Nada de lo que entendemos actualmente como “democracia”, se ajusta a su significado original : el “poder del pueblo” según los griegos, supuestamente sus inventores. Cuando los gobiernos del imperio se refieren a la democracia no hacen más que esconder detrás de una palabra vaciada de su sentido real, una ideología : la occidental. Esta ideología, basada en intereses colonialistas, nos ha intentado hacer creer que la forma de gobierno “democrática”, supuestamente basada en la participación del pueblo en la toma de decisiones, era y es la forma más perfecta de organización política, o al menos la menos imperfecta. Esta suposición esconde el hecho histórico, sin embargo, que los mismos griegos denominaban “pueblo” a lo que no era más que un grupo de la “alta sociedad”, “los iluminados”, que sobre el supuesto de que ellos eran los únicos capaces de decidir sobre el bien común, marginaban y oprimían al resto de la población, incluyendo las mujeres y los esclavos.

Nada de lo que entendemos actualmente como “democracia”, se ajusta a su significado original : el “poder del pueblo” según los griegos, supuestamente sus inventores. Cuando los gobiernos del imperio se refieren a la democracia no hacen más que esconder detrás de una palabra vaciada de su sentido real, una ideología : la occidental. Esta ideología, basada en intereses colonialistas, nos ha intentado hacer creer que la forma de gobierno “democrática”, supuestamente basada en la participación del pueblo en la toma de decisiones, era y es la forma más perfecta de organización política, o al menos la menos imperfecta. Esta suposición esconde el hecho histórico, sin embargo, que los mismos griegos denominaban “pueblo” a lo que no era más que un grupo de la “alta sociedad”, “los iluminados”, que sobre el supuesto de que ellos eran los únicos capaces de decidir sobre el bien común, marginaban y oprimían al resto de la población, incluyendo las mujeres y los esclavos.

Esa lógica del poder que los poderosos y las gentes de dinero llaman “democracia”, que despoja a los pueblos de su capacidad de decir su palabra y decidir su propia vida, basada en el supuesto de que el Pueblo no sabe lo que quiere y no puede gobernarse a sí mismo, constituye uno de los pilares fundamentales sobre los que se justifica, por ejemplo, la represión para salvaguardar el “orden institucional”, el “estado de derecho” y la “paz”.

Pero en Oaxaca la mayoría de los pueblos ya saben todo esto. En realidad, lo han sabido siempre. Y su respuesta ha sido siempre la misma : luchar por el derecho real a gobernarse a sí mismo a través de unas prácticas que aun no siendo perfectas intentan subordinar el poder en la decisión colectiva. Por ello, los pueblos siempre han representado un peligro para aquellos que ostentan el poder, o luchan por hacerlo. Hay que resaltar que en 1995 más de 400 pueblos decidieron que su forma de hacer política estuviera ligada a los que llaman “usos y costumbres”, ya desde siempre han buscado el pleno reconocimiento de su autonomía como pueblos. La practica organizativa y el espíritu de las barrikadas recreaba también una autoorganización que aun en los tiempos represivos y de alerta en los que se vivía, manifestaba una vitalidad y una fuerza en la autodefensa que estaban muy lejanas al tipo de organización basada en la “democracia”, que concentra el poder y la toma de decisiones en unos cuantos sobre la mayoría.

El pasado 5 de agosto, el pueblo volvió a demostrar que no está dispuesto a participar ni mucho menos a creer en la “democracia”. Y lo hizo con una mayor contundencia que en otras ocasiones de significación coyuntural. El día de las elecciones para el congreso estatal, mas del 80% de la población se abstuvo de ejercer su voto. Aun así, muchos detractores prefieren buscar excusas ante lo sucedido, aunque ellos mismos entiendan claramente el mensaje de la masiva e intencional abstención : que ya nadie cree en unas instituciones que sirven para que los “políticos” y sus amigos justifiquen sus intereses individuales y de grupo en nombre del Pueblo.

Nos importan poco los pleitos acerca de los fraudes del PRI, y las disputas entre partidos por la legalidad o no de un Congreso conformado sólo por integrantes de un sólo partido. Y ello porque lo que creemos realmente importante es el hecho de que el sistema en su totalidad es un fraude. ¿No lo es acaso un sistema que crea un poder ajeno a los ciudadanos a los que dice representar y que lo hace además cuando sólo el 20% de la población les apoya ? (eso sin descontar a quienes votaron por el PRI bajo amenazas, engaños, compra de votos y de las cifras maquilladas).

La maquinaria institucional sigue su camino y ahora dice que sólo hubo un 63% de abstencionismo cuando los datos iniciales indicaban hasta un 80%. Saben que no están legitimados, saben que el 5 de agosto supuso un paso más del pueblo oaxaqueño en su lucha por la liberarse de la tiranía y por el respeto a su dignidad. Por eso los poderosos de siempre vuelven a mentir y a engañar. De igual manera creemos que el llamado al voto de castigo al PRI y al PAN del autonombrado bloque electoral del consejo de la APPO, abanderados por el FPR, representaba un apoyo tácito al PRD y al FAP, lo cual consideramos un error, pues pareciera que este grupo ve en los pueblos una masa que deben dirigir, dejando así de reconocer que los pueblos tomaban su propia decisión, como lo han hecho en todo el transcurso del movimiento.

Desde este espacio hacemos un llamado a toda esa parte del movimiento oaxaqueño que honestamente cree que la vía electoral era y es un buen camino para alcanzar las demandas del pueblo, a no olvidar porque han muerto nuestros compañeros y compañeras ; a seguir en la lucha y a tener muy presente que las estructuras “democráticas” están diseñadas precisamente para impedir que los cambios profundos no se puedan dar desde el sistema. Les pedimos que tengan muy presente que los pueblos han dejado muy clara cuál es su posición : la que defendieron desde siempre y que algunos prefirieron no escuchar en su afán por llegar a formar parte de ese poder que tanto critican en los mítines y en las marchas.

Creemos que la lucha está con y desde los pueblos, barrios, colonias y comunidades, en la organización más allá del sistema y los partidos políticos cuyo interés será siempre el de alcanzar el poder o conservarlo. Sólo los pueblos son los legítimos representantes de sí mismos, y sólo una estructura política que surja desde su realidad – plural y basada en la libertad, la justicia y la verdad- podrá alcanzar esa transformación profunda que todos y todas queremos en Oaxaca.


Fuente: Voces Oaxaqueñas Construyendo Autonomía y Libertad (VOCAL)