En repetidas veces se ha puesto de manifiesto la descompensación que existe entre los compas que trabajan en empresas matrices y los que trabajan para sus subcontratas respectivas. Diversas ponencias han reflejado que el sueldo recibido por desempeñar el mismo trabajo llega a ser tres veces inferior entre los trabajadores de la subcontrata y la empresa matriz. Es cierto que los compas de las diversas empresas matrices se beneficiaron de una dinámica social y laboral que tuvo su fin hace veinte o treinta años en la que lo que primaba era afianzar al personal en sus puestos de trabajo mediante contratos que hoy se dan en llamar "blindados". Estos contratos han dado eventualmente lugar a prejubilaciones masivas o a despidos que debido a su improcedencia-en muchos casos- han supuesto a los compas indemnizaciones elevadas, impensables para los trabajadores de subcontratas.

En repetidas veces se ha puesto de manifiesto la descompensación que existe entre los compas que trabajan en empresas matrices y los que trabajan para sus subcontratas respectivas. Diversas ponencias han reflejado que el sueldo recibido por desempeñar el mismo trabajo llega a ser tres veces inferior entre los trabajadores de la subcontrata y la empresa matriz. Es cierto que los compas de las diversas empresas matrices se beneficiaron de una dinámica social y laboral que tuvo su fin hace veinte o treinta años en la que lo que primaba era afianzar al personal en sus puestos de trabajo mediante contratos que hoy se dan en llamar «blindados». Estos contratos han dado eventualmente lugar a prejubilaciones masivas o a despidos que debido a su improcedencia-en muchos casos- han supuesto a los compas indemnizaciones elevadas, impensables para los trabajadores de subcontratas.

El objeto de la presente reflexión no es otro que considerar la posibilidad de acomodar las cuotas de afiliación a la (triste) realidad del trabajador subcontratado. No es que la cuota suponga un desembolso económico exagerado en ningún caso, pero quizá si logramos equiparar la cuota al sueldo real percibido las trabas que el trabajador subcontratado (que desgraciadamente supone una creciente mayoría) las dudas y vacilaciones a la hora de afiliarse disminuyan.

CGT es una organización en la que debe primar la ideología y la convicción a la hora de afiliarse, en eso estamos todos de acuerdo, ya que lo que podemos ofrecer al trabajador en concepto de merchandising es menos de lo que ofrecen los sindicatos-patronales mayoritarios. Todos sabemos que la connivencia UGT-CC.OO.-Patronal funciona en todos los casos y les supone una ventaja al menos publicitaria y comercial. Parece que sean ellos los que consiguen oponerse valientemente a los sucios manejos de las distintas patronales, cuando en realidad toda esa lucha ha sido acordada, firmada y pagada de antemano.

Con todo, la rebaja de la cuota sindical podría suponernos una ligera ventaja a la hora de conseguir afiliaciones en sectores en los que prima la subcontratación y en consecuencia los salarios de miseria inferiores en muchos casos a los 800 o 700 euros mensuales, pagas prorrateadas y la amenaza constante del despido masivo o la recurrente deslocalización. La lógica de esta humilde reflexión se basa en la existencia de una cuota reducida para compañeros que actualmente se encuentran en paro. Ya que las percepciones de desempleo son equiparables ( en muchos casos superiores) a los infra-sueldos de los trabajadores subcontratados quizá sería necesario replantearse esta situación. Máxime cuando la esperanza de crecimiento en lo relativo a la afiliación proviene de las plantillas de las subcontratas.

En definitiva, la idea de homologar los sueldos a las cuotas no es más que un intento de acercarnos más a la realidad laboral, ya que conformamos la organización sindical que lo hace de una manera consciente y comprometida.

Salud !


Fuente: Daniel Cano Rubio
Delegado de C.G.T en Unitono (Cantabria)