Decenas de altos cargos políticos y de libre designación crecieron como hongos aprovechando la adaptación a la nueva ordenación sanitaria que traería el traspaso de las competencias sanitarias del Insalud a la Junta de Castilla y León.

Decenas de altos cargos políticos y de libre designación crecieron como hongos aprovechando la adaptación a la nueva ordenación sanitaria que traería el traspaso de las competencias sanitarias del Insalud a la Junta de Castilla y León.

Nuevas formas de gestión y figuras emergentes en el marco sanitario público han abierto las puertas a pingües negocios y los ojos a los especuladores de turno, que han hecho compatible su condición de alto cargo público con la de societario o mentor de cualquiera de las decenas de sociedades nacidas al amparo de la Administración Sanitaria en Castilla y León.

Los últimos acontecimiento vividos, entorno a las sucesivas dimisiones e interminables ceses en la cúpula de la Sanidad Pública de Castilla y León, han hecho evidente la desmesurada cantidad de nombramientos realizados, que no han hecho sino confundir y solapar los ámbitos de competencias, responsabilidades y actuación. Así, lo que debería ser una política y objetivo común, se traviste en un enfrentamiento entre intereses particulares.

Asistimos como ciudadanos, usuarios y trabajadores de la Sanidad Pública de Castilla y León con desinterés, ni siquiera con perplejidad, a algo que se veía venir. El desmoronamiento interesado de una estructura sanitaria, que ha dejado de ser económicamente rentable si se compara con los pingües beneficios que los mismos cargos públicos que hacen posibles las derivaciones y esternalizan intervenciones, pruebas diagnosticas, etc., pueden obtener de las clínicas, centros y hospitales privados creados al amparo de quienes, posiblemente de una manera más o menos directa, estén implicados en el desarrollo y crecimiento de dichas centros privados, cuyas posibilidades reales de crecimiento pasan por la concertación de servicios con la Sanidad Pública de Castilla y León.

Se han creado dos corrientes de actuación : Una, la menos rentable, la que tiene en cuenta las incompatibilidades de los cargos públicos y actúa en consecuencia con honradez, otros, simplemente dimiten.


Fuente: Julián González García.Responsable de la Sección Sindical de la CGT-Sanidad