Con este sugestivo título, el historiador Agustín Guillamón acaba de publicar un libro, en Calúmnia edicions, cuyo objetivo es hacer un «esbozo biográfico riguroso de JGO y, sobre todo, resolver las claves esenciales para la adecuada comprensión de su trayectoria militante » y poder dar « una respuesta rigurosa y racional» a esta pregunta: «¿Por qué y cómo el revolucionario Juan García Oliver, protagonista indiscutible de la insurrección del 19 y 20 de julio de 1936, se convirtió diez meses más tarde, durante la insurrección de mayo de 1937, en el protagonista indiscutible de la orden contrarrevolucionaria de abandono de las barricadas

El objetivo principal de este libro es pues esclarecer esas claves y « hallar una respuesta a esa pregunta fundamental» sobre el  por qué el anarquismo español adoptó la ideología de la unidad antifascista en aquellos momentos cruciales de 1936.

Pues bien, más allá de que «no existe ninguna biografía exhaustiva y concienzuda sobre Juan García Oliver» y de las importantes novedades aportadas -escritos esenciales y, en algunas ocasiones inéditos, de Juan García Oliver- por el libro, lo importante es que las «conclusiones finales» de Guillamón nos incitan a abandonar «la pueril hipótesis de ‘la traición’ de los lideres » y asumir la más « válida»: la de que «Juan García Oliver, como la inmensa mayoría de la militancia cenetista, sustituyó sus principios libertarios por la ideología de unidad antifascista, con el objetivo único de ganar la guerra al fascismo». Una sustitución que, además de debilitar la revolución libertaria en curso y facilitar la contrarrevolución comunista, no impidió que se perdiera la guerra.

El problema es que esta hipótesis -aunque sea la que más se ajusta a la realidad del por qué de aquella «sustitución»- obliga a plantear otras preguntas que a mí me parecen tanto o más fundamentales. Pues si bien la necesidad de «ganar la guerra al fascismo» explica el porqué una organización anarcosindicalista, con el pasado de lucha de la CNT, aceptó unirse en un ‘frente antifascista’ con partidos burgueses, estalinistas y republicanos que siempre la habían combatido, lo que debemos preguntarnos es si esa organización tenía otra alternativa, si estaba en condiciones de adoptar otra posición mas revolucionaria que la de sumarse al frente antifascista e intentar llevar al mismo tiempo la revolución lo más adelante posible…

Una cuestión a la que la lectura del libro de Guillamón nos incita a plantearnos; pues las condiciones objetivas tenían entonces tanta importancia como las siguen teniendo hoy. No solo para el devenir de la historia sino también para comprender lo que ésta fue en el pasado. Y aún más para reflexionar objetivamente sobre las causas del declive del ideal emancipador y el porvenir de la emancipación en un mundo tetanizado por los peligros pandémicos, ecológicos y distópicos que nos amenazan hoy.


Fuente: Octavio Alberola