En la nota publicada por el diario El País (11 de abril, página 18) sobre un coloquio organizado el día anterior por la Asociación para la Defensa de la Transición, hace usted algunas declaraciones que seguramente habrán molestado a bastantes personas, sobre todo viniendo de quien presidió los gobiernos que iniciaron esta epata de reformas laborales y privatizaciones.

 

Voy a empezar por la frase que la periodista ha elegido para titular de la columna: “Hay una crisis institucional que galopa hacia la anarquía”. Luego en el interior parece que lo que usted dijo fue “hacia una anarquía disolvente” (?). En cualquier caso la frase no puede ser más desafortunada; usted que es una persona instruida sabrá que “anarquía” no es solo desorden, sino que también es una corriente política y filosófica, que propugna el fin del Estado y de todo tipo de autoridad impuesta, para llegar a la más alta expresión del orden y la libertad.

Voy a empezar por la frase que la periodista ha elegido para titular de la columna: “Hay una crisis institucional que galopa hacia la anarquía”. Luego en el interior parece que lo que usted dijo fue “hacia una anarquía disolvente” (?). En cualquier caso la frase no puede ser más desafortunada; usted que es una persona instruida sabrá que “anarquía” no es solo desorden, sino que también es una corriente política y filosófica, que propugna el fin del Estado y de todo tipo de autoridad impuesta, para llegar a la más alta expresión del orden y la libertad. Le recomendaría que leyera algunos textos clásicos del anarquismo, pero estoy seguro de que ya los conoce… aunque no parece que su lectura haya influido en sus ideas y praxis. Si usted quería utilizar la expresión como desorden, ¿qué mayor desorden que este sistema que mata a la gente de hambre, la echa de sus casas y destruye el propio planeta?

España y el mundo no van, desgraciadamente, hacia un modelo de libertad, igualdad y justicia social. Van, vamos, hacia el saqueo total de los derechos de las personas que más han aportado y menos han recibido de este injusto sistema capitalista que usted siempre ha defendido; tanto en su etapa socialdemócrata (cuando lucía chaqueta de pana y otros símbolos de progresía) como cuando ya se ha pasado directamente al enemigo.

Primero hizo usted leyes para abaratar despidos y precarizar contrataciones, mientras vendía a precios de saldo las mejores empresas y sectores públicos, y después no tuvo reparos en seguir cobrando las escandalosas jubilaciones por sus cargos públicos y hacerlas compatibles con su millonario contrato laboral para la empresa Gas Natural; una de las privatizadas ¡qué ironías tiene la vida!

Miedo me da su anuncio de que “le va a dar a la máquina de pensar y proponer cosas”. ¿Qué va a proponer ahora, que ya no quedan empresas públicas que privatizar ni derechos que recortar? ¿Va a prometernos otra vez sacarnos de la OTAN? ¿Van usted y su amigo Alfonso Guerra a ponerse al frente de los descamisados, sin renunciar a sus costosos trajes y a su acomodada vida?

¡No me diga que usted nos traicionó, sobre todo a los que creían en el socialismo, en la Transición por nuestro bien! Y, sobre todo, no insista en otra Transición porque con la primera ya tuvimos suficiente para comprobar cómo se vendían todas las ilusiones y esperanzas de un pueblo.

Por favor, no nos salve otra vez. Siga cobrando de Gas Natural y de su retiro y procure mantener cerrada la boca. Se lo digo por su bien. Ya no estamos en 1975 y la gente ya les ha visto el plumero a los de su clase… que no es la nuestra, faltaría más. 

Antonio Pérez Collado


Fuente: Antonio Pérez Collado