta estos olvidados rincones del departamento algunos víveres, medicamentos, brigadas medicas y odontológicas ; además recoger testimonios de los campesinos acerca de sus vivencias, de sus temores, expectativas y descarnados recuerdos que dejan al desnudo el horror y la atrocidad que han vivido por muchos años, sin que salgan a la luz publica, porque la guerra mediática los in visibiliza y los condena al olvido con su indiferencia y parcialidad. Fueron alrededor de 31 organizaciones sociales, sindicatos, Ongs de derechos humanos de carácter regional, nacional e internacional y organizaciones campesinas las que impulsaron y acompañaron esta acción humanitaria que pretendía rebasar la acción asistencial y propiciar un clima de confianza en estas comunidades por medio de la lúdica, la atención psicosocial, el encuentro cultural y el rescate de la memoria histórica a través de sus relatos y los testimonios que quedaron consignados en los archivos visuales y fotográficos.

Pese a que se suministro la información suficiente ante los organismos de control y las fuerzas militares sobre el evento, el ejercito trato de impedir por todos los medios nuestra llegada hasta las comunidades campesinas. Justo un día antes de nuestro arribo al municipio de Segovia el ejercito bombardeó y rafagueó la vereda el piñal, punto de encuentro para las comunidades que tenían previsto asistir a la acción humanitaria y trataron de persuadir la caravana para que desistiera de su acometido y se retirará de la zona. No obstante continuamos el recorrido hasta llegar por fin a la vereda cañaveral donde nos recibieron alrededor de 300 campesinos provenientes de varias veredas de la zona, dentro de los cuales algunos se encontraban sufriendo de diferentes tipos de enfermedades, en especial las que mas se presentan en la región como el paludismo que representa en promedio 4.500 afectados por año entre adultos y niños y otras tantas que no son atendidas por la falta de puestos de salud. A dicha situación se suma la restricción que los grupos paramilitares ejercen sobre los promotores de salud de portar medicamentos, porque sustentan que ésta droga va destinada a los grupos insurgentes que operan en la región. Tampoco se cuenta con suficientes escuelas para brindar una mínima educación a los pobladores de la zona por falta de educadores, dotación y presupuesto. Para completar este tétrico panorama de crisis social y humana, esta el terrible estado de las vías, que no son vías, sino trochas impenetrables donde tardamos 24 horas para ir desde Barranca hasta la vereda el Porvenir por su pésimo estado.

Segovia y remedios son dos municipios del nordeste Antioqueño donde el conflicto social y armado que se desarrolla desde hace mas de una década a dejado a paso un alto numero de murtos en asesinatos selectivos y masacres a diferentes líderes y campesinos de la región, desplazamiento a gran escala (solo queda el 20% de la población que había hace tres años), diferentes crímenes de lesa humanidad que se desarrollan de manera abierta bajo el manto de la impunidad. En estas veredas la presencia del estado solo se siente en los uniformes y en la bota militar que se apuesta alrededor de los caminos, los filos de la montaña y la presencia conjunta del ejercito y los paramilitares en los cascos urbanos. Pese ha esta fuerte presencia militar que siempre ha existido en la región, el 11 de noviembre de 1988 fueron asesinados en el parque de Segovia 52 pobladores por miembros de los paramilitares que en tres horas sembraron en terror en este municipio sin que el ejercito ni la policía hiciera un solo disparo para evitar esta barbarie( informe de habitantes de la zona), Luego de esta terrible incursión siguieron apareciendo muy seguidamente varios cadáveres de campesinos que fueron engrosando la lista negra de asesinatos, torturados y desaparecidos, que hasta la fecha se vienen presentando, aunque en menor medida porque ya el control social y el miedo se apoderó de la población.

Algunos testimonios de los pobladores confirman que la extensa lista de crímenes de lesa humanidad contra la población civil de esta región persiste y la guerra integral de estado se ensaña contra ellos violando el derecho internacional humanitario y la integralidad de los derechos humanos.
v El 15 de octubre del 2003 los paracos amenazaron de muerte a una señora por presunta colaboradora de la insurgencia. Eso fue en el pueblo de Remedios. Cerca de la residencia donde estaba ella, está el puesto de la policía. En la mañana, una persona le advirtió y otra persona le ayudo a que no le hicieran nada. Ella habló con el paraco y le perdonaron la vida. Pero luego escucho rumores de que la buscarían. El paraco e alias “el moreno”, es de los soldados profesionales del plan especial #8.
v El 20 de enero del 2003 mataron a Eduardo montes, de 37 años, el paso de la mula. El había ayudado mucho a la gente y tenía ganado. Venía en la chiva, lo bajaron, lo amarraron, lo asesinaron y lo torturaron.
v En Remedios sacaron de su casa a una señora con 5 hijos. La torturaron y la asesinaron en el sitio la Argollita. Es un sitio sin casas, es un matadero. Paso obligatorio para llegar a la base militar el pollo.
v En enero del 2004 hubo atropellos por grupos paramilitares. Cambió el jefe paramilitar. Los paracos llegaron hasta la vereda diciéndoles a los comerciantes que acabaran con lo poquito que tenían, que él venía para limpiar la zona de guerrilla. En el alto San Juan quemaron casas y robaron ganado. En San Pablo los paracos están a 15 metros del puesto del ejército. Piden facturas a la gente por cada mercado (testimonio de una campesina que se desplazado desde esta zona hacia la vereda Cañaveral para dar su testimonio).
v El 10 de enero del 2004 entraron como bloque Central Bolívar B.C.B a la vereda Lejanías y reunieron a la gente. Mataron a un señor ahí mismo y el otro lo tenían amarrado y lo mataron el lunes en la mañana. Las dos víctimas se llamaban Germán Gil y Leonardo Correo. Violaron a la señora de Leonardo, Odila, delante los hombres. El comandante paramilitar se llama Pablo.

No se trata de llenar este breve informe con todos los testimonios suministrados por la víctimas, solo se trata de ilustrar un poco el horror que a diario viven los pobladores y resaltar la valentía de algunos pobladores que desafiando el miedo y la muerte se atreven a denunciar estos atropellos porque el nudo en la garganta y el dolor ya no los deja callar.

Como se vive el bloqueo en la región (testimonios y vivencia)
Una familia de las veredas de esta región solo puede comprar entre 100.000 y 120.000$ de mercado al mes. Las personas tienen que hacer lista de mercado, ir al granero y con esa lista debe presentarse en la casa rosada (cede del ejercito en el casco urbano de Segovia) y mostrar la lista. El encargado pone su sello para que pueda comprar sus alimentos. En el camino hacia las veredas el ejército tiene dos sitios donde normalmente montan retén y comparan el mercado con la lista y lo comparan a precios fijados por ellos.

Siendo la vereda Cañaveral una terminal de mulas (sitio donde llegan los animales de carga), el ejército no deja entrar cuido para su alimentación. También prohíben la entrada de más de una pimpina de gasolina a pesar de que las famitas que viven de la madera, que son la gran mayoría, necesiten al menos cuatro pimpinas por semana. El bloqueo también lo constituye la falta de vías de penetración, la atención social y la restricción del ejército y los paramilitares para que los campesinos puedan sembrar comida como parte esencial en la seguridad alimentaria de la población. Quien haya estado en la acción humanitaria pudo constatar la tala indiscriminada de bosques para la ganadería extensiva que beneficia los intereses de grandes ganaderos, terratenientes y narcotraficantes de la región. No se ve cerca a las veredas un cultivo de yuca, maiz fríjol o otra especie de pan coger porque los paramilitares los queman aduciendo que estos van alimentar a la guerrilla. Es por estas y otras razones que la mayoría de los campesinos solo tienen como sustento la venta de madera y la explotación artesanal de la minería. Para sacar la madera tienen que adentrarse cada vez mas hacia el monte acabando con los pocos recursos madereros que le quedan a la región y causando un grave problema al ecosistema a causa del modelo económico y la estrategia de guerra que se impone en la región a la población campesina. En las veredas esperan a los compradores que ahora pagan mas barato, debido a la “cuota” exigida por los paramilitares para todo aquel que se atreva a sacar algún producto de la región hacia los cascos urbanos. En la minería el sistema de explotación y usurpación hacia los campesinos funciona igual o peor. De cada gramo de oro, los mineros deben “dar” la mitad a los paramilitares que son los que se encargan de intimidar a los vigilantes de la Frontino Gold Mines Company para que dejen trabajar ilegalmente a los mineros.

Este oscuro panorama que cunda en la región deja entrever esa presencia estatal que se evidencia en los camuflados de doble brazalete y las botas militares que se apuestan alrededor de los caminos y los filos de las montañas como amenaza constante a la organización social y a la vida de los campesinos de estas olvidadas comunidades. Pese a todo esto, las comunidades campesinas del nordeste Antioqueño se atreven a reclamar, aun consientes de los riesgos que se corre al denunciar y ser escuchados, ya han sido bastantes las humillaciones, la indignidad, barbarie y la injusticia, ya la muerte importa poco sino se puede vivir dignamente. Sus campesinos han enviado un mensaje de valor en medio del terror que los encierra y quieren dar a conocer su realidad en el escenario nacional e internacional y para que se conozca la otra realidad que ocultan los medios a la despistada opinión pública.

Los objetivos trazados por la acción humanitario van marchando, aun queda mucho camino por recorrer, las políticas de bloqueo ha esta y otras comunidades en todo el territorio Colombiano no terminan con una acción puntual, que aunque abre posibilidades de que a flore a la luz publica toda esta problemática, apenas es el medio para emprender una dura campaña de acompañamiento a todas las comunidades que vienen siendo víctimas de esta estrategia militar trazada por el estado afectando de manera directa la población campesina que no hace parte del conflicto armado, violándose de esta forma el principio de distinción y la integralidad de los derechos humanos que se manifiesta en la falta de atención social por parte del estado.

Se requiere el concurso y la acción permanente de otras organizaciones para que la acción humanitaria siga su rumbo hacia otros rincones del país donde las comunidades recuperen la confianza en sus procesos organizativos, donde a través de los testimonios se pueda develar las nuevas dinámicas de la guerra y la nuevas estratagemas del estado para privilegiar a los victimarios y seguir castigando a las victimas bajo trampas jurídicas que buscan posicionar la impunidad y exterminar de una buena ves el anhelo de las victimas por exigir verdad, justicia y reparación. La acción humanitaria debe impulsar campañas que aboguen por el cumplimiento de los derechos humanos a estas comunidades, por la atención social del estado a las mismas, por el cese del bloqueo económico y social, la estigmatización y persecución por parte de las fuerzas militares y demás actores.

Exigencias : Exigimos por el respeto a la vida de los pobladores de estas veredas, que se aplique el principio de distinción por parte de los actores armados. Exigimos que el estado cumpla con la deuda social que tiene con estas comunidades. Exigimos que se conforme una comisión de verificación para esta zona del departamento conformado por : Organizaciones de derechos humanos, organismos de control del estado, ONGs internacionales y el alto comisionado de las naciones unidas para los refugiados ACNUR. De igual forma que se haga justicia frente a los distintos crímenes de lesa humanidad que se vienen cometiendo en esta región, mediante investigaciones que identifique a las víctimas y castigue a los victimarios.

Colectivo de derechos humanos semillas de libertad CODEHSEL


Par : Miguel