Dos trabajadores de la Planta de Cepsa en Palos (Huelva) murieron ayer 4 de agosto 2010 por el hecho simple y cotidiano de trabajar ; dos trabajadores más se encuentran lesionados gravemente por el mismo hecho, trabajar.

Dos trabajadores de la Planta de Cepsa en Palos (Huelva) murieron ayer 4 de agosto 2010 por el hecho simple y cotidiano de trabajar ; dos trabajadores más se encuentran lesionados gravemente por el mismo hecho, trabajar.

Trabajar salarialmente es una necesidad, pues la inmensa mayoría de las personas sólo tenemos o poseemos nuestra capacidad de trabajar para obtener rentas con las cuales “vivir. Más de 4,5 millones de personas están paradas contra su voluntad y el “vivir” se les complica y mucho.

A diario, una media de 4,5 trabajadores ven truncadas sus vidas en las diferentes actividades : la industria, el campo, la construcción, los servicios, como también cientos de miles de personas anualmente, sufren accidentes muy graves, graves y lesiones invalidantes, precisamente por trabajar.

Nuestro trabajo y los empleos en los cuales desarrollamos nuestras capacidades, son organizadas y controladas por los empresarios, sus directivos y sus jefaturas.

La Ley, el Estatuto de los Trabajadores, Ley de Prevención de Riesgos Laborales, obliga a los empresarios a tutelar la salud y la vida de los millones de personas asalariadas.

La garantía de la vida, el derecho a la vida y la salud de las personas asalariadas, se burla a diario de la misma vida del trabajador, porque quien es el garante por ley de esa vida y de la salud, es ajeno al trabajo concreto donde se produce el accidente, la muerte o la lesión. Nunca mueren quien organiza el trabajo, los empresarios, siempre morimos o somos lesionados, quienes realizamos el trabajo concreto.

Si la responsabilidad en la organización del trabajo corresponde al empresario y las muertes se producen como consecuencia de trabajar : contratos precarios, contratos vaciados de derechos, destajos, ritmos frenéticos y estresantes, tiempos de desplazamiento cada vez más grandes donde se obliga a la utilización de coches ; presiones y violencia (moobing) en la organización del trabajo ; autoritarismo y ausencia de democracia laboral, etc., sólo existen unos responsables, LOS EMPRESARIOS.

Mientras no se reevalúe la vida humana y se devuelva al trabajo su capacidad para organizarlo ya que es el trabajador concreto quien lo ejecuta, la muerte en los “tajos”, las lesiones en la salud, seguirán siendo portadas de informativos, periódicos y noticiables, pero los Empresarios, los “dueños” del capital y los únicos que organizan los trabajos y encima son quienes tienen que garantizarnos vida y salud, jamás aparecerán como “victimas de los accidentes” y, como tampoco, la sociedad y las instituciones exigirán que salga a la luz la inhumanidad del capital, el cual ha renunciando a garantizar la vida y la salud de millones de personas trabajadoras y lo único que les interesa son sus beneficios para repartir privadamente entre sus accionistas.

Desde CGT denunciamos esta “hipocresía legal” y el “orden” jurídico-social absolutamente injusto en el que funcionan las relaciones laborales. Sólo un cambio e inversión de este “orden” que devuelva al trabajo la capacidad para organizar el mismo, es la única garantía de nuestra vida y nuestra salud como trabajadores y trabajadoras.

5 agosto de 2010

Secretariado Permanente – Secretaria de Salud Laboral de CGT


Fuente: Salud Laboral CGT