Catalina Belchí es delegada de CGT en el ElPozo y posiblemente la trabajadora que con más fuerza se ha enfrentado a los abusos y recortes laborales de la empresa. Hasta junio de 2008 y durante 7 años había estado realizando un puesto de trabajo (llamado "devoluciones") que era compatible con sus dolencias físicas, dolencias que provienen de los distintos accidentes laborales sufridos en el desempeño de su labor debido a la sobrecarga de trabajo que ElPozo impone a sus empleados.

Pues bien, en esa fecha Catalina es cambiada de puesto de trabajo y se le asigna el de «liado fino de sobrasada», que requiere esfuerzos muy superiores y un constante forzado de cuello, hombro y codo, precisamente las partes del cuerpo más afectadas por sus lesiones.

Pues bien, en esa fecha Catalina es cambiada de puesto de trabajo y se le asigna el de «liado fino de sobrasada», que requiere esfuerzos muy superiores y un constante forzado de cuello, hombro y codo, precisamente las partes del cuerpo más afectadas por sus lesiones.

Este cambio de puesto, que curiosamente coincide con el endurecimiento de la lucha sindical de Catalina, se produce justo 3 meses después de que la médico de la empresa emita un informe donde dice que la trabajadora puede realizar el puesto de «devoluciones» que tenía asignado, pero no otros que conlleven forzado de cuello, hombro y codo. Justo tras la emisión de ese informe se le quita su puesto de los últimos 7 años y se le impone otro que le obliga a hacer precisamente aquello que es más dañino para su salud. Tras la imposición del nuevo puesto, Catalina cae en constantes bajas que le llevan a estar convaleciente 299 días en un año y medio (de julio de 2008 a diciembre de 2009).

Durante todos estos años Catalina ha denunciado ante la Inspección de Trabajo los hechos, ante lo cual la empresa respondía ofreciéndole otros puestos también incompatibles con su salud y ofreciéndole que pidiese la invalidez abandonando su puesto de trabajo, lo cual es un poderoso indicio de que ElPozo pretendía imponer un puesto de trabajo insoportable a Catalina para forzarle a irse y abandonar su lucha.

Finalmente, a mediados de 2012 la trabajadora decidió acudir al Juzgado y, ante la posibilidad de ser condenada por acoso sindical, la empresa accedió en la vista del juicio que se celebró el 22 de enero a darle un puesto compatible con sus limitaciones físicas y que no pone en riesgo su salud.

Han sido 5 años de lucha y de indiferencia empresarial ante la tragedia de Cati, pero, al final, ElPozo ha tenido que renunciar a la agresión contra la dignidad y la salud de la trabajadora que venía manteniendo, viéndose forzado a darle el puesto que merecía y a seguir soportando la lucha sindical.

Sección Sindical de CGT en El Pozo


Fuente: CGT El Pozo