Los empleados del banco de Santander, o grupo, o lo que quiera que sea, que prestamos servicio en las instalaciones que tiene en la llamada ciudad financiera de Boadilla del Monte en Madrid no salimos de nuestro asombro ante el ejercício de hipocresía constante al que nos somete esta empresa. Desde estas líneas queremos dar a conocer algunas, digamos incongruencias, en las políticas de responsabilidad social y medioambientales de las que constantemente hace gala esta empresa en los medios de comunicación, y que en realidad parece que no van mucho más allá de millonarias campañas de imagen que son contradichas, con demasiada frecuencia, por los hechos.

Los empleados del banco de Santander, o grupo, o lo que quiera que sea, que prestamos servicio en las instalaciones que tiene en la llamada ciudad financiera de Boadilla del Monte en Madrid no salimos de nuestro asombro ante el ejercício de hipocresía constante al que nos somete esta empresa. Desde estas líneas queremos dar a conocer algunas, digamos incongruencias, en las políticas de responsabilidad social y medioambientales de las que constantemente hace gala esta empresa en los medios de comunicación, y que en realidad parece que no van mucho más allá de millonarias campañas de imagen que son contradichas, con demasiada frecuencia, por los hechos.

Basten dos ejemplos :

Primero vaya el conocido asunto del campo de golf privado de la ciudad financiera. Cuando al común de los mortales constantemente se nos recuerda la necesidad de ahorrar agua, sobre este campo se arrojan diariamente miles de litros de para mantener, en medio de un entorno sumamente árido, un verdor escocés.

Y segundo. Ahora, haciendo nuevamente gala de “su sensibilidad ecológica”, y sin saber a que obedece -imaginamos que a la draconiana política de reducción de costes a la par que se anuncian unos beneficios estratosféricos- este banco anuncia (Con el inestimable apoyo de sus sindicatos comparsa : CCOO y Fitc, sindicato amarillo creado por la empresa) la supresión del sistema de transporte colectivo de empresa que se estableció para los empleados que prestan servicio en las mencionadas instalaciones. Haciendo que a muchos de nosotros no nos quede otra alternativa que la utilización del vehículo privado, pues la oferta de transporte público hasta este centro es insuficiente, es irregular, está sumamente masificado y es muy lento -exige, en la mayoría de los casos, emplear bastante más de una hora por trayecto, que sumadas a las habituales prolongaciones de jornada laboral, suponen dedicar al trabajo un promedio de 12 horas diarias- ¿Es esto compatible con la tan cacareada conciliación de vida laboral y personal ?

La sustitución del transporte colectivo de empresa por nuestro propio vehículo, nos supone realizar una media de 70 Km. diarios, y no juega, precisamente, en favor de la publicitada sensibilidad ecológica.

¿En cuantas toneladas incrementaremos los empleados del Santander en Boadilla del Monte las emisiones anuales de CO2 ? ¿Es esta la conciencia ecológica de la empresa ?

Imagino que esto no es un hecho aislado y que esta especie de esquizofrenia empresarial se da en otras grandes organizaciones.

Media un abismo entre lo que este banco transmite de cara a la galería, entre lo que dice que hace y lo que realmente hace.


Sección sindical de CGT en el Banco de Santander


Fuente: Sección sindical de CGT en el Banco de Santander