El “Proceso de Normalización de Trabajadores Extranjeros”, actualmente en curso, se está revelando como la crónica del enorme fraude social que algunos nos temíamos. Los responsables del gobierno del PSOE, con Caldera y Rumí a la cabeza, “con un altísimo grado de concertación…, de manera especialmente destacable, sindicatos y empresarios,…” pregonaron que el nuevo Reglamento de la Ley de Extranjería, a través del Proceso de Regularización, acabaría con la “inmigración ilegal”, y haría “aflorar la economía sumergida”… Pero, pasado el ecuador del período de regularización, todo apunta hacia algo más que el fracaso ya reconocido por el secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONGs del PSOE, Pedro Zerolo.

El “Proceso de Normalización de Trabajadores Extranjeros”, actualmente en curso, se está revelando como la crónica del enorme fraude social que algunos nos temíamos. Los responsables del gobierno del PSOE, con Caldera y Rumí a la cabeza, “con un altísimo grado de concertación…, de manera especialmente destacable, sindicatos y empresarios,…” pregonaron que el nuevo Reglamento de la Ley de Extranjería, a través del Proceso de Regularización, acabaría con la “inmigración ilegal”, y haría “aflorar la economía sumergida”… Pero, pasado el ecuador del período de regularización, todo apunta hacia algo más que el fracaso ya reconocido por el secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONGs del PSOE, Pedro Zerolo.

No hay que olvidar que el PSOE votó con el PP, y a iniciativa de éste, la versión actual de la Ley de Extranjería (L.O. 14/2003, de 20 de Diciembre) que ya analizábamos en su día. Mas de un año después, el PSOE, ahora en el gobierno y con el “consenso social” (¿qué hacen CC.OO. y UGT colaborando con todo esto ?), aplica un Reglamento que, lejos de suavizar el carácter represivo y discriminatorio de dicha Ley, desarrolla su cumplimiento. Además, en el proceso de “normalización”, aparte de primar el criterio de explotación laboral (y la dependencia absoluta del empresario) sobre los derechos sociales y de ciudadanía de las personas, las tres condiciones básicas para regularizar (empadronamiento anterior al 8-8-04, certificado de penales y contrato de seis meses, entre otros), por separado o conjuntamente, suponen obstáculos insalvables para la mayoría de afectados.

Por una parte, muchos no se han empadronado, por la sencilla razón que, desde Enero de 2004, la Ley de Extranjería permite el acceso policial al padrón municipal, con el consiguiente riesgo de expulsión. Por otra, el certificado de penales, además de innumerables trabas burocráticas y otros abusos, supone la sospechosa intromisión, a modo de juez y parte, de algunos gobiernos de países emisores de inmigración, caracterizados por un grave déficit democrático. Y por último, ¿qué decir del requisito del contrato laboral ? ¿Se puede esperar que determinados empleadores, que se han estado aprovechando de la mano de obra clandestina, maleable e indefensa, ahora se avengan a firmar contratos legales de seis meses, o tres en el sector agrario, y pagar las correspondientes cotizaciones ? Además, ¿quién tiene en este país un contrato de seis meses ? ¿Acaso no mira Caldera las cifras que aporta su propio Ministerio ?

Mucho nos tememos que los despidos, o la extorsión y chantaje por parte de algunos empresarios, estén convirtiendo el proceso “de normalización” en una desesperada carrera de las personas extranjeras sin regularizar, a la búsqueda de alguien que les haga el favor de contratarles, pagando ellos mismos las cotizaciones a la Seguridad Social. Casi a la luz del día se suceden las prácticas mafiosas de redes y determinados consulados, en relación a los certificados de empadronamiento y penales, además del calvario de la reagrupación familiar, etc… Y todo ello teniendo como perspectiva que, con ésos métodos y en el mejor de los casos, no se llegarían a regularizar ni la quinta parte del millón y medio de personas inmigrantes que actualmente trabajan sin papeles (¡y en qué condiciones !) en territorio español.

Las cifras dadas por el ministro Caldera, al cumplirse un mes del proceso e incluso formando parte de la propaganda oficial, son reveladoras de su propio fracaso. En términos cuantitativos, la proyección al total del período de los 130.000 regularizados del primer mes escasamente rebasaría la cuarta parte del contingente real de extranjeros no regularizados, el millón y medio de personas antes citado. Este colectivo apareció a partir de Enero de 2001, con la entrada en vigor de la discriminatoria Ley de Extranjería 8/2000, y ha crecido a ritmo de más de 300.000 personas por año. Por ello, los datos de Caldera revelan que, en todo el actual proceso de regularización, escasamente se llegará a absorber el incremento generado en un solo año.

Por motivos demográficos, de previsión social y de necesidad de mano de obra, los trabajadores inmigrantes son necesarios en este país, como es de sobra conocido. El negarles el derecho a la regularización parece contrario a cualquier lógica de orden humanitario o social, y solo se explica por el interés de mantener una enorme bolsa de precariedad, como contrapeso a la baja sobre los derechos de todos los trabajadores. Por eso, más allá de “papeles para todos”, reivindicamos “derechos para todos”, de los cuales los papeles son solamente una parte, aunque importante. Mientras haya trabajadores sin derechos, su precariedad nos hace más débiles a todos, en este “mercado” laboral. Exigimos un proceso de regularización flexible, realista y protector de los más vulnerables. Pedimos la derogación de la Ley de Extranjería, por discriminatoria hacia este importante sector de la clase obrera, y por reactivar sentimientos xenófobos y racistas. Una vez más, los trabajadores y trabajadoras, tanto los nacidos aquí como los venidos de fuera, reivindicamos la igualdad en derechos, deberes y dignidad.

Pep Juárez,

Secretari general de CGT-BALEARS

Marzo de 2005.


DRETS PER A TOTHOM

El procés de “Normalització de Treballadors Estrangers”, actualment en curs, s’està revelant com la crònica de l’enorme frau social que alguns ens temíem. Els responsables del govern del PSOE, amb Caldera i Rumí al cap, “amb un altíssim grau de concertació…, de manera especialment destacable, sindicats i empresaris,…” van pregonar que el nou Reglament de la Llei d’Estrangeria, a través del Procés de Regularització, acabaria amb “la immigració il·legal”, i faria “aflorar l’economia submergida”… Però, passat l’equador del període de regularització, tot apunta cap a qualque cosa més que el fracàs ja reconegut pel secretari de Moviments Socials i Relacions amb les ONGs del PSOE, Pedro Zerolo.

No cal oblidar que el PSOE va votar amb el PP, i a iniciativa d’aquest, la versió actual de la Llei d’Estrangeria (L.O. 14/2003, de 20 de Desembre), que ja analitzàvem en el seu moment. Més d’un any després, el PSOE, ara en el govern i amb “el consens social” ( què fan CC.OO. i UGT col·laborant amb tot això ?), aplica un Reglament que, lluny de suavitzar el caràcter repressiu i discriminatori d’aquesta Llei, desenvolupa el seu compliment. En el procés de “normalització”, a més de prevaler el criteri d’explotació laboral (i la dependència absoluta de l’empresari) sobre els drets socials i de ciutadania de les persones, les tres condicions bàsiques per a regularitzar (empadronament anterior al 8-8-04, certificat de penals i contracte laboral de sis mesos, entre d’altres), per separat o conjuntament, suposen obstacles insalvables per a la majoria d’afectats.

D’una banda, molts no s’han empadronat, per la senzilla raó que, des de gener de 2004, la Llei d’Estrangeria permet l’accés policíac al padró municipal, amb el consegüent risc d’expulsió. Per una altra, el certificat de penals, a més d’innombrables traves burocràtiques i altres abusos, suposa la sospitosa intromissió, a manera de jutge i part, d’alguns governs de països emissors d’immigració, caracteritzats per un greu dèficit democràtic. I finalment, què dir del requisit del contracte laboral ? Es pot esperar que determinats empresaris, que s’han estat aprofitant de la mà d’obra clandestina, mal·leable i indefensa, ara s’avinguin, sense més, a signar contractes legals de sis mesos, o tres en el sector agrari, i pagar les corresponents cotitzacions ? I a més de tot això, qui té en aquest país un contracte laboral de sis mesos ? Per ventura no mira Caldera les xifres que aporta el seu propi Ministeri ?

Molt ens temem que els acomiadaments, o l’extorsió i xantatge per part d’alguns empresaris, estiguin convertint el procés “de normalització” en una desesperada carrera dels estrangers sense regularitzar, a la recerca d’algú que els faci el favor de contractar-los, pagant ells mateixos les cotitzacions a la Seguretat Social. Gairebé a plena llum se succeeixen les pràctiques mafioses de xarxes i determinats consolats, en relació als certificats d’empadronament i penals, a més del calvari de la reagrupació familiar, etc… I tot això tenint com a perspectiva que, amb aquests mètodes i en el millor dels supòsits, no s’arribarien a regularitzar ni la cinquena part del milió i mig de persones immigrants que actualment treballen sense papers (i en quines condicions !) en territori espanyol.

Les xifres donades pel ministre Caldera, al complir-se un mes de procés i fins i tot formant part de la propaganda oficial, són reveladores del seu propi fracàs. En termes quantitatius, la projecció al total del període dels 130.000 regularitzats del primer mes, escassament passaria de la quarta part del contingent real d’estrangers no regularitzats que, com hem dit, actualment arriba a la xifra del milió i mig de persones. Aquest col·lectiu va aparèixer a partir de Gener de 2001, amb l’entrada en vigor de la discriminatòria Llei d’Estrangeria 8/2000, i ha crescut a ritme de més de 300.000 persones per any. Per això, les dades de Caldera revelen que, en tot l’actual procés de regularització, escassament s’arribarà a absorbir l’increment generat en només un any.

Per motius demogràfics, de previsió social i de necessitat de mà d’obra, els treballadors immigrants són necessaris en aquest país, com és de sobres conegut. El negar-los el dret a la regularització sembla contrari a qualsevol lògica d’ordre humanitari o social, i solament s’explica per l’interès de mantenir una enorme borsa de precarietat, com a contrapès a la baixa sobre els drets de tots els treballadors. Per això, més enllà de “papers per a tothom”, reivindicam “drets per a tothom ”, dels quals els papers són només una part, tot i que important. Mentre hi hagi treballadors i treballadores sense drets, la seva precarietat ens fa més febles a tots, en aquest “mercat” laboral. Exigim un procés de regularització flexible, realista i protector dels més vulnerables. Demanam la derogació de la Llei d’Estrangeria, per discriminatòria cap a aquest important sector de la classe obrera, i per reactivadora de sentiments xenòfobs i racistes. Una vegada més, els treballadors i treballadores, tant els nascuts aquí com els vinguts de fora, reivindicam la igualtat en drets, deures i dignitat.

Pep Juárez,

Secretari general de CGT-BALEARS

Març de 2005.