El CISA, que ha podido recoger el testimonio de numerosas sindicalistas, desea hacer conocer y denunciar las presiones inadmisibles e ilegales a las cuales se han visto sometidos por parte del poder para obligarles a reanudar el trabajo.

El CISA, que ha podido recoger el testimonio de numerosas sindicalistas, desea hacer conocer y denunciar las presiones inadmisibles e ilegales a las cuales se han visto sometidos por parte del poder para obligarles a reanudar el trabajo.

El 9 de marzo de 2010, los profesores sindicalistas del Cnapest (Consejo nacional autónomo de profesores de la enseñanza secundaria y técnica) decidieron suspender su huelga, seguida masivamente en todo el país, esta huelga habrá durado quince días. Las reivindicaciones de los huelguistas se centraban en el régimen de complementos, la gestión de las obras sociales y las condiciones de trabajo (salarios ridículos, seguimiento del profesorado en enfermedades profesionales por la medicina del trabajo…).

El CISA, que ha podido recoger el testimonio de numerosas sindicalistas, desea hacer conocer y denunciar las presiones inadmisibles e ilegales a las cuales se han visto sometidos por parte del poder para obligarles a reanudar el trabajo : descuentos sobre los salarios, amenazas de “retirada de la autorización” del Cnapest (mientras que respecto a la ley, la autorización del Gobierno no es necesaria para fundar un sindicato), amenazas de despidos masivos de los huelguistas (pero ¿ dónde encontrar enseguida cerca de 50.000 profesores ? Eso muestra el poco caso que el poder hace a la calidad de la enseñanza). Finalmente un tribunal de Argel declaró la huelga “ilegal” siguiendo órdenes ( todavía más, decisión en sí misma completamente ilegal).

Hasta ahora, el poder se había limitado a ordenar el cese de algunas huelgas, y eso también en la ilegalidad. Pero ante esta huelga especialmente firme, la escalada de las presiones alcanzó una cumbre con amenazas directas formuladas por funcionarios de la policía política (el DR., Departamento de información y seguridad, exseguridad militar) sobre los responsables del Cnapest. Estas actividades básicas policiales ponen de manifiesto que el poder argelino se propone siempre gestionar los conflictos sociales por la intimidación y la violencia.

El CISA constata pues una escalada en el acoso y la represión que sufren los sindicatos autónomos argelinos y, más generalmente, todas las fuerzas que luchan por más democracia y justicia en el país. El CISA denuncia firmemente las maniobras de los aparatos de la seguridad y, en particular, de la policía política, destinadas a romper una huelga a la vez legítima y legal.

Estas presiones revelan una vez más, si fuera necesario, la naturaleza del poder real en Argelia, mantenido por los jefes de una policía política que instrumentaliza un Gobierno y una justicia a su servicio, y que no duda en hacer pisotear abiertamente las leyes de una “democracia” de pura fachada.

El CISA reafirma su apoyo sin reserva a los sindicatos autónomos argelinos.

Comité international de soutien au syndicalisme autonome algérien (CISA)

Paris, 12 marzo 2010

Traducción : CGT-ANDALUCÍA