LA PAZ - Al inicio de la cuarta semana de continuas protestas de sectores populares, el presidente de Bolivia Carlos Mesa presentó el lunes su renuncia en una alocución televisiva, aunque no indicó que fuera irrevocable.

LA PAZ – Al inicio de la cuarta semana de continuas protestas de sectores populares, el presidente de Bolivia Carlos Mesa presentó el lunes su renuncia en una alocución televisiva, aunque no indicó que fuera irrevocable.


Mesa señaló que seguirá siendo presidente hasta que el congreso se reúna para evaluar su determinación. Si el Legislativo rechaza la dimisión, el aún presidente debería mantenerse en el cargo. De aceptarla, Mesa dejaría el cargo.

«Mi responsabilidad termina el día en que el congreso nacional tome la decisión. No estoy dejando mi responsabilidad», dijo al señalar que permanecerá en el país.

En su discurso, de 20 minutos, el gobernante señaló que Bolivia «se encuentra en uno de los momentos más difíciles de su historia».

Las calles de La Paz, así como en otras ciudades del país, registraban momentos de calma, sin que se presentaran disturbios.

Algunos dirigentes políticos, como el senador Hugo Carvajal, dijeron que el congreso debe aceptar la renuncia —a diferencia de otra dimisión que Mesa también presentó en marzo—, al tiempo que pidió que también renuncien todos los legisladores para convocar a elecciones generales»en cuatro a seis meses».

El mandatario pidió a los miles de manifestantes que diariamente toman las calles de La Paz desde el 16 de mayo, en su mayoría campesinos, que permitan que el congreso sesione «para buscar una solución a este difícil momento».

Horas antes del pronunciamiento del mandatario se había especulado con que presentaría su renuncia, algo que sobre lo que no quisieron pronunciarse con claridad varios de sus colaboradores.

La jornada fue tensa en La Paz, ya que manifestantes habían lanzado dinamita cerca de la casa de gobierno. El presidente se vio obligado a evacuar la zona, para regresar poco después.

En otra crisis, en marzo, Mesa también presentó su dimisión, pero el congreso no se la aceptó. En esa ocasión, sus opositores dijeron que se trataba de un «chantaje» y una maniobra para lograr el apoyo del Legislativo.

Campesinos cocaleros, agricultores dedicados a otros cultivos, mineros, maestros, universitarios y vecinos de la ciudad de El Alto —12 kilómetros al oeste de La Paz— vienen reclamando la nacionalización de la industria hidrocarburífera, la convocatoria a una asamblea constituyente, la renuncia de Mesa y el llamado a elecciones generales.

Mesa también deseo suerte a la Iglesia Católica, que está mediando en el conflicto entre el gobierno, el congreso, el partido Movimiento al Socialismo (MAS), que conduce el diputado cocalero Evo Morales, y agrupaciones sociales y sindicales.

En declaraciones previas a la renuncia, Morales, el principal líder de las protestas, insistió en que el gobierno debe ordenar a la fuerza pública tomar los campos que explotan petroleras transnacionales.

Exigió también la convocatoria a la elección de constituyentes y la renuncia de Mesa, y de los presidentes de las cámaras del Congreso «para que asuma el presidente de la Corte Suprema de Justicia (Eduardo Rodríguez)».

La constitución establece que si renuncia el presidente, debe asumir el vicepresidente —Mesa llegó en esa condición tras la dimisión en 2003 de Gonzalo Sánchez de Lozada—.

Señala también que de dimitir el vicepresidente, debe asumir el presidente del Senado, y que si éste renuncia, debe ocupar la jefatura de estado el presidente de la Corte Suprema de Justicia, para llamar a elecciones.

En declaraciones a la cadena internacional televisiva CNN en español, Morales, que ha sido acusado de intransigente y de provocar la situación de tensión en el país, indicó que renunciaría a su liderato en el MAS si sus partidarios se lo piden.

«Esta es una lucha entre ricos y pobres», dijo el dirigente, quien negó las acusaciones en su contra de intransigencia.

El lunes, La Paz , Cochabamba y Santa Cruz estaban aisladas del resto del país por bloqueos en las carreteras que están dejando pérdidas de hasta 20 millones de dólares al día. De poco han servido las peticiones de la Iglesia para que se suspendan las medidas de presión mientras se busca una salida a la grave crisis política y social que vive el país.

«No vamos a suspender las protestas hasta que veamos resultados en las negociaciones», declaró a la prensa Morales en una jornada en la que decenas de miles de ciudadanos se tomaron las calles de La Paz para continuar con las protestas.


Fuente: Por ALVARO ZUAZO | La Voz