Cerca de ochenta mil personas marcharon el sábado al Capitolio del estado de Wisconsin en Madison, como parte de una creciente protesta contra el intento del flamante gobernador republicano Scott Walker, no solo de acosar a los sindicatos que nuclean a los empleados públicos, sino de desarticularlos. El levantamiento popular de Madison sucede inmediatamente después de los de Medio Oriente. Un estudiante universitario veterano de la guerra de Irak, llevaba un cartel que decía “Fui a Irak y ¿volví a mi casa en Egipto?” Otro decía, “Walker: el Mubarak del Medio Oeste”.

Del mismo modo, en Madison circuló una foto de un joven en una
manifestación en El Cairo con un cartel que decía “Egipto apoya a los
trabajadores de Wisconsin: el mismo mundo, el mismo dolor”. Mientras
tanto, en un intento por derrocar al eterno dictador Muammar Gaddafi,
los libios siguen desafiando la violenta ofensiva del gobierno, al
tiempo que más de 10.000 personas marcharon el martes en Columbus, Ohio
para oponerse al intento del gobernador republicano John Kasich de dar
un golpe de estado legislativo en contra de los sindicatos.

Del mismo modo, en Madison circuló una foto de un joven en una
manifestación en El Cairo con un cartel que decía “Egipto apoya a los
trabajadores de Wisconsin: el mismo mundo, el mismo dolor”. Mientras
tanto, en un intento por derrocar al eterno dictador Muammar Gaddafi,
los libios siguen desafiando la violenta ofensiva del gobierno, al
tiempo que más de 10.000 personas marcharon el martes en Columbus, Ohio
para oponerse al intento del gobernador republicano John Kasich de dar
un golpe de estado legislativo en contra de los sindicatos.

Hace
apenas algunas semanas, la solidaridad entre jóvenes egipcios y policías
de Wisconsin, o entre trabajadores libios y empleados públicos de Ohio,
hubiera parecido increíble.

El levantamiento en Túnez fue
provocado por el suicidio de un joven llamado Mohamed Bouazizi, egresado
universitario de 26 años de edad, que no podía encontrar trabajo en su
profesión. Mientras vendía frutas y verduras en el mercado, en repetidas
oportunidades fue víctima de maltrato por parte de las autoridades
tunecinas que en un momento le terminaron confiscando la balanza.
Completamente frustrado se prendió fuego, chispa que encendió las
protestas que se convirtieron en una ola revolucionaria en Medio Oriente
y Norte de África. Durante décadas, la gente de la región ha vivido
bajo dictaduras –muchas de las cuales reciben ayuda militar de Estados
Unidos-, ha sufrido violaciones a los derechos humanos, además de tener
bajos ingresos, altas tasas de desempleo y prácticamente ninguna
libertad de expresión. Todo esto mientras las élites amasaban fortunas.

En
los conflictos que vemos hoy en Wisconsin y Ohio hay un trasfondo
semejante. La “Gran Recesión” de 2008, según el economista Dean Baker,
ingresó en su trigésimo séptimo mes sin señales de mejoría. En un
documento reciente, Baker dice que debido a la crisis financiera “muchos
políticos argumentan que es necesario reducir en forma drástica las
generosas jubilaciones del sector público, y de ser posible, no cumplir
con las obligaciones jubilatorias ya asumidas. Gran parte del déficit en
el sistema jubilatorio se debe a la caída de la bolsa de valores en los
años 2007-2009”.

En otras palabras, los mercachifles de Wall
Street que vendían las complejas acciones respaldadas por hipotecas que
provocaron el colapso financiero, son quienes causaron el déficit en las
pensiones. El periodista ganador del premio Pulitzer, David Cay
Johnston dijo recientemente: “El empleado estatal promedio de Wisconsin
gana 24.500 dólares al año. No se trata de una gran jubilación; el 15
por ciento del dinero destinado a esta jubilación anualmente es lo que
se le paga a Wall Street por administrarlo. Es realmente un porcentaje
demasiado alto para pagarle a Wall Street por administrar el dinero”.

Entonces,
mientras la banca de inversión recorta un enorme porcentaje de los
fondos jubilatorios, los trabajadores son demonizados y se les pide que
hagan sacrificios. Los que provocaron el problema en cambio, luego
obtuvieron rescates generosos, ahora reciben altísimos salarios y
bonificaciones y no están siendo responsabilizados. Si rastreamos el
origen el dinero, resulta que la campaña de Walker fue financiada por
los tristemente célebres hermanos Koch, grandes patrocinadores de las
organizaciones que forman el movimiento conservador tea party. Además
donaron un millón de dólares a la Asociación de Gobernadores
Republicanos, que otorgó un apoyo significativo a la campaña de Walker.
Entonces, ¿acaso resulta sorprendente que Walker apoye a las empresas al
otorgarles exenciones impositivas y que haya lanzando una gran campaña
contra los empleados del sector público sindicalizados?

Uno de los
sindicatos que Walter y Kasich en Ohio tienen en la mira es la
Federación Estadounidense de Empleados Estatales, de Condados y
Municipales (AFSCME, por sus siglas en inglés). El sindicato fue fundado
en 1932, en medio de la Gran Depresión, en Madison. Tiene 1,6 millones
de afiliados, entre quienes hay enfermeros, personal penitenciario,
personal de guarderías, técnicos de emergencias médicas y trabajadores
de la salud. Vale la pena recordar, en este Mes de la Historia Negra,
que la lucha de los trabajadores de la salud del local Nº 1733 de AFSCME
hizo que Dr. Martin Luther King Jr. fuera a Memphis, Tennessee, en
abril de 1968. Como me dijo el Reverendo Jesse Jackson cuando marchaba
junto a los estudiantes y sus profesores sindicalizados en Madison el
martes pasado: “El último acto del Dr. King sobre la tierra, su viaje a
Memphis, Tennessee, fue por el derecho de los trabajadores a negociar
convenios colectivos de trabajo y el derecho al descuento de la cuota
sindical de su salario. No es posible beneficiar a los ricos, mientras
se deja a los pobres sin nada”.

Los trabajadores de Egipto,
formando una coalición extraordinaria con los jóvenes, tuvieron un papel
decisivo en el derrocamiento del régimen de ese país. En las calles de
Madison, bajo la cúpula del Capitolio, se está produciendo otra muestra
de solidaridad. Los trabajadores de Wisconsin hicieron concesiones en
sus salarios y jubilaciones, pero no renunciarán al derecho a negociar
convenios colectivos de trabajo. En este momento sería inteligente que
Walker negociara. No es una buena época para los tiranos.

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Escuche (en español)
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

© 2011 Amy Goodman

Texto en inglés traducido por Mercedes Camps, editado por Gabriela Díaz Cortez y Democracy Now! en español