Un año después de su elección a la cabeza de Egipto, el Presidente islamista Mohamed Morsi está cada vez más cuestionado por un movimiento de oposición cada vez más amplio y con más fuerza.

Las movilizaciones populares contra Morsi, salido de la cofradía de los Hermanos Musulmanes, van en aumento y su rechazo es cada vez más amplio.

El movimiento Tamarod (rebelión), punta de lanza de la protesta, ha conseguido 15 millones de firmas, pidiendo la salida del Presidente Morsi y elecciones presidenciales anticipadas. Como forma de lucha, se está extendiendo la desobediencia civil, a través de una campaña por todo el país.

Las movilizaciones populares contra Morsi, salido de la cofradía de los Hermanos Musulmanes, van en aumento y su rechazo es cada vez más amplio.

El movimiento Tamarod (rebelión), punta de lanza de la protesta, ha conseguido 15 millones de firmas, pidiendo la salida del Presidente Morsi y elecciones presidenciales anticipadas. Como forma de lucha, se está extendiendo la desobediencia civil, a través de una campaña por todo el país.

Tamarod, que agrupa diversas tendencias, prepara una movilización general para el domingo 30 de junio, reivindicando, además de la salida de Morsi y de elecciones presidenciales anticipadas, confiar la administración de los asuntos del país a la corte constitucional y el establecimiento de un gobierno de Unión Nacional, preludio de un período de transición para reapropiarse de la revolución egipcia, que los Hermanos Musulmanes quieren confiscar. Los 15 millones de firmantes de la petición de dimisión de Morsi, muchos de ellos votantes suyos, expresan con claridad la pérdida de confianza del presidente ante el pueblo egipcio

La respuesta de los Hermanos Musulmanes

Para responder a las movilizaciones, diversas facciones islamistas preparan manifestaciones para el próximo para intentar “salvar” a Morsi, prometiendo el ’infierno’ a sus opositores.

A su vez, el presidente utiliza la televisión, para dirigir un discurso a la nación, intentando paralizar las movilizaciones del domingo. También se teme que la movilización del día 30 sufra una sangrienta represión, como ocurrió con las movilizaciones de diciembre de 2012 en las que murieron una docena de manifestantes en los alrededores del palacio presidencial.

Continuar la revolución

La lucha por la dignidad y la libertad, iniciada hace dos años y que consiguió el derrocamiento de Mubarak, no se ha detenido. El intento, por parte de los Hermanos musulmanes, de imponer un modelo islamista borrando la diversidad política, cultural y religiosa que caracteriza a Egipto, está teniendo una fuerte respuesta popular.

La continuidad de las políticas económicas neoliberales que acentúan el empobrecimiento de la mayoría de la población, el autoritarismo del poder y la imposición restrictiva al máximo de la libertades individuales y de expresión, manifestación y opinión, están encontrando una fuerte resistencia de un pueblo que mantiene una movilización continuada desde hace dos años.

Las huelgas de trabajadores, como la del aeropuerto de El Cairo (anexo en inglés sobre la misma), el crecimiento del sindicalismo independiente, el desarrollo del movimiento libertario y la respuesta masiva en la calle, son buena muestra de ello. (Anexo: artículo en francés de El Watan)

Equipo de trabajo para el norte de África de la S. de RR. II. de la CGT


Fuente: Equipo de trabajo para el norte de África de la S. de RR. II. de la CGT