La dictadura militar en Brasil fue instaurada en el 1er de abril de 1964. El hecho triste y real es que no hubo resistencia popular al Golpe que inició su montaje en el año de 1961. De esta fecha hasta el 13 de diciembre de 1968, el régimen fue más parecido al del general Onganía, en Argentina (a partir de 1966), cuando había una cierta oposición de ideas y efervescencia cultural. La reacción popular que empezó en septiembre de 1966 generó una respuesta aún más dura de los generales y el ala civil de este régimen. En este artículo inicio una trilogía debatiendo los sentidos y efectos del Acta Institucional Número 05 (AI-5).

La dictadura militar en Brasil fue instaurada en el 1er de abril de 1964. El hecho triste y real es que no hubo resistencia popular al Golpe que inició su montaje en el año de 1961. De esta fecha hasta el 13 de diciembre de 1968, el régimen fue más parecido al del general Onganía, en Argentina (a partir de 1966), cuando había una cierta oposición de ideas y efervescencia cultural. La reacción popular que empezó en septiembre de 1966 generó una respuesta aún más dura de los generales y el ala civil de este régimen. En este artículo inicio una trilogía debatiendo los sentidos y efectos del Acta Institucional Número 05 (AI-5).

La fecha del día 13 de diciembre nos trae el recuerdo de esa maldita pieza jurídica, revocada en 31 de diciembre de 1978, cumpliéndose a fines de 2008 cuatro décadas de su firma. Infelizmente, hoy perdemos la dimensión de su significado y quitamos la responsabilidad a sus autores. En este texto y en otros dos que siguen, tengo la intención de contribuir para invertir esa memoria borrada.

El AI-5 fue un acto de gobierno, dando juridicidad para una escalada represiva, apretando el torniquete dentro de la dictadura. Algunos analistas lo consideran el «golpe dentro del golpe». Particularmente estoy en desacuerdo con esta tesis. La medida fue un recurso de recrudecimiento por parte de un régimen militar. El texto estipulaba en el papel la correlación de fuerzas que en las calles de los grandes centros era disputada manzana por manzana desde el retorno de las protestas populares con la setembrada de 1966. La respuesta fue a la altura del desafío impuesto. La sociedad brasileña cambiaba y el comportamiento de los agentes políticos también.

Podemos comprender el golpe de 1º de abril de 1964 como la resultante de la conspiración derechista iniciada en 1961, sumada en la reacción a las amenazas de distribución de renta (materializado en las «reformas de base») ; crisis institucional (en la quiebra de jerarquía y escisión de las fuerzas armadas y policías militares) ; y doble poder (como en las huelgas de solidaridad convocadas por la CGT). Ya el AI-5 puede ser leído como la suma de las luchas internas en el interior de la dictadura (con definiciones ideológicas como la de el ministro de la Justicia Luís Antônio da Gama e Silva) ; la expansión de la presencia de los operadores de inteligencia bajo mando de los EUA (caracterizado por Dan Mitrione, entre otros agentes) ; y la medida de gobierno que materializaba el poder dictatorial para afirmar el Brasil Potencia. También fue la respuesta al surgimiento de una izquierda con intención revolucionaria, no alineada con Moscú y bajo influencia latinoamericana. Pero, resalto que ningún análisis político posterior y complejo puede «justificar» los crímenes de lesa humanidad cometidos.

Entiendo que el acto de la dictadura debe ser analizado como una acción de un gobierno de excepción al mando de un Estado. Como toda actividad política, la misma tiene autores responsables y que por ella deben ser responsabilizados.

En el momento en que el país discute la punición a los autores y mandantes de los crímenes terribles de tortura, cárcel clandestina, violación y desaparición forzada, la comprensión del AI-5 es actual y necesaria. Como ya afirmé antes, el pueblo que no sabe de donde vino, no entiende donde está ni decide a donde va.


Fuente: Bruno Lima (www.barometro-internacional.org)