La firmeza en los valores éticos y el compromiso inquebrantable con las ideas, que se les suponen a los políticos de un gran partido, los acaba de poner en entredicho el flamante y polémico alcalde de Ponferrada, que se apoyó para su elección -precisamente el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora- en Ismael Álvarez, un regidor anterior condenado por acoso sexual a una concejala. Antes de que la cosa fuera a mayores, Samuel Folgueral no se lo pensó dos veces a la hora de elegir entre el cargo y el partido.

Con este nuevo escándalo que salpica al PSOE, todavía no llegan al empate con su eterno rival, el PP, que por estar gobernando tiene más acceso al poder y a las arcas, dando la impresión de que hay bofetadas por meter la mano (con el cazo)… o incluso la pata. A los muchos procesos por corrupción abiertos por los jueces, hay que sumar la manifiesta incompetencia de los populares para ejercer con unos mínimos de coherencia y eficacia los cargos a los que se han aupado.

Con este nuevo escándalo que salpica al PSOE, todavía no llegan al empate con su eterno rival, el PP, que por estar gobernando tiene más acceso al poder y a las arcas, dando la impresión de que hay bofetadas por meter la mano (con el cazo)… o incluso la pata. A los muchos procesos por corrupción abiertos por los jueces, hay que sumar la manifiesta incompetencia de los populares para ejercer con unos mínimos de coherencia y eficacia los cargos a los que se han aupado. Empezando por el actual presidente del Gobierno o la esposa del anterior, y siguiendo con Floriano y Cospedal, que parecen desconocer lo más básico de la legislación laboral y hacen el ridículo con eso de la readmisión obligatoria en caso de despido improcedente y aquello del “finiquito en diferido” para justificar lo injustificable en el caso Bárcenas, llegamos a la política de tierra quemada que se aplica sin compasión en los ministerios de Sanidad, Educación o Empleo (qué siniestra ironía, con seis millones de desempleados).

Así resulta, sufridos y pacientes ciudadanos, que el gobierno hace lo contrario de lo que prometió (cuando iba de partido de los trabajadores), mientras la oposición tampoco se muestra más acertada y creíble a la hora de explicar cuál es su proyecto para cambiar de verdad las cosas.

Pero, ¿y los sindicatos? Pues los mayoritarios, que son los únicos que salen en la foto y por eso son mayoritarios, enrocados en su línea de competir con la patronal en las políticas de moderación y flexibilidad, en lugar de defender los incrementos salariales y proponer el reparto del trabajo; recetas elementales pero eficaces para activar el consumo y reanimar la economía.

Las centrales alternativas siguen clamando en el desierto y la gente desencantada apuesta por partidos bisoños y personajes populistas, que también acabarán defraudando al personal, pero que hasta ahora no eran parte del espectáculo de ilusionismo en que ha devenido la política clásica.

Afortunadamente hay otro sector creciente de la sociedad, que ha dicho basta y se ha organizado no sólo para defender los pocos derechos que nos quedan, sino para ensayar nuevas formas de participar y decidir en todos los ámbitos de las relaciones humanas. Esos movimientos, redes, mareas y proyectos autogestionarios constituyen una sana esperanza frente al ocaso y desprestigio del sistema actual.

En definitiva, que es el propio sistema el que crea a los antisistema.

Antonio Pérez Collado
Secretario General de CGT-PV


Fuente: Antonio Pérez Collado