En el Día mundial del animal de laboratorio, que se celebra el 24 de abril, Ecologistas en Acción considera que, de acuerdo al grado se concienciación social existente, deben darse pasos legislativos más importantes de los que se están dando con la modificación de la Ley 32/2007. Estos pasos deben ir encaminados decididamente a la prohibición total de la utilización de animales en laboratorios.

Estos días estamos asistiendo en el Congreso de los Diputados, y posteriormente en el Senado, al debate sobre la modificación de la Ley 32/2007, para el cuidado de los animales en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio. Igualmente, el Consejo de Ministros ha aprobado recientemente un Real Decreto por el que desarrolla esta Ley.

Estos días estamos asistiendo en el Congreso de los Diputados, y posteriormente en el Senado, al debate sobre la modificación de la Ley 32/2007, para el cuidado de los animales en su explotación, transporte, experimentación y sacrificio. Igualmente, el Consejo de Ministros ha aprobado recientemente un Real Decreto por el que desarrolla esta Ley. Estas modificaciones se están vendiendo como un gran avance en la protección de los animales utilizados en laboratorios, al incluir especies de invertebrados (cefalópodos) y formas fetales de mamíferos, que hasta ahora se quedaban fuera, así como la prohibición de la experimentación con grandes simios.

Sin embargo, el hecho de que estos cambios no vayan más allá de una simple trasposición de la última directiva europea, ya considerada insuficiente por el movimiento conservacionista en su momento, hace que todo se centre en unos pocos avances de bienestar para los animales utilizados por los seres humanos, entre ellos los que son objeto de experimentación. Si bien, es de sentido común que mientras existan estas prácticas, es preciso mejorar al máximo las condiciones de los animales utilizados, en realidad sólo son diminutos parches, que no inciden en lo que, para Ecologistas en Acción, debería ser la prioridad, la adopción de medidas que conlleven el final de la experimentación con animales.

Así, mientras se da la sensación que estos animales son protegidos, la cruda realidad es que en el estado español, según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, durante los últimos años, una media un millón y medio de animales vertebrados son objeto anualmente de prácticas de experimentación en laboratorios, desde pruebas de todo tipo de productos comerciales (de limpieza, aditivos alimentarios, medicamentos, agroquímicos, comida de mascotas, alcohol, tabaco…), hasta la investigación militar (para evaluar el efecto de nuevas armas, gases, explosiones…). A los datos oficiales habría que sumar los animales que son criados con fines de investigación y que al no ser utilizados se sacrifican, con lo que se dispararía esa cifra.

Así, estos animales se convierten también en victimas del sistema depredador avivado por procesos meramente consumistas, que hacen de la experimentación de animales un negocio más, superior en la Unión Europea a los mil millones de euros (según los datos de la Estrategia de la Unión Europea sobre protección y bienestar de los animales para el trienio 2012-2015). De este modo son las grandes corporaciones, como las farmacéuticas las que impiden que se den pasos ágiles para acabar con la experimentación de animales, mientras se olvida que apostar por la prevención de las enfermedades tendría mayores beneficios, y no conllevaría explotación animal.

La reciente prohibición de la experimentación con grandes simios (gorilas, chimpancés, bonobos y orangutanes), debe ser recogida, por supuesto, como acertada y había sido solicitada por organizaciones como la nuestra, pero no supone ninguna restricción práctica a la experimentación por cuanto en el estado español no se venía experimentando con estas especies. Pero por el contrario, no se actúa sobre otras especies de primates, como los macacos, cuando, al menos, 400 de estos animales son actualizados anualmente en nuestro territorio para realizar, entre otras prácticas, pruebas de toxicología tras obligarles a ingerir todo tipo de fitosanitarios (herbicidas, pesticidas…) Ascendiendo a varios miles los que se crían o son recogidos tras ser extraídos de su medio, en granjas tan vergonzosas, como la existente en Camarles (Tarragona). Ecologistas en Acción considera que la prohibición de experimentación con cualquier especie de primate debe realizarse de manera inmediata y así lo solicitará a los grupos con representación parlamentaria en el Senado.


Fuente: Ecologistas en Acción