Este año estamos haciendo frente a uno de los peores períodos desde el punto de vista hidrológico debido a la escasez de precipitaciones, por lo que presumiblemente se puede afirmar, a fecha de hoy, que hemos tenido un invierno poco usual en lo que a aumento de incendios forestales respecta.

Este año estamos haciendo frente a uno de los peores períodos desde el punto de vista hidrológico debido a la escasez de precipitaciones, por lo que presumiblemente se puede afirmar, a fecha de hoy, que hemos tenido un invierno poco usual en lo que a aumento de incendios forestales respecta.

Asistimos a diario a una extensa y devastadora transformación de nuestro entorno natural, máxime cuando las precipitaciones brillan por su ausencia y la mano del hombre lo va destruyendo, bien por intereses especulativos de cualquier índole (urbanísticos, madereros, agrícolas, cinegéticos, etc.) o bien por el mero hecho enfermizo de incendiar por destruir. A todo esto se suman políticas de prevención insuficientes, incapaces de paliar la problemática desde su raíz, que repercuten dejando un halo de incendios no sólo por nuestra comunidad autónoma, sino que se hace trasladable a todas las comunidades del estado. Estos incendios menoscaban día a día la diversidad natural de nuestras coordenadas : « El Monte Mediterráneo ».

Sin embargo, desde las administraciones se invita a no utilizar los incendios forestales como arma política, cuando es su representatividad la responsable directa de políticas activas de prevención y extinción de incendios forestales. Dicho sea de paso, la situación permite afirmar que, transcurrida la primera quincena del mes de abril en nuestra comunidad, las estadísticas se han disparado de forma alarmante y el número de incendios es comparable con los de la primera quincena del mes de julio del año 2004.

Aunque, en estos casos, la aritmética no lograramos extrapolarla con rigor, sí que son cuantificables la falta de medios humanos al frente de la prevención y extinción de incendios y la falta de previsión por parte de la administración andaluza ante esta particular y circunstancial situación, que puede desembocar en un verano digno de mención en todos los libros de historia por el previsible record de incendios forestales.

Aunque presumiblemente la postura de CGT pueda ser tachada de catastrofista, hay que tener en cuenta que ya durante los años 80 bastantes asociaciones y grupos ecologistas de todo el planeta fueron adelantando las repercusiones de un cambio climático debido a la anómala y excesiva contaminación del planeta y entonces se les consideró como tales. Sin embargo, sus efectos a corto, medio y largo plazo, hoy en día reconocidos en « El Protocolo de Kyoto », confirman aqullas previsiones y reclaman a las administraciones medidas urgentes.

Es urgentemente ineludible salvaguardar un legado perdurable para generaciones venideras, por lo que se hace necesario que la movilización social y el llamamiento ante las administraciones sea una premisa de interés no sólo para los trabajadores del PLAN INFOCA, quienes como conocedores de la precaria realidad del plan por el desempeño de su profesión con contratos fijos discontinuos sean los más conscientes, sino para toda la sociedad andaluza.

La CGT se considera por todo esto en la obligación ética y moral de informar a la opinión pública y presionar a la administración para promover actitudes que disipen el desacierto de las actuales políticas de la administración en materia de prevención y extinción de los temidos y catastróficos incendios forestales.


Secretariado Permanente de CGT-Andalucía
Secretaría de Acción Social

Más información :
Niceto Ortega, Sección Sindical de CGT en Egmasa