LAS VÍCTIMAS, DE 62 Y 58 AÑOS, E HIJOS DEL PROPIETARIO, MANIPULABAN PÓLVORA EN UNA CASETA
Una explosión registrada ayer en la caseta de mezclas de la pirotecnia Melias, ubicada en Pereiro de Aguiar (Ourense), acabó con la vida de los hermanos Emilio y Josefa Fernández Pato, de 62 y 58 años, hijos del propietario de esta empresa familiar con más de 80 años de experiencia en el manejo de explosivos.
LAS VÍCTIMAS, DE 62 Y 58 AÑOS, E HIJOS DEL PROPIETARIO, MANIPULABAN PÓLVORA EN UNA CASETA

Una explosión registrada ayer en la caseta de mezclas de la pirotecnia Melias, ubicada en Pereiro de Aguiar (Ourense), acabó con la vida de los hermanos Emilio y Josefa Fernández Pato, de 62 y 58 años, hijos del propietario de esta empresa familiar con más de 80 años de experiencia en el manejo de explosivos.

El accidente se produjo a las 11.20 horas, cuando había cinco personas en el recinto, tres de las cuales resultaron ilesas. Las dos víctimas trabajaban en el almacén número 10 de la fábrica manipulando pólvora. Aún se desconocen las causas exactas de lo sucedido, aunque todos los indicios llevaron a las autoridades a calificar la explosión como fruto de un «accidente laboral». Así lo confirmó el subdelegado del Gobierno en Ourense, Camilo Ocampo, que insistió en que la empresa tenía todos los permisos «en regla».

La detonación arrasó la caseta donde estaban los fallecidos, provocó el hundimiento de una de las paredes de un habitáculo contiguo y afectó a un vehículo aparcado. El aparente cumplimiento de las medidas de seguridad favoreció que la onda expansiva no afectase a los otros trece almacenes de la compañía, aunque su intensidad amputó los brazos de las víctimas y alguna de estas extremidades aparecieron a más de cien metros del origen de la explosión.

Hasta el lugar se desplazaron bomberos y agentes de la Guardia Civil y de la Policía Judicial, que permanecieron durante horas en busca de pruebas para esclarecer las causas. Poco después de la una de la tarde llegó a la pirotecnia una hermana de los fallecidos, que al llegar se fundió en un efusivo abrazo con Francisco, el otro hermano que estaba en el interior durante el estallido, pero resultó ileso. Tras supervisar entre lágrimas los cuantiosos daños registrados en la empresa familiar, salía por la puerta acompañada por psicólogos de Cruz Roja que se desplazaron a Melias para prestar ayuda a los más allegados.

Minutos antes, sobre las 13.30 horas, un furgón fúnebre abandonó el recinto con los dos cadáveres, a los que se le practicaron las autopsias. Después fueron trasladados al centro social de Melias, donde se instaló la capilla ardiente y donde está previsto que hoy se celebre el entierro.

Un descuido

Uno de los primeros en desplazarse al lugar fue el alcalde de Pereiro de Aguiar, Eliseo Fernández. «Todo parece deberse a un descuido o un despiste», dijo, para añadir que los propietarios «siempre fueron muy cuidadosos en materia de seguridad». Las hipótesis más probable que se baraja como causa de la detonación es que a los hermanos se les hubiese caído «algún cartucho» mientras trabajaban en la caseta de mezclas, aunque reconocía que, por el momento, «es muy difícil determinar si hubo un error de manipulación o fue otra cosa».

Por su parte, el subdelegado del Gobierno en Ourense explicó que la pirotécnica «cumple la legislación vigente y el reglamento de explosivos de 1998». Destacó que en 2005 los propietarios solicitaron a Industria permiso para realizar reformas en su empresa y, en este sentido, dijo que la firma es una de las más antiguas de la provincia y se caracteriza «por la innovación».

La pirotécnica Melias había sufrido dos accidentes anteriores, pero fueron «hace más de 40 años y de muy poca importancia, sin daños personales», señalaba ayer un primo-hermano de la fallecida, «sorprendido y muy apenado» por el fallecimiento de «unas personas entrañables».

Aunque las pirotecnias son empresas que no suelen gozar del favor de los vecinos, el alcalde de Pereiro y el cuñado de la víctima señalaban que los Fernández Pato «son todos muy buena gente y nunca tuvieron problemas con los vecinos, porque cumplían las normas a raja tabla».

Larga tradición

Las dos víctimas se encontraban en el interior de la empresa junto con otro de sus hermanos, Francisco ; un hijo de la mujer fallecida, Emilio Mira, de 35 años, y el único empleado de la entidad que no pertenece a la familia, Carlos.

Los dos hermanos fallecidos dejan dos hijos y sus vecinos los recuerdan como una familia «de buena gente» que reside en el pueblo desde siempre y que «nunca han tenido problemas con nadie», porque se notaba que «eran gente legal, muy profesionales». Ayer fueron muchos los amigos que se acercaron hasta la pirotecnia.


Fuente: La Opinion A Coruña