Alto al fuego y al juego
La paz que queremos es la paz de hombres y mujeres libre que puedan predicar a lo largo y ancho del mundo su credo espiritual, su credo político…
Alto al fuego y al juego

La paz que queremos es la paz de hombres y mujeres libre que puedan predicar a lo largo y ancho del mundo su credo espiritual, su credo político…

Señores Amnistía Internacional

En mi condición de Embajador Universal De Paz, ungido en tal condición por el Círculo de Embajadores de Paz de Ginebra – Suiza, me permito felicitarles por tan significativa y esperanzadora tarea de su institución para la humanidad.

Me ha dolido como a muchos en el mundo la terrible tragedia de Oriente, y creo que en efecto debe encontrarse responsables de tan vil holocausto en el que miles de niños cayeron sin razón que se pueda justificar y que la historia debe condenar para que el mundo futuro no lo vuelva a permitir.

Nada, absolutamente nada, ni la pretendida tesis de la legítima defensa, justifica que se haya asesinado a tanta gente inocente y mucho menos legitima la matanza de niños.

Desde Colombia estoy en la disposición de cumplir la gestión que ustedes a bien tengan en el propósito de mantener el alto al fuego, no tanto el decretado tardíamente, por el Consejo de Seguridad que actúa por la presión razonable de la humanidad, sino el alto al fuego que los hombres y mujeres de paz le decretamos a la insensatez de hombres que por intereses y caprichos personales, raciales e imperiales, se fabrican la guerra como su negocio de armas, de reconstrucciones, de mercados y mas vil aun de control de población para evitar el desbordamiento de la humanidad hermanada en contra de sus neoimperiales propósitos de gobernar al mundo, usando para ello pueblos peones a los que sacrifican y luego someten.

La paz sólo es posible con respeto por el otro, reconociendo diferencias, reconociendo los intereses y necesidades de los demás, la paz reina con la tolerancia, la justicia, la equidad, la fraternidad y no con simples banderas blancas y palomas en las manos manchadas de sangre inocente de los líderes que a diario alientan la guerra como mecanismos para mantenerse en el poder.

La paz que queremos es la de los pueblos hermanados, sin fronteras que como muros oprobiosos, se levantan para separar al hermano del hermano, la paz que queremos es la que permite que los niños en lugar de refugios, tengan patria, hogar y escuela… La paz que queremos es la que deriva de la democracia de las oportunidades, donde haya de todo para todos y no para unos círculos de privilegio… La paz que queremos es la que reconoce la soberanía y autonomía de los pueblos y la que reconoce que ellos se pueden asociar en procura de la prosperidad y el reconocimiento de una región, hermandad que une a los pueblos en busca de otro mundo posible y no imperialismo que adosa a los pueblos al capitalismo salvaje teniendo por principio la ley de la oferta y la demanda pero la ley del mas fuerte y el consumismo impuesto sin alternativa.

La paz que queremos es la paz de hombres y mujeres libre que puedan predicar a lo largo y ancho del mundo su credo espiritual, su credo político, sin por ello sufrir persecuciones y pérdida de su libertad corporal, pues aunque Gandhi dijera que la libertad muchas veces la encontramos en los muros de una cárcel, creo que de suyo, la libertad es incompatible con la prisión de los cuerpos y de las ideas.

Considérenme un servidor de ésta paz y del compromiso por la vigilancia permanente del alto al fuego.

Hernando Ardila González

Abogado Penalista y Escritor Latinoamericano residente en Colombia

Embajador Universal de Paz – Ginebra Suiza


Par : Patricia Covarrubias Ponce