«Si tienes que alimentar a tus hijos o pagar la hipoteca, ni te lo piensas». Este es el mensaje que transmiten desde dos de las principales organizaciones -Cruz Roja y Cáritas-, que se encuentran desbordadas ante la multitud de peticiones de ayudas que diariamente reciben de familias de la provincia que están en situación desesperada. 

Los recibos de la luz se han disparado y solo Cruz Roja tuvo que hacer frente el pasado año a 12.000 euros de gastos para impedir que decenas de alicantinos se quedaran sin suministro eléctrico. Pero la demanda va más allá: ropa, medicamentos y, por supuesto, comida.

Los recibos de la luz se han disparado y solo Cruz Roja tuvo que hacer frente el pasado año a 12.000 euros de gastos para impedir que decenas de alicantinos se quedaran sin suministro eléctrico. Pero la demanda va más allá: ropa, medicamentos y, por supuesto, comida.

Cerca de 20.000 menores están inscritos en las listas de reparto de alimentación que se realizan en la provincia. Una cifra que hace unos años era impensable. Desde la organización humanitaria atienden a la mitad a través de los excedentes que llegan de la UE y de la propia comida que recogen en sus campañas. Y de ellos, un 27% son tan solo bebés de 0 a 6 meses que necesitan de una alimentación especial y más cara como potitos, leche infantil y cereales. Por su parte, desde el Banco de Alimentos confirman que otros 10.000 menores están en su censo. Unos niños que son atendidos a través de las entidades que realizan el reparto porque el banco actúa solo como distribuidor. «Ahora mismo, hay 88.000 personas en la provincia, entre nosotros y Cruz Roja, y la demanda de comida sube entre un 8% y 10% cada año», recuerda el director del Banco, Juan Vicente Peral, que en plena faena de reparto de la nueva fase de alimentos llegada de la UE teme ya el recorte del 50% de la ayuda el próximo año. «No sé cómo lo vamos a hacer porque el paro no toca techo».

Una distribución de alimentos que esta misma semana comenzará a realizar Cruz Roja. La responsable provincial del Programa de Lucha contra la Pobreza, Sagrario Sampere, puntualiza que estos menores «no es que estén pasando hambre», pero esta ayuda extra que reciben las familias les permite utilizar parte del dinero que tienen en pagar el alquiler o un recibo de la luz y no quedarse sin un techo.

Aún así, las cifras son demoledoras. La crisis ha llevado a que el 26% de la población menor de edad esté en situación de pobreza. Un aumento que ha provocado que el número de menores atendidos en la entidad se haya duplicado en el último año. Ahora mismo, cubren a 4.854 niños y en doce meses han repartido 263 paquetes con productos de higiene infantil y para recién nacidos a 171 familias.

«La realidad es que la demanda no para de crecer y nos hemos visto un poquito superados. ¿Quién nos iba a decir que tendríamos también un ropero para repartir vestuario entre mil familias?», se pregunta Sampere, quien insiste en que los padres siempre intentan que los pequeños vivan ajenos a esta situación, aunque sea complicado. «A las mochilas que les damos, les quitamos el logotipo de Cruz Roja para que no se sientan diferentes cuando van al colegio».

Entre 30 y 45 años y con niños es el perfil más frecuente que responde a estos casos. Angustiados por los impagos, los avisos de corte de luz están a la orden del día. Un problema que la organización hace esfuerzos por solventar pagando 12.000 euros el pasado año en recibos, pero solo de 124 hogares. De ahí que voluntarios y trabajadores organicen talleres para enseñarles a administrarse y reducir al máximo el gasto.

«Lo primero para una familia es la alimentación y luego la casa, pero con 400 euros, ¿qué van a hacer?», se pregunta la abogada y voluntaria de Cáritas, Bienvenida Morales, que también reconoce que los cortes de suministros y las hipotecas se han convertido en el principal problema. «El 99% de los casos que veo son por este problema», señala Morales, quien lleva ya quince años de voluntaria en la entidad y que calcula que un 10% de la población de Alicante puede estar viviendo sin luz.

La abogada se muestra indignada ante el aumento de desalojos que se están registrando y de viviendas «sin valor y que nadie luego va a querer estar en ellas» por las condiciones lamentables en la que están y la zona donde se ubican. Aunque con algunos bancos está consiguiendo negociar, otros se cierran a cal y canto y cuando no hay ninguna solución se llama a Stop Desahucios.

http://www.laverdad.es/alicante/v/20130218/provincia/cientos-familias-piden-comida-20130218.html

 


Fuente: laverdad.es