Mucho se ha escrito sobre las movilizaciones en torno a una vivienda digna y a la coordinación conocida como VdeVivienda. Pero lo que ya es evidente en la actualidad es que estas movilizaciones han entrado en un impasse importante, aunque no esté claro del todo para mucha gente qué es lo que ha sucedido exactamente. En un texto para Diagonal, la activista Ada Colau comentaba sobre este proceso que una de las razones de su colapso fue “el no saber superar la fase de movilización”, pero critica también a algo que ella llama indistintamente movimientos sociales o ámbito activista/movimientista : “¿qué papel han jugado los movimientos sociales en ese proceso ? Cuando surgió la primera convocatoria (…), casi nadie del ámbito movimentista le dio crédito ; tras las primeras convocatorias (…) hubo una actitud de indiferencia y, en muchos otros, un desprecio vanguardista. Y cuando algunos movimientos se acercaron (…) fue casi siempre para condicionar, cooptar y aleccionar, en lugar de respetar, mezclarse y fortalecer”.

Mucho se ha escrito sobre las movilizaciones en torno a una vivienda digna y a la coordinación conocida como VdeVivienda. Pero lo que ya es evidente en la actualidad es que estas movilizaciones han entrado en un impasse importante, aunque no esté claro del todo para mucha gente qué es lo que ha sucedido exactamente. En un texto para Diagonal, la activista Ada Colau comentaba sobre este proceso que una de las razones de su colapso fue “el no saber superar la fase de movilización”, pero critica también a algo que ella llama indistintamente movimientos sociales o ámbito activista/movimientista : “¿qué papel han jugado los movimientos sociales en ese proceso ? Cuando surgió la primera convocatoria (…), casi nadie del ámbito movimentista le dio crédito ; tras las primeras convocatorias (…) hubo una actitud de indiferencia y, en muchos otros, un desprecio vanguardista. Y cuando algunos movimientos se acercaron (…) fue casi siempre para condicionar, cooptar y aleccionar, en lugar de respetar, mezclarse y fortalecer”.

Reconociendo que muchas organizaciones pretendieron dirigir el movimiento por una vivienda digna en cuanto éste tuvo algo de relevancia a nivel mediático, lo extraño y sorprendente hubiese sido la consolidación de un nuevo “movimiento” que partía de unos presupuestos absolutamente precarios tanto en lo organizativo como en lo político, y sin contar ni preveer en ningún momento la enorme capacidad de recuperación y reapropiación de nuestro discurso y demandas de las diversas estructuras de poder. Si algo análogo sucedió con el llamado “movimiento antiglobalización”, periplo mucho más complejo y extenso en tiempo y espacio, reprimido en Génova brutalmente, y que fue la cristalización en mediáticas contracumbres de procesos y debates que venían de muchos trabajos previos, por desgracia a quien suscribe estas líneas no le sorprende nada lo sucedido con un movimiento que pronto cayó en parecer una caricatura, al asumir como único termómetro válido de su actividad el impacto en prensa de sus acciones, sin mayores consideraciones a corto y medio plazo, además de demostrar una nula cintura política, al encallar en algunas ciudades en polémicas como si el “movimiento” debía implicarse o no en campañas de abstención activa.

Lo curioso de todo esto es que el “movimiento antiglobalización” fue la cantera de muchas/os activistas de VdeVivienda, por lo que queda la duda de si en el seno de los movimientos sociales estamos condenados a repetir una y otra vez los mismos debates y errores. Y esto nos lleva al movimiento de okupación, una de cuyas características principales es lo recurrente de sus debates internos, debido a la media de edad de sus integrantes, y la enorme renovación de activistas que se dan de centro social en centro social (“un desalojo, otra okupación”). En un inesperado repunte en el número de centros sociales que hay en la actualidad en la Comunidad de Madrid -una docena, a la hora de escribir estas líneas-, se acaba de hacer pública la interesante campaña “Okupa Madrid, Okupa Guadalajara”, primera iniciativa de la Asamblea de Centros Sociales de Madrid y Guadalajara, con muchos colectivos y activistas que conformaron el Eje de Okupación de la Semana de Lucha Social “Rompamos el Silencio”.

Queda claro en su primer manifiesto que no se cortan un pelo : “los orgullosos Centros Sociales, mundos desde los que retomar nuestras vidas, desde los que reconquistar nuestras calles, desde los de dejar de ser anti-tal para ser pro-algo. Elegimos este, a la par melancólico y turbulento, mes de octubre para presentarnos juntxs a Madrid… Besos, fuerza, alegría y revolución”. En los centros sociales que hay en la actualidad en Madrid y Guadalajara se están dando infinidad de actividades, muchas de ellas interesantísimas (resistencias ante la represión política y la tortura sexual, actividades relacionadas con la denuncia de los Centros de Menores Cerrados…) junto a otras rémoras del pasado francamente aburridas y muchas veces demenciales (los enésimos debates en torno a las relaciones con la prensa, la práctica del veganismo). Su apuesta en la campaña que acaban de lanzar, en un intento de desmarcarse de las vías más institucionales por las que optaban muchas y muchos participantes en las movilizaciones por una vivienda digna : “Artículo 47 (C.E.):Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las medidas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. ¿Todavía crees en constituciones ? ¿Hasta cuando vas a esperar ? Okúpa te tu !”. Esperemos que el movimiento pueda crecer y/o consolidarse en esta nueva etapa. Diez, cien, mil centros sociales…


Fuente: David García Aristegui