El nuevo equipo de sanidad inicia su mandato con un mensaje claro que supone toda una declaración de intenciones: “no hay dinero”.

La primera medida directa de ahorro ha sido el recorte drástico de las sustituciones de personal, hecho que nos parece grave.

No estaríamos en desacuerdo con una política de austeridad, pero nos
tememos que, tal y como la inician, va a ser una política de deterioro de lo
público, algo que está en su agenda política y que ahora, con la excusa de “la
crisis”, van a tratar de acelerar.

En primer lugar, consideramos la sanidad como un bien de primera
necesidad y tendría que ser uno de los campos menos afectado por cualquier
política de recortes. Si quieren hacerlos tiene otros terrenos donde meter la
tijera con menor repercusión en la calidad de vida de la ciudadanía.

No estaríamos en desacuerdo con una política de austeridad, pero nos
tememos que, tal y como la inician, va a ser una política de deterioro de lo
público, algo que está en su agenda política y que ahora, con la excusa de “la
crisis”, van a tratar de acelerar.

En primer lugar, consideramos la sanidad como un bien de primera
necesidad y tendría que ser uno de los campos menos afectado por cualquier
política de recortes. Si quieren hacerlos tiene otros terrenos donde meter la
tijera con menor repercusión en la calidad de vida de la ciudadanía.

Tampoco estamos de acuerdo en que la política de recortes en sanidad se
inicie por el capítulo de personal. Hay, por una parte, una relación directa
entre plantillas suficientes y estables y calidad del servicio. Por otro lado
el recorte de personal repercute inmediata y directamente en el nivel de paro,
problema que todos dicen considerar prioritario, pero que nadie hace nada por
solventar.

Además, el paso lógico siguiente al recorte de sustituciones es la
reducción de plantillas, algo que pueden hacer con facilidad cuando nos
mantienen con un escandaloso nivel de eventualidad, superior al cuarenta por
ciento, como venimos denunciando al comentar las memorias anuales.

A las restricciones de personal le acompañará una política ya iniciada
y avanzada de incremento de las concertaciones y las peonadas que, en
definitiva, es una política de descapitalización y debilitamiento de la sanidad
pública, que abocará a nuevos recortes, que…

Todas las empresas están utilizando abusivamente la crisis para reducir
plantillas y deteriorar las condiciones laborales, incrementando así sus
beneficios y descargando la crisis sobre los sectores más desfavorecidos. La
sanidad pública navarra parece dispuesta a un recorrido similar, que tendrá
consecuencias no solo sobre las plantillas sino, además, sobre la calidad de un
servicio básico que debe ser público y universal, cumpliendo su hoja de ruta de
deterioro de lo público y de abrir puertas a la gestión privada, algo ya muy
avanzado en otras comunidades autónomas y que en Navarra tiene un proceso más
lento, pero que no es ajeno a la intencionalidad política de nuestros
gobernantes.

La Consejería de Sanidad con su “no hay dinero” está haciendo una
declaración de intenciones contra la plantilla de sanidad y contra la
ciudadanía, frente a la que ambas tendríamos que reaccionar.

Txema Berro Uriz, en representación de la Sección
Sindical de CGT en Osasunbidea

Pilar Lopez Beorlegui,  en
representación de la Sección Sindical de Solidari en Osasunbidea