Max Arriaga murió de accidente laboral el jueves pasado en Barcelona tras un incendio, por causas no aclaradas, en el restaurante al que le había enviado la empresa de instalaciones para la que trabajaba. No es un caso más dentro de la estadística diaria de siniestros laborales porque este hombre tuvo la valentía de poner a salvo a cinco cocineras del local a costa de su propia vida. La actuación del héroe anónimo llamó todavía más la atención cuando trascendió otro dato relevante : era un boliviano pendiente de regularizar sus papeles de residencia. Su mujer ya los tenía.

Max Arriaga murió de accidente laboral el jueves pasado en Barcelona tras un incendio, por causas no aclaradas, en el restaurante al que le había enviado la empresa de instalaciones para la que trabajaba. No es un caso más dentro de la estadística diaria de siniestros laborales porque este hombre tuvo la valentía de poner a salvo a cinco cocineras del local a costa de su propia vida. La actuación del héroe anónimo llamó todavía más la atención cuando trascendió otro dato relevante : era un boliviano pendiente de regularizar sus papeles de residencia. Su mujer ya los tenía.

Identificar las causas del accidente, determinar las sanciones si hubo negligencias y exigir compensaciones son trámites obligados. Esta vez, además, se debe tener la sensibilidad de asegurar que la residencia de su familia en España no peligre.

Vale la pena subrayar que tenemos aquí, en España, a cientos de miles de personas que, como Max Arriaga, oficialmente no existen. Pero que en realidad viven, trabajan y, como en éste caso, dan lo mejor de sí mismos como hombres, en una sociedad intoxicada por quienes sólo hablan de la inmigración aludiendo a los peores tópicos.