Ahora en Grecia la heroína la están regalando, me cuentan. Sobrepasados por la firme respuesta humana frente al saqueo que están padeciendo, desconcertados por la mutación de ese virus que es a veces el pueblo frente a las recetas tradicionales de distracción social, los señores del mercado se han marcado nuevas terapias más agresivas.

Así es, con la prescripción del opio como el opio del pueblo, fácil
es, con Afganistán en descontrol bajo control, con los narcos bien
colocados en el gobierno de Hamid Karzai por la CIA, organización
que gestiona la industria narcocapitalista desde tiempos de los
Panteras Negras, paraindustria cuyo doble fin es controlar las masas
y lucrarse de ellas, que se ramifica a nivel de Estado en complejas
redes que en lo jurídico-policial simulan combatir el tráfico en
actuacion

Así es, con la prescripción del opio como el opio del pueblo, fácil
es, con Afganistán en descontrol bajo control, con los narcos bien
colocados en el gobierno de Hamid Karzai por la CIA, organización
que gestiona la industria narcocapitalista desde tiempos de los
Panteras Negras, paraindustria cuyo doble fin es controlar las masas
y lucrarse de ellas, que se ramifica a nivel de Estado en complejas
redes que en lo jurídico-policial simulan combatir el tráfico en
actuaciones contra el trapicheo y algún capo menor, el malmirado
Oubiña lo era no se asombren, que en lo terapéutico-asistencial se
encargan de estabilizar la uniformidad social, reinserción lo
llaman, neutralizar bajo la óptica de lo invisible, ocultar las
pruebas que cuestionen esta jodida distopía, recuperar el
automatismo conductual sumiso de los sujetos, hacer segregar dopamina
más allá de la heroína, hacer segregar dopamina por un juego de
sartenes al domiciliar la nómina sería, el logro, el logro feroz,
la reconquista, con la sartén como exponente, que por el mango la
sostiene el entramado que articula este lumpen del psiconegocio,
espacio por el que pugnan en concesiones que se legislan por
enchufismo, turbia red que se lucra de familias y Estado, familias
encogidas por el desaliento, el dolor, la vergüenza social y el
olvido, tocando puertas en travesía de aldabas, que por inercia
avanzan hacia la secta, porque impera la ley de la dependencia, sea
del opio, de Dios o de cualquier refuerzo conductista que pueda
armarnos bien de dopamina destilada.

La
narcocracia es la autoridad, toda una autoridad en psicología de
masas, que interviene hilando fino con espinosas fórmulas de control
social, problema-reacción-solución es una de ellas, que brota en
ruptura cuando se introduce la heroína, ya tenemos el problema que
despunta en reacción cuando se fomenta la alarma en alianza con el
aparato mediático, alarma que se convierte en demanda de más
control policial que resulta represión y parece seguridad, la
solución buscada por la administración que vela por los señores
del mercado, retroalimentando al Estado en confianza social, que se
consolida y fortalece.

Así
las cosas, el narcomercado se comporta igual que el resto de los
mercados llamados libres. Lo que escasea se encarece y lo que abunda
se devalúa a lo gratis que ni se le mira el diente, tampoco al
caballo. No es complicado pues intervenir el mercado, cuando es
preciso meter jaco se persigue el negocio del hachís que escasea, el
coste del costo se eleva y en la cumbre el pico, se autoriza la
heroína y todo el monte es amapola en descenso imparable hasta el
campo base, donde los
yonquis
se instalan en tiendas, ya han picado y sube el precio, la
delincuencia, el trapicheo y la prostitución, es lo que está
pasando en Grecia y es también la cárcel, también pasó por aquí,
por la puerta de
Alcalá Maco,
que nos ha traído la mayor tasa de población reclusa de toda Europa
con una de las menores tasas de criminalidad, mayores tasas de
permanencia por delito que bajo el régimen franquista, como también
el régimen FIES o los CIES para los guajiros sin papeles,
Guantánamos donde los tratan como al perro que ya no caza mientras
los de casa miramos para otro lado.

Lo que
están haciendo y deshaciendo con los
desgreciados
helenos
es para echarse a temblar.
Porque nos resulta familiar, de cuando rompieron el cerco en los
ochenta de revueltas ochentenas, revueltas de masas indomables hasta
que colaron Troyanos por astilleros, pasaron los camellos por la
aguja por doquier, madres que enterraron a sus hijos como si fuera
ley de vida, el entierro de una clase obrera organizada y rebelde que
nos ha dejado una herencia de risa, una pareja de traca, pareja de
cómicos, el señor Cándido que hace honor a su nombre, con la UGT
que no sabe ni por dónde anda ni desde cuándo, y el hidalgo señor
Toxo, heredero de Fidalgo, familia política que controla Comisiones
tiempo ha, familia política no lo olviden, bien avenida con la FAES.
Judas en prebendas, estos claudicarán una vez más, invocando pelea
con escopetas de feria, furia falsa de farsa que ya no hay quien la
crea, pareja de cómicos cual Pajares y Esteso, los que gustan a la
derecha de toda la vida, más solos que la una se van a quedar ahora
porque el estallido social que temen ya no hay ya quien lo detenga,
con tanto paro y miseria
in crescendo,
con tanta familia desahuciada, los banqueros embargados de emoción y
sus esposas montando rastrillos solidarios por Navidad. ¿Rastrillos
por qué? Porque se aburren.

Atrás
qued
ó pues la Navidad, fechas señaladas
donde las haya en las que expresamos nuestros mejores deseos para el
año venidero, deseos que esta vez tenemos por seguro que no se van a
cumplir.
Dinero poco, tampoco salud, con la sanidad que nos
viene. Nos queda el amor, que es cosa de pobres. Nuestras
espaldas de Damocles
ya no soportan la carga y parda se va a liar.
Todo lo que
está pasando desde las faraónicas revueltas de Egipto evidencia un
contexto prerrevolucionario global. Arriba las
que luchan, que no nos cuelen el Caballo de Troya.

Colectivo
Malatextos – Goio Gonzalez Barandaia


Fuente: Colectivo Malatextos - Goio Gonzalez Barandaia