Entrevista a Ayman Qwaider, estudiante palestino en la Universidad Jaime I de Castellón, por Janis Pinyana, CGT Castelló - 20 nov 2010. En Rojo y Negro 242, de enero 2011.

"Me llamo Ayman Qwaider, tengo 24 años y soy ciudadano palestino de la Franja de Gaza, específicamente del campo de refugiados llamado Nuseirat, localizado en la zona central de la Franja. Crecí en este campo de refugiados, y allí recibí mi educación. He cursado una carrera universitaria de estudios ingleses. Colaboré como voluntario, tanto antes como después de ir a la Universidad, en una asociación civil de Palestina.

Trabajé en una organización humanitaria internacional radicada en la
Franja de Gaza durante aproximadamente dos años, como asistente de
bienestar infantil. En febrero de 2010 fui aceptado como estudiante
becado del Máster Internacional en Estudios para la Paz y el Desarrollo
de la Universidad Jaume I de Castellón».

¿Cuál es la situación que se vive en la Franja de Gaza en la actualidad?

Trabajé en una organización humanitaria internacional radicada en la
Franja de Gaza durante aproximadamente dos años, como asistente de
bienestar infantil. En febrero de 2010 fui aceptado como estudiante
becado del Máster Internacional en Estudios para la Paz y el Desarrollo
de la Universidad Jaume I de Castellón».

¿Cuál es la situación que se vive en la Franja de Gaza en la actualidad?

Desde 2006, un millón y medio de personas están atrapadas en la Franja de Gaza debido al bloqueo ilegal que el Estado de Israel impone a la población palestina, impidiéndole el acceso a sus derechos humanos más básicos, como el derecho a la alimentación, a la salud, a la atención médica apropiada, a la educación.

La capacidad de trabajo se ha reducido de forma importante y el porcentaje de desempleo se ha multiplicado. Las industrias han tenido que cerrar debido al embargo, a la prohibición de la entrada de materiales de construcción y a la guerra de diciembre de 2008 y enero de 2009.

El 80% de las personas viven en situación de refugiadxs, dependiendo para cubrir sus necesidades más básicas en la Agencia de la ONU para lxs Refugiadxs de Palestina (UNRWA), y de otras organizaciones de ayuda humanitaria; un gran número de gazauis vive por debajo del umbral de la pobreza con menos de 1 $ al día.

El sector pesquero trabaja a la mitad de su capacidad previa al bloqueo, debido a la prohibición de pescar, que se encuentra actualmente en unas 3 millas desde la orilla, a pesar de que según los Acuerdos de Oslo debería ser de 20 millas náuticas.

La OMS declaró que el agua del mar está totalmente contaminada y que la pesca no es saludable para el consumo humano, debido a la gran cantidad de residuos que han sido lanzados al mar.

También el ámbito educativo sufre las consecuencias del bloqueo, mientras intenta todavía reponerse de las repercusiones de la guerra sobre Gaza, que dejó 18 escuelas totalmente destruidas, y 280 parcialmente dañadas. A la falta de materiales de construcción y a la escasez de material escolar se suma la ausencia del alumnado que falleció en los ataques de diciembre de 2008 y enero de 2009. Esta guerra, que duró 23 días, fue una ofensiva unilateral de Israel contra la población civil de Gaza. Se cobró la vida de 1.500 palestinxs, la mayoría de ellxs niñxs menores de 18 años. Un número mayor resultó herido o quedó discapacitado.

Tu llegada a nuestro país para cursar estudios necesitó de apoyo y ayuda internacional, cuéntanos los muros impuestos para salir del país…

Muchxs estudiantes sufren el cierre de las fronteras, se les impide la salida del país, perdiendo sus becas e importantes oportunidades de formación, y en el mejor de los casos, como yo, unos meses lectivos. La prohibición se da sin más explicación, sin ningún fundamento legal, en nuestro propio territorio.

Desde febrero de 2008, he sido uno de lxs 600 estudiantes atrapados en la Franja de Gaza, que no han podido salir de su tierra debido al bloqueo de las fronteras que limitan con Israel y también la frontera de Rafah con Egipto.

Desde que la UJI me aceptó como estudiante del Máster por la Paz, tuve que esperar dos meses, con el curso ya en marcha, ya que Israel no permitía mi salida. Mis compañerxs de estudios iniciaron una campaña junto con ciudadanxs de Castelló, y la Plataforma Castelló per Palestina, en la que se recogieron firmas, se informó mediante los medios de comunicación… Y finalmente, tras muchas trabas, impedimentos y “trámites” con Israel, pude salir de la Franja de Gaza por primera vez en mi vida.

El derecho a la educación es un derecho básico reconocido a cualquier ser humano del mundo por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario Internacional, y debería cumplirse verdaderamente a nivel mundial. Todxs deberíamos luchar por conseguir que sea una realidad y se debe dar a conocer y denunciar la situación en la que se encuentran lxs estudiantes de Gaza.

¿Cómo valoras las acciones, sociales y económicas que se están realizando en ayuda del pueblo Palestino?

Son la sociedad civil y las organizaciones de base las que están trabajando más duramente para despertar las conciencias. En Palestina, las prácticas de injusticia, desigualdad y violencia se dan a diario, la permanente ocupación que se viene perpetuando durante las últimas cuatro décadas expone a la ciudadanía a una segregación y un aislamiento del mundo, a una privación de los derechos humanos… una situación de inhumanidad.

Ha habido un aumento de los movimientos de solidaridad internacional con Palestina. La campaña de Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS) es cada día más fuerte… Pero necesitamos construir una red de trabajo fuerte entre Europa, Israel y Palestina, que trabaje conjuntamente para resolver el conflicto.

Las acciones como la Flotilla de la Libertad y las próximas campañas de barcos rumbo a Gaza son de suma importancia, pues ponen de manifiesto las necesidades del pueblo palestino. Los tres objetivos principales son en primer lugar, mostrar el fracaso de la comunidad internacional y de los Estados miembro de las Naciones Unidas para presionar a Israel para que cumpla la legalidad internacional y levante este bloqueo, sin precedentes en la historia, que dura ya entre 4 y 5 años. En segundo lugar, se intenta asistir a la población con la ayuda humanitaria requerida, aunque se necesitaría la carga de muchas flotas para cubrir las necesidades básicas de la mayoría de la población. Y por último, se pretende atraer la atención internacional sobre la situación de Gaza, despertar la conciencia colectiva y empujar a las Naciones Unidas a emprender acciones reales y contundentes que terminen con el bloqueo impuesto a la Franja y las violaciones a los derechos humanos.

Dibújanos el futuro por el que estás luchando…

En Gaza y toda Palestina experimentamos una sensación de incertidumbre e inseguridad, de cómo será el futuro… Cuando las madres mandan a sus hijxs a la escuela se preguntan si regresarán… Lxs campesinxs que cultivan su tierra no saben con seguridad si llegarán a probar los frutos de su trabajo… La mujer que sale a comprar… El Aeropuerto de Gaza, que conectaba la Franja con el resto del mundo, fue destruido por los aviones F-16 israelíes… lo que aumenta la sensación de desconexión con el mundo exterior, de abandono y encierro.

Una vez tras otra hemos confiado en la ONU, cuyas resoluciones Israel ha ignorado con total impunidad, prosiguiendo con su proyecto de apartheid y limpieza étnica. Tras la guerra, creímos que no quedarían impunes los crímenes de Israel contra la población civil, con armas prohibidas en la Convención de Ginebra, como el fósforo blanco. Creímos que se castigaría el ataque en aguas internacionales a activistas pacifistas de 40 distintas nacionalidades, y la muerte de 9 de ellxs,…

Necesitamos ser reconocidos como palestinxs, ser tratados como cualquier otro ser humano del mundo, alcanzar los derechos que nos pertenecen. Necesitamos justicia, igualdad, estar al mismo nivel que la ciudadanía israelí. Necesitamos avanzar en la resolución de un conflicto que durante décadas está ahogando la vida de tantas personas en nuestro territorio… Necesitamos llegar a soluciones que se basen en el respeto mutuo, en el pleno reconocimiento y entendimiento, y no en la perpetuación de relaciones de opresión y poder. El poder nunca nos conducirá a la paz.

Lxs palestinxs y lxs israelíes somos parte los unxs de lxs otrxs, inevitablemente, compartimos mucho más que un territorio, compartimos la humanidad, sin distinción por nuestro color, sexo, religión… Debemos conseguir aceptarnos los unxs a lxs otrxs como seres humanos, y oponernos a cualquier tipo de inhumanidad.

Creo que como Gandhi dijo, para ver el verdadero cambio, debemos comenzar por nosotrxs mismxs… y seguiremos resistiendo y luchando hasta que podamos vivir en igualdad y justicia en una Palestina libre.