Los anarquistas uruguayos organizados en la OLC ante la "visita" de George W. Bush a Uruguay

Los anarquistas uruguayos organizados en la OLC ante la «visita» de George W. Bush a Uruguay

CIRCULAR DE OPINIÓN DE LA ORGANIZACIÓN LIBERTARIA CIMARRÓN ANTE LA LLEGADA DE BUSH A URUGUAY

9 de marzo de 2007

En medio de un enorme despliegue de efectivos de seguridad llega Bush a nuestro país, y su visita no es casual sino que se inscribe en el marco de una gira por los países del continente que más sumisos se han mostrado ante los planes de Washington para la región. México, Brasil, Uruguay, Colombia y Guatemala son los condecorados esta vez con la visita del genocida. Y su llegada tampoco es inocente, sino que tiene el cometido de “hacer negocios” con nuestro país, de profundizar las relaciones comerciales (y lo que no nos dicen : de profundizar la injerencia política y económica de los EEUU en nuestro país) sobre la base del precedente sentado por la firma del Tratado de Promoción y Protección de Inversiones y su nuevo anexo, el TIFA.

Los planes del imperialismo para la región
La política actual del gobierno de los EEUU se inscribe en el desarrollo de una ofensiva del poder norteamericano que se extiende en todo el planeta. Desde la invasión a Irak hasta los frustrados intentos de implementar el ALCA en nuestro continente, constituyen parte de una estrategia que tiene como principal objetivo el de consolidar la superioridad de los EEUU en el plano económico, político y militar frente a las potencias que pueden erosionar su dominio. Y es que tanto el proceso de consolidación de Europa como bloque político y económico y el acelerado crecimiento de China como potencia económica y militar son elementos que preocupan a la Casa Blanca, ya que ponen en jaque el avance del dominio yanqui.
En este contexto de disputa interimperial, los EEUU necesitan recuperar el papel de América Latina como territorio de exclusivo dominio norteamericano para reafirmar su hegemonía. Esto supone la necesidad de profundizar el control político y militar de la región ; y la desarticulación de los movimientos de resistencia, que constituyen una piedra en el zapato para el gobierno de los EEUU ya que -si bien no han logrado detener los planes del imperialismo- sí han podido condicionarlos, obligando a realizar modificaciones en sus tiempos y en sus formas. A modo de ejemplo, se podría mencionar desde la guerra del agua en Bolivia en el año 2000, hasta la imposibilidad de implementar el ALCA en los tiempos previstos, lo que ha obligado a EEUU a impulsar la implementación de tratados bilaterales con varios países del continente.

El interés en convertir a América Latina en el patio trasero de los EEUU surge de la necesidad de controlar los recursos naturales con que cuenta nuestro territorio : los recursos energéticos y principalmente el agua, que por su importancia y escasez constituye una de las principales riquezas de nuestro continente. Y para esto se despliegan diversos mecanismos, que van desde la injerencia directa del Fondo Monetario Internacional a la hora de definir los planes económicos para los países latinoamericanos, pasando por la enorme transferencia de riquezas hacia los EEUU provocada por el pago de la deuda externa y por las desiguales condiciones que se nos imponen para el comercio ; hasta la intervención militar de los EEUU, ya sea a través de la implementación de bases militares, los planes de asistencia humanitaria o la realización de operaciones conjuntas para formar militarmente a los ejércitos de los países latinoamericanos. Y es que la vigilancia militar del territorio se hace cada vez más necesaria para controlar los valiosos recursos naturales del continente. Ejemplos de esto sobran, y en este sentido basta señalar la reciente instalación de una base militar en Paraguay, legitimada por el descubrimiento de supuestas células terroristas en la triple frontera, la que casualmente se encuentra muy cercana al acuífero guaraní, la reserva de agua más importante del continente.

La culpa no es del chancho sino del que le rasca el lomo
Las medidas adoptadas por el gobierno del EP-FA-NM en materia de política internacional han generado condiciones para la profundización de la injerencia económica y política de los EEUU en nuestro país. En este marco, la llegada de Bush a Uruguay no es más que la frutilla de la torta de este proceso.

Desde que asumió el gobierno de la coalición progresista en nuestro país su propuesta estuvo sustentada en la necesidad de ofrecer un proyecto de cambio a los trabajadores y garantías de continuidad y estabilidad macroeconómica a los capitalistas locales y al capital transnacional. Asimismo, este gobierno propicia un marco de estabilidad política favorable para los grandes inversionistas a través de una dinámica de contención de las luchas populares, abriendo espacios de negociación entre trabajadores y capitalistas que permiten atenuar los conflictos y buscando encauzar los reclamos de las organizaciones sociales dentro de la institucionalidad vigente.
El progresismo se ha esforzado por mantener ante los capitalistas la imagen de “gobierno responsable”, haciendo buena letra con las instituciones financieras internacionales a través del pago de la deuda en forma puntual y hasta adelantada, y promoviendo el ingreso de capitales transnacionales como forma de dinamizar la economía. El Tratado de Promoción y Protección de Inversiones y, posteriormente, la firma del TIFA crean un nuevo marco jurídico para la injerencia económica y política de los EEUU en nuestro país. No solamente se promueve la inversión de capitales norteamericanos en todos los sectores de la economía sino que además estos acuerdos habilitan la explotación de nuestros recursos naturales por parte de los capitalistas extranjeros.

El interés de EEUU en nuestro país está vinculado a la posibilidad de encontrar un aliado que le permita insertarse en la región para contrarrestar cualquier proyecto de integración que pueda debilitar su hegemonía económica. No es casual que la visita de Bush por América Latina tenga como objetivo una recorrida por México, Brasil, Uruguay, Colombia y Guatemala, los países que más ambiguos se han mostrado en relación a los planes del imperio.
A nivel regional, ya desde hace tiempo Uruguay viene operando como bisagra entre el MERCOSUR y los EEUU. No obstante, más peligrosa para los intereses yanquis resulta ser la alianza entre países latinoamericanos que actualmente está impulsando el gobierno venezolano. Si bien la conformación de un bloque continental impulsado por Venezuela no tiene las pretensiones de disputar la hegemonía política y militar que actualmente los EEUU tienen en nuestro continente, en el plano económico esta alianza tiene el potencial de imponer condiciones para el comercio que contrarresten la brutal desigualdad existente entre la gran potencia y los países latinoamericanos.
Ante esto, el gobierno uruguayo se ha empeñado en manifestar que no tiene interés en construir un marco de acuerdos a nivel regional que permita poner un freno a la opresión imperialista, generando condiciones para el comercio más equitativas. Las idas y venidas en torno al proyecto de integración impulsado por Venezuela y el desdén manifestado hacia el bloque regional así lo demuestran. Mucho se ha hablado de las asimetrías existentes en el MERCOSUR entre los socios pequeños y los más grandes, pero ¿qué pasa con las asimetrías a la hora de hacer negocios entre un gigante como los EEUU y el Uruguay ?

Quienes estamos convencidos de que la única forma de resistir la embestida imperialista es la construcción de una perspectiva de cambio propia de los oprimidos sabemos que ni el ALBA ni el MERCOSUR constituyen una alternativa para los pueblos. La construcción de un proyecto a nivel regional que proponga salidas para superar la situación de opresión y miseria en que actualmente se encuentran los pueblos latinoamericanos debe necesariamente surgir desde abajo, recogiendo la experiencia de lucha que han sembrado nuestros pueblos, desde los Zapatistas en México hasta los movimientos campesinos de Bolivia o Brasil.

Contra el genocidio, organizar la indignación
Contra el imperialismo, organizar la resistencia…
Ante la ofensiva del imperialismo y la obsecuencia del gobierno, la alternativa es la resistencia popular. Desde abajo, construir organización popular autónoma para resistir las medidas que no harán más que empeorar las condiciones de vida de nuestro pueblo y, a la vez, elaborar una perspectiva de transformación propia de la clase oprimida.
Resistir los tratados de libre comercio que no hacen más que imponer condiciones desiguales a los países del patio trasero de los yanquis, profundizando aún más la transferencia de riquezas hacia la gran potencia imperialista. Combatir el discurso legitimador de la política económica del gobierno, que nos quiere hacer creer que para que la torta crezca necesitamos incentivar la inversión extranjera, para lo cual es necesario liberalizar el comercio, flexibilizar el mercado de trabajo y exonerar de impuestos a los inversores. No alcanza con que la torta crezca sino que lo importante es cómo se reparte. No nos sirve que la torta crezca para que se la lleven los capitalistas yanquis y el pueblo quede nuevamente sin nada. No nos sirve el crecimiento económico si se lo llevan los de arriba y lo pagan los de abajo, con más inestabilidad laboral, salarios más bajos y más desempleo.

Resistir al imperialismo en todas sus formas, desde las empresas transnacionales que pretenden explotar nuestros recursos naturales para su beneficio hasta la presencia del ejército yanqui en los países latinoamericanos. Porque sólo la organización de los de abajo podrá poner un freno a la opresión imperialista y generar alternativas que permitan combatir este sistema social injusto.

POR LA LIBERTAD Y EL SOCIALISMO
ORGANIZARSE PARA LUCHAR !!!

ORGANIZACIÓN LIBERTARIA CIMARRÓN


Par : Organización Libertaria Cimarrón