Stefano de Errico, Anarquismo y política. El programa mínimo de los libertarios del Tercer Milenio. Relectura antológica y biográfica de Camillo Berneri, Madrid 2012, 758 páginas. 

Acaba de aterrizar en las librerías la versión en castellano del libro de Stéfano D'Errico sobre el anarquista italiano Camillo Berneri. Se trata de un exhaustivo y académico estudio -¡768 páginas! - Sobre el libertario que más y mejor actualizó el pensamiento anárquico en los decisivos años veinte y treinta del pasado siglo. Berneri, perseguido por Mussolini, terminó asesinado en Barcelona por los comunistas en las disputas de mayo de 1937.

Además de un hombre implicado en las luchas de su tiempo fue un intelectual de primer orden, capaz de compartir y confrontar desde joven con personajes situados en otras esferas políticas: el historiador y su maestro Salvemini, el liberal Gobetti, el comunista Gramsci, el socialista Rosselli o, en su campo, los libertarios Luigi y Luce Fabbri. Producto de estos encuentros y controversias y de sus reflexiones personales es un cuestionarse profundo del anarquismo como herramienta de intervención en el mundo y el tiempo que vivió.

Además de un hombre implicado en las luchas de su tiempo fue un intelectual de primer orden, capaz de compartir y confrontar desde joven con personajes situados en otras esferas políticas: el historiador y su maestro Salvemini, el liberal Gobetti, el comunista Gramsci, el socialista Rosselli o, en su campo, los libertarios Luigi y Luce Fabbri. Producto de estos encuentros y controversias y de sus reflexiones personales es un cuestionarse profundo del anarquismo como herramienta de intervención en el mundo y el tiempo que vivió. Un intelectual convencido, incapaz de asumir nada de su ideología por pereza o por obediencia debida, y dispuesto a preguntarse por todo lo que afecta a la compleja vida de un ser humano, en su individualidad o en la su condición social: la política, la lucha de clases, la religión, la estrategia y táctica, los valores, la ética, el Estado, el federalismo …

Berneri siempre se opuso a los simplismos del anarquismo, a sus ortodoxias y sus atajos políticos, pero en paralelo se situó en posiciones de radicalismo filosófico y militante, animando a los anarquistas a encarar sin prejuicios las preguntas contemporáneas y a enfrentarse sin artificios la competencia de otras fuerzas políticas de su tiempo.

Stéfano D’Errico realiza un trabajo completísimo, repasando tanto su trayectoria biográfica como cada uno de los aspectos y temáticas a las que dedicó una reflexión. Además, lo hace reivindicando estas enseñanzas para la perspectiva de aplicación en este tercer milenio, reinvindicando la naturaleza profundamente contemporánea, muy actual, del pensamiento de aquel gran italiano. Un libro oportuno y recomendable. A veinte euros, publicado por los sindicatos de la CGT de Vitoria y Burgos, la Confederación de Euskadi y la Fundación Salvador Seguí y de venta en librerías.

Por iniciativa de varios sindicatos del norte de la CGT se acaba de publicar la versión castellana de este estudio sobre el anarquista Camillo Berneri que vio originalmente la luz en italiano hace ya un lustro (Mímesis, Milán) Se trata de una análisis exhaustivo, profundo e inteligente de la trayectoria de un hombre que, aunque murió joven, comprimió en su corta e intensa vida todo un tratado de anarquismo, tanto teórico como práctico, en las difíciles y conflictivas décadas de entreguerras.

Berneri fue asesinado en los primeros días de mayo de 1937 por un grupo de comunistas entregados a la estrategia de Stalin, dentro de la guerra civil librada en Barcelona entre éstos y los libertarios (y sus aliados, los heterodoxos comunistas del POUM) . Tenía entonces cuarenta años, había huido de la persecución de la dictadura de Mussolini, pero ya había aprovechado la oportunidad que le dio la vida de tratar con las referencias fundamentales del pensamiento de izquierdas italiano: su primer maestro, el historiador Gaetano Salvemini, el liberal Piero Gobetti, el socialista Carlo Rosselli o el comunista Gramsci, además de correligionarios suyos como Luigi y Luce Fabbri. Este contacto caracteriza la naturaleza y el valor intelectual de pensamiento de Berneri, no demasiado habitual en el anarquismo: su convivencia con otros pareceres le fuerza a una reflexión abierta, necesariamente crítica con sus propios postulados, debidamente pragmática, abordando todo tipo de temáticas sin ninguna limitación. Asimismo, le obliga a proveerse de los argumentos suficientes y fortalecer hasta el extremo su coherencia ideológica, para así confrontar adecuadamente con tan preclaros y exigentes opositores. De esta manera, en cada momento, sus tesis y criterios se someten a la exigente juicio de sus oponentes, depurando todos ellos tanto en su consistencia teórica como en su aplicabilidad al momento en que vivían. Puede que por ello, como consecuencia de esta experiencia vital, el resultado sea desconcertante: el mayor crítico del forzado colaboracionismo gubernamental de la CNT-FAI en la coyuntura española de 1936 nunca tuvo impedimento para tratar cara a cara con la política y con sus adversarios políticos. Tan clarividente radicalidad crítica era la de quien no limitaba la esfera de su pensamiento y de las consecuencias teóricas y prácticas de éste-como tantas veces ha ocurrido en el ideologismo libertario-, y no por ello terminaba en su proximidad al debate político en posiciones contemporizadoras o moderadas. El contacto con la política, con el debate político del tiempo que uno vive, no conduce, como demuestra Berneri, de manera inevitable, a la justificación de sus extremos más negativos en honor de la practicidad.

El italiano se planteaba la necesidad de «dar una sacudida al anarquismo para que piense en la política». Esta intención le invitó a adentrarse sin limitaciones autoimpuestas ni complejos en la particular relación existente entre anarquismo y política, guiado siempre por cuál de las respuestas dadas a los problemas desde el anarquismo podía ser más adecuada a las urgencias y necesidades del instante que vivía. Así, nada humano le resulta ajeno, y toma posición bien articulada en cuestiones como la pedagogía, la técnica, la cultura, la religión, la capacidad para conocer científicamente (epistemología), el humanismo, los límites del clasismo proletario, la democracia, la revolución, la violencia, la organización, el sindicalismo, los totalitarismos, la política electoral, la psicología, la etnología … Porque Berneri depositaba toda su confianza en el llamado «problemismo», una manera de pensar que obligaba a que la ideología se apoyara en el análisis de los hechos, en su capacidad para responder a los problemas reales del momento y para dar lugar a un «anarquismo posible». En definitiva, «afrontar el complicado mecanismo de la sociedad actual sin gafas doctrinales y sin excesivas inclinaciones a la integridad de su fe» (anárquica), para así «conservar aquel conjunto de principios generales que constituyen la base de su pensamiento y el alimento pasional de su acción «. Todas y cada una de estas temáticas las estudia D’Errico con gran rigor y profusión de datos recogidos en fuentes de calidad. El libro, surgido de una vocación y reflexión claramente académica, desvela múltiples reflexiones hechas por Berneri allí por el primer tercio del pasado siglo que sirven en muchos casos para abordar los problemas del Tercer Milenio desde la perspectiva de los libertarios. No es un vademécum-no lo podría ser viniendo de Berneri-, sino más bien un repertorio sólido de argumentos para muchos problemas que siguen siendo básicamente los mismos que él tuvo que hacer frente. Además, D’Errico enfila dinámicamente estas reflexiones del italiano con otra no menos exhaustiva investigación biográfica, acercándonos a los detalles más particulares y desconocidos de su vida. En un artículo de 1922, titulado «Anarquismo y federalismo. El pensamiento de Camillo Berneri «, el italiano resumía la esencia de su pensamiento:

«Yo entiendo por anarquismo crítico un anarquismo que, sin ser escéptico, no se contente con las verdades adquiridas, con las fórmulas simplistas; un anarquismo idealista y al mismo tiempo realista; un anarquismo, en definitiva, que injerto verdades nuevas en el tronco de sus verdades fundamentales, que sepa podar las ramas viejas «.

De todo ello habla este libro. Una lectura tan exigente como recomendable para los libertarios de este complicado Tercer Milenio.

Antonio Rivera


Fuente: Antonio Rivera