Neus Catalá (Priorat, 1915), en sus tiempos secretaria de Propaganda de Mujeres Libres, lleva escrito en su rostro el horror que vivió en el campo de mujeres de Ravensbruck ; Rosa Laviña (Palafrugell, 1918), hija de un librero anarquista, las huellas de su lucha contra la dictadura, igual que Sara Berenger (Barcelona, 1919). Las tres, como otras muchas mujeres, se enfrentaron a la dictadura de Franco en silencio, desde la clandestinidad, sin buscar medallas ni reconocimientos.

Neus Catalá (Priorat, 1915), en sus tiempos secretaria de Propaganda de Mujeres Libres, lleva escrito en su rostro el horror que vivió en el campo de mujeres de Ravensbruck ; Rosa Laviña (Palafrugell, 1918), hija de un librero anarquista, las huellas de su lucha contra la dictadura, igual que Sara Berenger (Barcelona, 1919). Las tres, como otras muchas mujeres, se enfrentaron a la dictadura de Franco en silencio, desde la clandestinidad, sin buscar medallas ni reconocimientos.

La actriz Susana Koska recoge ahora su testimonio directo y el de otras luchadoras en Mujeres en pie de guerra, un proyecto multimedia que se estrena hoy en formato de documental, en la clausura de los II Encuentros de Cine y Derechos Humanos de San Sebastián.

La película, que llegará previsiblemente a las salas en septiembre, es una combinación de «documento histórico, búsqueda personal y road movie», confiesa la realizadora. También un homenaje a todas esas mujeres cuyos nombres no figuran en los libros, las que lucharon por un país libre y, en muchos casos, acabaron en el exilio. «Es, tal vez, la última oportunidad que tenemos de escuchar sus testimonios», apunta la realizadora, y de rescatar así una época «silenciada» de la historia de España : la que va desde el inicio de la revolución en Barcelona en 1936 hasta la última ejecución a garrote vil un año antes de la muerte de Franco.

Mujeres en pie de guerra, vertebrado sobre entrevistas e imágenes de archivo, no es sólo un documental sobre la guerra y la posguerra. La realizadora aprovecha para hablar de amor, de hambre o maternidad en este proyecto -no amparado por ninguna institución- que trasciende con mucho lo cinematográfico. Para empezar, el cantante de rock Loquillo, compañero de Koska, ha compuesto la banda sonora, que saldrá en formato disco, y Fernando Pereira ha convertido en pintura -ocho cuadros y siete láminas- la vida de estas mujeres cuyos testimonios saldrán en un libro y llegarán al teatro.