Artículo publicado en Rojo y Negro nº 384 de diciembre

He leído con interés los dos artículos que se han publicado en el Rojo y Negro relativos a la existencia o no de una línea sindical tradicional y otra renovadora en la CGT, el del compañero Gonzalo Wilhelmi (RyN 382) y el del compañero Desiderio Martín (RyN 383). Me gustaría añadir que el centro de la cuestión, en mi opinión, no creo que se limite a la CGT, tampoco a otros sindicatos anarcosindicalistas, sino que atañe al conjunto del sindicalismo en el Estado español. Me parece importante que este debate no se restrinja a posicionamientos de agravio o desagravio, sino intentando objetivizarlo al máximo, encontrando elementos comunes en las diferentes opiniones o análisis.

Dos modelos ¿enfrentados?
El primer punto en el que deberíamos buscar consensos es en lo que hace referencia a los conceptos, dejando a un lado las connotaciones positivas o negativas que pudieran arrastrarnos —que nos tienen que importar entre poco y nada—. Modelo conservador (o tradicional): mayoritariamente, no por completo, considera que la instantánea actual de una organización es la correcta y, por ello, se muestra reticente a cambios significativos: hacerlos supondría alejarse de esa certeza… como mucho, limitados ajustes. Modelo renovador: considera, mayoritariamente, que la foto actual tiene problemas y busca activamente cambios para adaptarla a lo que considera un escenario más ajustado a la realidad vivida.
Estas dos líneas no son solo de pensamiento, sino especialmente de acción: pueden y deben coexistir en una misma organización. La precaución de unos debe servir de aviso a otros y los cambios propuestos por los segundos deben ser la necesaria reflexión a los primeros. Ambas son posiciones generales plenamente respetables desde el anarcosindicalismo y deben estar limitadas por el respeto mutuo.

No es algo novedoso
El cambio del sindicato de oficio a sectorial o único ¿fue un camino de rosas? El análisis rígido sociosindical de la CNT “del exterior” ¿coincidía con la realidad que vivían los militantes del interior? La participación en elecciones sindicales ¿no fue un punto de decisión, mal resuelto, entre el mantenimiento estricto de un funcionamiento previo y una utilización pragmática para no ser arrinconados? (sector este último denominado, precisamente, CNT Renovada). Por ejemplo, los cambios estatutarios de la CNT en el Congreso de Córdoba de 2010, que dieron más relevancia a los sindicatos con mayor actividad sindical y afiliación, fue percibido por el sector que no quería cambios como “el fin de la CNT” ya que redujo la influencia de los sindicatos pequeños/unipersonales que abanderaban posiciones inmovilistas… pero la CNT no solo no murió, sino que está en un proceso de vitalidad y crecimiento excelente.
Los ejemplos anteriores abarcan más de un siglo y muestran la coexistencia de “actitudes” por el cambio/adaptación y otras reticentes a ello. Esas preferencias no son solo de tipo individual, sino que, como es propio de la naturaleza humana, tienden a agruparse y desarrollarse colectivamente. Sin duda, los ejemplos anteriores son elementos macro, pero con toda probabilidad se daban también en lo micro, en las decisiones del quehacer del día a día.
Detalla el compañero Desiderio, acertadamente, que tenemos unos acuerdos que definen la línea general de actuación del sindicato, pero no creo que sea suficiente para determinar si existe o no un alma tradicional y otra renovadora de fondo, que entiendo es el punto central del debate. Los Acuerdos pueden ser el simple resultado de la correlación de apoyos de esas posiciones en un determinado momento. Seguirá habiendo entes con posturas más aperturistas que aplicarán con mayor intensidad unos acuerdos y entes que lo harán con más energía con otros, aunque ambos tengan el mismo marco orgánico inicial y lo respeten. No debería haber problema en ello porque eso define también cómo somos en base a los principios de confederalidad.
No debe tratarse, entonces, como un problema, sino asumirlo de forma natural, no como un enfrentamiento, sino como un contraste plural que nos enriquece.

Cambios sociales estructurales
Es posible que la sección sindical de empresa funcione perfectamente en unos espacios, pero es posible que en otros no sea efectiva, que la unión que supuso el sindicato sectorial se haya debilitado por la fragmentación productiva, que los conflictos tradicionales en forma de huelgas al uso sean insuficientes porque ya no sorprenden a nadie y no son ganadoras y haya que fortalecerlas y radicalizarlas. Es posible que socializar conflictos sea algo más que una idea genérica y haya que trabajar más por incendiar comarcas en apoyo a una lucha concreta y, a la vez, haya que generar fuegos secundarios y buscar complicidades. Es muy probable que desconfiar de coincidencias con otros sindicatos y movimientos sociales nos debilite y aísle en la simple reivindicación laboral, en locales fríos, porque “la CGT sola” es literalmente eso: la CGT sola. Las peticiones de nuevos sectores no deben valorarse en función de cálculos internos (por ejemplo, cuesta mucho entender cómo a un sector como el de Informática —con centenares de miles de trabajadores/as, patronal y convenio propio— le han sido cerradas las puertas, siempre desde las mismas posiciones, cuando ha pedido su estructuración reiteradamente).
Afortunadamente, el sindicato en su conjunto evoluciona con la sociedad. Ahora se hace difícil oír, al menos de forma abierta, que “el feminismo divide a la clase obrera” o “cómo puedo ser machista si soy anarquista” (frases que he escuchado varias veces, las compañeras las habrán sufrido mucho más), pero esas reticencias se mantienen.

La CGT es la única alternativa sindical con potencial relevante
Estoy convencido de que la CGT es la única organización obrera del Estado español capaz de ser lo bastante relevante como para dar miedo real a gobiernos y grandes patronales, que puede liderar la conflictividad y mezclarse con la vida social del territorio. No solo es una tesis, pueden observarse resultados en algunos territorios con mayor sensibilidad general a la implantación de adaptaciones y apertura… si se me permite cierta subjetividad, en la confederación catalana, que es obviamente la que más conozco, desde 2018 se está afiliando cada año más del doble de personas que en cualquier otro año anterior, en una espiral creciente de nuevas entradas. Además, en Catalunya, desde el 2018, la CGT es el sindicato que más huelgas convoca y más seguimientos produce y, desde 2021, en un camino previo creciente, se están afiliando más mujeres que hombres; la edad en la entrada de nueva afiliación desciende lenta, pero continuamente y, motivado por este crecimiento, en los últimos seis años se han creado trece sindicatos nuevos, nuevas federaciones e inaugurado hasta catorce locales.
Este es el resultado del conjunto de los entes de la CGT de Catalunya, pero, en mi opinión, ha influido significativamente la apertura de muchas federaciones al tejido social que entra y sale de nuestros locales, el espectacular trabajo de las compañeras tanto internamente como en la organización plural de las huelgas y movilizaciones feministas, la creación de la Taula Sindical que de forma respetuosa ha permitido sumar esfuerzos sin perder visibilidad. Abrirnos y acercarnos a la realidad social tiene un retorno en forma de fortalecimiento sindical.
Estoy también convencido de que ahondar en estos resultados no será posible si no se realizan importantes cambios para readaptarnos al momento histórico que vivimos, un lugar donde las personas jóvenes entren con naturalidad a nuestras filas y puedan crecer en un mundo que funciona con las reglas de la igualdad y el apoyo mutuo. Me temo que si cada vez que estas adaptaciones se proponen son interpretadas como una desviación del camino de “lo que siempre se ha hecho” va a ser, sinceramente, muy difícil fortalecer la CGT. No se trata de dar una patada al tablero, se trata de acercarlo más a donde actualmente está la sociedad para que ésta se acerque a la mayor organización anarcosindicalista que existe en Europa.

Óscar Murciano
Afiliado a AADD Terrassa

 


Fuente: Rojo y Negro