Unos quinientos andaluces fueron liberados de Mauthausen, pero sus vidas aún están por esclarecer, ya que una gran mayoría se quedó a vivir en Francia. Allí murieron en el más absoluto silencio.
El Centro de Estudios Andaluces ha editado el libro “Andaluces en los campos de Mauthausen”, una obra de Sandra Checa, Ángel del Río y Ricardo Martín, realizado a raíz de la visita, en el 2005, a dicho campo de exterminio nazi por parte de familiares de los que allí fueron asesinados y de algunos que lograron salir con vida.
Unos quinientos andaluces fueron liberados de Mauthausen, pero sus vidas aún están por esclarecer, ya que una gran mayoría se quedó a vivir en Francia. Allí murieron en el más absoluto silencio.

El Centro de Estudios Andaluces ha editado el libro “Andaluces en los campos de Mauthausen”, una obra de Sandra Checa, Ángel del Río y Ricardo Martín, realizado a raíz de la visita, en el 2005, a dicho campo de exterminio nazi por parte de familiares de los que allí fueron asesinados y de algunos que lograron salir con vida.

Carlos Castilla del Pino manifiesta en el prologo que “La memoria es personal, como lo son los hechos que se recuerdan, porque personal fue la experiencia del hecho cuando se vivió. Somos porque se ha hecho en nosotros nuestra historia, elaboración y reelaboración de nuestro pasado. La memoria es la condición necesaria para el logro de nuestra identidad, vocablo que, despojado de toda connotación moral, significa ser alguien, responder asimismo a la pregunta de quién soy (si se la hace uno a sí mismo) o quién es (si la hacemos respecto a otro). Somos, pues, porque tenemos memoria ; es más somos nuestra memoria”.

El libro recupera la memoria de los 1.494 andaluces y andaluzas que fueron apresados, esclavizados y en su mayor parte asesinados en los campos nazis ; un periplo de horror y muerte cuyo responsable directo fue -dato éste que se olvida recoger en el texto- Ramón Serrano Suñer al desentenderse de los españoles exiliados en poder de los nazis y darles así carta blanca para aniquiliarlos. Los nombres de estos hombres y mujeres se publican con una importante cantidad de información inédita. Nombres y apellidos, algunos rostros y muchas historias hasta ahora anónimas, pero cercanas si tenemos interés y sensibilidad a la hora de escuchar. La lectura del proceso (un verdadero éxodo de miles de personas y kilómetros huyendo de una muerte segura, pero sólo aplazada en el tiempo -en algún caso no más de un año-) nos hace adentrarnos en las penalidades de aquellos que se fueron, pero también de los que se quedaron y las dudas sobre la suerte de los primeros, información que en algún caso ha llegado a las familias por primera vez -como ponen de manifiesto alguno de los familiares entrevistados- por lo que nos surge la pregunta ¿Porqué se ha tardado tantos años en realizar estas investigaciones ? ¿Por qué aún hoy muchos Ayuntamientos son reacios a trasladar a sus vecinos la información disponible ?

Afortunadamente la investigación no partía de cero, sino de listados disponibles de asociaciones y de otros autores, con unos 1.000 nombres, listados básicos, escuetos, y que durante los últimos años ha venido siendo la “escasa” información disponible y, en muchas ocasiones, tratada como un material casi clandestino que pasaba de mano en mano ampliándola, cuando no corrigiéndola, con aportaciones de amigos, familiares y asociaciones.

Éste es el primer trabajo de investigación, potenciado desde el Gobierno Andaluz, sobre aquellos que tuvieron que abandonar nuestra tierra tras el golpe militar del 18 de Julio de 1936. Y esperemos que no sea el último. Se ha diseñado con una magnífica edición, aunque quizás sea un soporte demasiado lujoso y poco manejable para utilizarlo como herramienta de un trabajo que aún queda, en su mayoría, que realizar.

La edición por parte de un organismo oficial permitirá, posiblemente, que esté disponible, al menos, en las Bibliotecas Públicas de aquellas localidades de donde son, o eran, naturales estos 1.494 andaluces. Pedir que además estén en los centros de educación (Institutos, Centros de Educación de Adultos, etc.) quizá sería pedir demasiado, pero evidentemente sería una de las formas de ir saldando las deudas que tenemos con estas víctimas del franquismo.

Más Información : www.todoslosnombres.org (sección : MICRO BIOGRAFIAS)


La edición de 23/07/2006 del diario El Mundo, sección Sevilla, ha publicado el siguiente artículo de J.M. Rondón que reproducimos íntegramente :

Los investigadores Sandra Checa, Ángel del Río y Ricardo Martín reúnen en “Andaluces en los campos de Mauthausen”, publicado por el Centro de Estudios Andaluces, documentos históricos, investigaciones sociológicas, testimonios y retratos de los más de mil andaluces víctimas de los campos de exterminio de la Alemania nazi.

Los autores de “Andaluces en los campos de Mauthausen” señalan que aproximadamente 1.500 andaluces fueron deportados a los campos de concentración nazis y que dos de cada tres encontraron allí la muerte. La mayoría fallecieron en Gusen, el subcampo de Mauthausen donde fueron destinados los republicanos españoles.

El primer español muerto allí fue precisamente un andaluz de Fuengirola, José Marfil Escabona, matriculado con el número 3.394. tenía 52 años cuando falleció el 26 de agosto de 1940 y los deportados españoles le dedicaron un emotivo minuto de silencio, del que se hace eco esta investigación por su honda trascendencia.

En cuanto al perfil del deportado, la investigación de Sandra Checa, Ángel del Río y Ricardo Martín, que cuenta con un prologo de Carlos Castilla del Pino, revela que se trataba de un hombre joven, entre los veinte y los treinta años, que combatió en la Guerra Civil española, cruzó la frontera francesa tras la caída de Cataluña, formó parte de la masiva columna de hombres y mujeres desterrados que huían del terror fascista en el invierno de 1939 y que acabó en Francia en un campo de refugiados.

Entre ellos el origen social preponderante es el campesinado. En cuanto a su procedencia, fueron mayor en número los republicanos de Málaga, seguida de Almería y Granada. En proporción a sus habitantes, las ciudades de Cádiz, Huelva, Jerez, Sevilla y Córdoba, que pronto quedaron ahogadas en territorio rebelde, tuvieron un número muy bajo de deportados. Algunos de ellos procedían de Carmona, Cazalla, Utrera, Constantina, Peñaflor, Cantillana, Guadalcanal, Lora el Río o La Rinconada.

Unos quinientos andaluces fueron liberados de Mauthausen, pero sus vidas aún están por esclarecer, ya que una gran mayoría se quedó a vivir en Francia. Allí murieron en el más absoluto silencio.


Par : cgg



Fuente: cgg