Se disparan las alarmas, Qualytel va a despedir a centenares de personas de su plataforma de Salamanca. Los sindicatos “mayoritarios”, los poderes públicos, los políticos locales, el gobierno regional, etc., todos se llevan las manos a la cabeza, mientras destilan lágrimas de cocodrilo.

Se disparan las alarmas, Qualytel va a despedir a centenares de personas de su plataforma de Salamanca. Los sindicatos “mayoritarios”, los poderes públicos, los políticos locales, el gobierno regional, etc., todos se llevan las manos a la cabeza, mientras destilan lágrimas de cocodrilo.

Otro juego más de hipocresía donde las izquierdas que son derechas y estas que son derecha de la izquierda para estar colocadas ambas en el mismo lugar, esto es, en la identificación con un modelo de dominación donde el capital campa a sus anchas, claman al cielo demandando una justicia que ellos mismos se han encargado de destruir.

Los actores necesarios que utiliza este sistema para adecentar una imagen que, de otro modo, aparecería poco atractiva, no son otros que los políticos de turno, las instituciones a su servicio y los grandes sindicatos, todos obedientes al guión impuesto por el dios mercado, donde la clase trabajadora no es otra cosa que una mercancía más a la que se acude cuando se necesita y se desprecia cuando ya no es útil.

Las sucesivas reformas laborales traen como consecuencia que cientos de personas aquí y ahora en Salamanca, miles en el resto del Estado y millones en el mundo, sean tratadas como esclavos al servicio del inhumano imperio del capitalismo globalizado que se ha encargado de englobar toda la riqueza, esto es que toda se encuentre cada vez más oculta y en menos manos, a costa de la destrucción de todos los derechos, incluidos los derechos humanos más básicos, eso sí, todo santificado bajo palabras talismán, del tipo, liberalización, flexibilidad, libre mercado, y un largo etcétera.

Desde CGT, por supuesto que rechazamos esta sangría de puestos de trabajo que supone este proceso de despidos, pero no por ello podemos olvidar quienes son los responsables que, tácita o explícitamente, han colaborado a la hora de poner las bases para que desmanes de este tipo puedan ocurrir con total y absoluta impunidad. Las leyes laborales así lo permiten, luego la única posibilidad de que esto no pueda producirse es cambiar, YA, esta legislación esclavista para los trabajadores y decantada, claramente, a favor del Capital. Suena a antiguo, es verdad, pero no tanto como el neofeudalimo al que estamos condenados en la actualidad por unas leyes sometidas al imperio del gran señor, el capital.


Fuente: SOV CGT Salamanca cgtsalamanca@cgt.org.es