El mismo día en que el Presidente Obama lanzó oficialmente su campaña para la reelección, el fiscal general de su gobierno, Eric Holder, anunció que el juicio de los principales sospechosos de los ataques del 11/S no tendrá lugar en tribunales federales, sino mediante polémicas comisiones militares en Guantánamo.

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Holder culpó a los miembros del Congreso,
quienes, según afirmó, «han intervenido e impuesto limitaciones que
impiden al gobierno llevar a juicio, en Estados Unidos, a un prisionero
de Guantánamo.» Sin embargo, un caso de Guantánamo será juzgado en Nueva
York. No, no se trata del juicio contra Khalid Sheikh Mohammed, ni de
ninguno de sus presuntos cómplices. Esta semana, se expondrán ante la
Corte Suprema del estado de Nueva York los argumentos contra John Leso,
un psicólogo acusado de participar en procedimientos de tortura llevados

Holder culpó a los miembros del Congreso,
quienes, según afirmó, «han intervenido e impuesto limitaciones que
impiden al gobierno llevar a juicio, en Estados Unidos, a un prisionero
de Guantánamo.» Sin embargo, un caso de Guantánamo será juzgado en Nueva
York. No, no se trata del juicio contra Khalid Sheikh Mohammed, ni de
ninguno de sus presuntos cómplices. Esta semana, se expondrán ante la
Corte Suprema del estado de Nueva York los argumentos contra John Leso,
un psicólogo acusado de participar en procedimientos de tortura llevados
a cabo en la prisión de Guantánamo, que Obama prometió clausurar, pero
no cumplió.

La causa fue presentada por la Unión por las
Libertades Civiles de Nueva York y el Centro de Justicia y
Responsabilidad (CJA, por sus siglas en inglés) en representación de
Steven Reisner, psicólogo de Nueva York y asesor de Médicos por los
Derechos Humanos. En torno a Reisner se agrupa una creciente cantidad de
psicólogos que se manifiestan contra la participación de psicólogos en
los programas de interrogatorios del gobierno de Estados Unidos, los
cuales, en su opinión, equivalen a la tortura. A diferencia de la
Asociación Médica Estadounidense y de la Asociación Psiquiátrica
Estadounidense, la Asociación Estadounidense de Psicología, la mayor
asociación de psicólogos del mundo, se ha negado a implementar una
resolución aprobada por sus miembros que prohíbe a los mismos participar
de interrogatorios en lugares donde se viola el derecho internacional o
la Convención de Ginebra. El Dr. Reisner es hijo de sobrevivientes del
holocausto y se postula a presidente de la Asociación Estadounidense de
Psicología, en parte para obligar al cumplimiento de esta resolución.

El
Dr. John Francis Leso es comandante del Ejército de Estados Unidos y ex
jefe del servicio de psicología clínica del Centro Médico Walter Reed
de Washington D.C. Según el comité de Justicia y Responsabilidad, CJA,
el Dr. Leso «dirigió el primer Equipo de Asesoramiento en Ciencias del
Comportamiento (BSCT, por sus siglas en inglés) en Guantánamo, entre
junio de 2002 y enero de 2003.» Allí fue «coautor de un memorando de
políticas de interrogatorio que incorporaban técnicas ilegales adaptadas
a partir de métodos utilizados por los gobiernos de China y Corea del
Norte contra los prisioneros de guerra de Estados Unidos.»

Reisner
entabló una demanda ante el organismo del Estado de Nueva York
encargado de otorgar la habilitación a los psicólogos, la Oficina de
Disciplina Profesional de Nueva York (OPD, por sus siglas en inglés),
por la que solicita se lleve a cabo una investigación y se tomen las
medidas disciplinarias que correspondan. Reisner explicó por qué optó
por este camino: “Los profesionales de la salud están sujetos a valores
morales más altos aún que los interrogadores o los hombres y mujeres del
ejército. Están sujetos a un código de ética y este código de ética
surge del hecho de que las personas somos más vulnerables ante los
profesionales de la salud porque ellos están al tanto de información
privada, de debilidades, de problemas psicológicos y físicos, y están al
tanto de esa información porque juran no abusar de ella para causar
daño. Por lo tanto, cuando profesionales de la salud utilizan esa
información y su conocimiento para causar daño, hay que someterlos a sus
obligaciones éticas y asegurarse de que esas personas rindan cuentas de
sus acciones y se les revoque su licencia de ser necesario.”

La
Oficina de Disciplina Profesional de Nueva York se negó a investigar y
por ese motivo, Reisner procura obtener una orden judicial que obligue a
ese organismo a llevar a cabo una investigación.

El Comandante Leso recomendó tres categorías de intensidad para los
interrogatorios en Guantánamo en función de la capacidad de resistencia
del prisionero. La “Categoría III” incluye “20 horas de interrogatorio a
diario, estricto aislamiento sin derecho a visitas de profesionales de
la salud tratantes o del Comité Internacional de la Cruz Roja,
restricciones alimenticias durante 24 horas una vez a la semana,
escenarios diseñados para convencer al prisionero de que podría pasar
por una experiencia dolorosa o fatal, consecuencias físicas no
consideradas lesiones, quita de vestimenta y exposición a clima frío o
agua fría hasta el momento en que el prisionero comience a temblar.”

Se
cree que Leso habría participado en el interrogatorio de Mohammed
al-Qahtani, un hombre joven detenido en Afganistán al que llaman el “20º
secuestrador.” El interrogatorio de Al-Qahtani fue tan severo que luego
fueron retirados los cargos en su contra. Al-Qahtani es representado
por el Centro por los Derechos Constitucionales, el cual, en respuesta
al anuncio del Fiscal General Holder, afirmó: “El gobierno de Obama ha
admitido su fracaso político hoy al anunciar que juzgará a los acusados
de los ataques del 11/S mediante el profundamente viciado sistema de
comisiones militares en lugar de hacerlo en tribunales civiles según el
Artículo III como se había previsto inicialmente. Al mismo tiempo que
Estados Unidos exhorta a la aplicación del Estado de derecho en Medio
Oriente, lo subvierte en su propia casa.”

Es larga la lista de
nombres de funcionarios estadounidenses implicados en la tortura, sin
embargo, ni uno solo de ellos ha enfrentado cargos: George W. Bush,
Donald Rumsfeld, John Yoo, Alberto Gonzales y los psicólogos Coronel
Larry James y John Leso, entre otros. Al tiempo que en todo el mundo se
celebra la “primavera árabe”, en Estados Unidos deberíamos dar vuelta
otra página y celebrar también una “primavera estadounidense”, una que
rechace la tortura y no tenga miedo de hacer uso de su sistema judicial
para juzgar terroristas o torturadores.

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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.

© 2011 Amy Goodman

Texto en inglés traducido por Fernanda Gerpe y Democracy Now! en español