El Sr. Joseba Arregi con su artículo "la artificialidad del hombre”, me dejó expectante al, en referencia a Adorno y Horkheimer, apuntar eso de "a pesar de que la ilustración expulsó a los dioses del espacio público, vuelven al escenario transformados, por la puerta de atrás, mientras hemos perdido la capacidad de reconocerlos" y, sin embargo, no ponerlos en evidencia. ¿Esa pérdida de "capacidad de reconocerlos" pudiera deberse a que aquellos dioses eran sobrenaturales y los que "vuelven al escenario" (nación, pueblo, etc.) son infranaturales?

A pesar de la diferente naturaleza, ambos convergen en la semejanza, cuando no identidad de los modelos mentales en los que se forjan.

A pesar de la diferente naturaleza, ambos convergen en la semejanza, cuando no identidad de los modelos mentales en los que se forjan. Creo muy fructífera para quién haga la comparación semántico-simbólica y estructural entre las doctrinas que sustentan a unos y a otros: desde el sacrificio-«derrota», símbolos y banderas, liturgias y parafernalias, rosarios y mantras, hasta catecismos y dogmas, cielos y liberación-gloria, formando un conjunto cerrado dónde su centro es ocupado por el dios-nación (conceptos ambos, abstractos, generales, universales) al que todo vuelve y sobre lo que todo se cierra. Y, lógicamente, está la semejanza de sus organizaciones, sus papas y popes de las clases beneficiarias directas (el sistema es el indirecto). Y claro, su fundamento y objetivo: la construcción del rebaño-pueblo propio, sus catequesis y adiestramiento, con el modelo bien incrustado, para su ordeñe en beneficio también propio. Para conseguirlo tienen sus anclajes emocionales y psicológicos, sus marketings basados en las “zanahorias” (sus cielos, gobiernos, opresión propia) respectivas, sus canales de distribución, sus púlpitos y voceros, sus beneficiarios, sus cargos y recompensas, sus iglesias y monolitos en cada pueblo y aldea para los marcajes rituales cada fecha de rigor con flores periódicas a los padres-mártires creadores del rancho, etc., etc. ¿Se reconocen ahora? ¡¡¡Claro que los trabajadores pueden tener patrias, toma, y religiones también; y hasta vivir mentalmente en la luna o haciendo la ola!!! ¿O que van a insuflar si no? Es, más que la ciencia, la ingeniería del control social.

Conceptos en cuestión (dios, pueblo, nación), abstractos, generales, universales que ya delimitaron tanto los nominalistas como los conceptualistas, negándoles existencia objetiva. Conceptos que posibilitan una conformación que crea monstruos y, que si los incrustan bien en el cerebro, y los germinan en amplias capas o mayorías sociales, los monstruos son criminales y genocidas, como bien y prolíficamente nos tiene demostrado la historia, donde religiones y nacionalismos se llevan la palma, por encima, incluso, del económico. ¿Ha visto cómo razonan esos creyentes? ¿Su proselitismo circular? Frente a ellos, frente al dogma y la doctrinaria sectaria ¿qué se puede hacer? Son anclas que encadenan las cabezas, amarre intelecto emocional. Es lo que tienen esos modelos mentales. ¡Ojo!, no confundir el tener derechos o idioma, etc., con doctrinas y sectarismos, con nacionalismo o ideologías fundamentalistas: éstas hacen de aquellos un señuelo para hacerse con el poder, y una vez que lo tienen, “normalizan” y se pasan por el forro los derechos e idiomas de los demás: los derechos son su coartada, no su finalidad.

El nacionalismo es un movimiento de las metrópolis del S. XIX que, al contrario de lo que predican ahora, tenía como objetivo la unificación (de Alemania, Francia, Italia, etc). Nada tiene que ver con el movimiento de descolonización. Mucho menos con, aunque les sirvan de soporte, los Derechos Humanos, todo lo contrario: son los nacionalistas los que oprimen, discriminan y subyugan a quienes no son de su estirpe. Aunque algunos se tilden de izquierda, ¿hay un solo nacionalismo que haya “liberado a su pueblo” que haya dejado de explotar a sus trabajadores, a sus ciudadanos? De izquierda para llegar a la masa pero para, ya con ella, barrer para “la cosa nostra”, la misma relación que los curas con la curia romana. El nacionalismo, movimiento interclasista, no ataca al sistema económico. Al contrario, lo que persigue es un trocito. Hoy, en Occidente, se ha convertido en mero instrumento de la ingeniería política: los poderes facticos lo utilizan para echar a pelear y tener ocupado al personal en el asunto inescrutable de la identidad, mientras ellos, la clase dominante, forja su rebaño propio, y, con las mismas, los mantiene desviados, alienados de los asuntos que realmente les incumben y que, así tienen a buen recaudo (el momento histórico actual es paradigmático al respecto). Asuntos que no son, precisamente, cómo se llamen o quienes sean o en qué idioma hablen los señores que, eso sí, explotan y someten naturalmente. Así vemos como, p. ej., es la burguesía catalana la que ha hecho con los castellanohablantes lo mismo que El Dictador hizo con ellos (con distintas formas -ahora es mediante ley y la llaman de inmersión-, pero con el mismo collar. Es lo que tiene el poder. Que se lo pregunten a los judíos. Y tan panchos.). También es la misma clase burguesa, con todos los medios de comunica-control en su poder, la que va insuflando la misma doctrina por tierra, mar, aire y por todas sus ondas; ¿o es que esas empresas son de las clases humildes adocenadas y ya, también, adoctrinadas? El nacionalismo es el instrumento de la burguesía para hacerse con pastel (rebaño) propio, al que le incrustan la guinda (el modelo mental) para cocinárselo, chup chup, a fuego lento, pero sin pausa.

El proceso, el desenvolvimiento histórico no como devenir más o menos eventual, como contingencia, sino como dogma, como pre determinismo sublimador. El transcurso histórico transforma el servilismo al señor feudal de la edad media, en el servicio a los popes de la patria contemporánea. Es la idiosincrasia de los rebaños: quieren tener pastor propio al que darle la leche y la lana; y quieren tener corral propio y para sí, donde encerrarse. ¿Cómo se conforman los modelos mentales borreguiles? Hay que tener un par de conceptos sobre los que construir el entramado mental.

Cambio de tercio. Totalmente de acuerdo con la frase del final que dice “(…) a lo que añado que si bien el Estado es el instrumento formal del sistema que detenta la opresión y la violencia, también es cierto, que cualquier otro poder tiene esos componentes, sea nacionalista de este lado, del otro, o no sea nacionalista (miren la historia), y que todos los poderes tienen sus víctimas y sus acólitos que las y lo justifican.” ¿O eso sólo lo hacen los del bando contrario? Es el modelo mental.

Eso dije. Ahora bien, si dejamos de lado la irracionalidad, las ciencias paranormales, el misticismo, el milenarismo, etc. con los que crear tótems (identidad, lo propio, el idioma, el acento, la cultura, el cante hondo, la peca en la frente, el pelo rubio, lo nuestro, etc.) para anclar emocionalmente y manipular a la gente y, en su lugar, damos argumentos racionales como que las organizaciones regionales se convertirán en los verdaderos centros de gestión, en los motores del bienestar de la gente que viven en ella y que si no hacen grupo se quedarán atrás, perderán, …. Pues, en la medida que el argumento racional esté fundado y no sea otra manipulación, esta vez racional, pues puede tener su interés siempre y cuando éste sea repartido equitativamente. No obstante, en la medida que en dicho argumento racional, lo que prime, la finalidad que busque, esté en la órbita mercantilista, seguramente caeremos en la competencia regional y su dinámica de poderes. Sin embargo, hacer grupo puede tener otras motivaciones y finalidades positivas, cooperativas, colaborativas….. Pero sin sacralizarlo ni convertirlo en poder sobre otros grupos o personas… En definitiva, se trata de fundamentar la razón en la Justicia, en los Derechos Humanos, en la Solidaridad, etc, y actuar consecuentemente.

Derechos humanos versus nacionalismos. No se puede confundir esa ideología por el pastel propio con el derecho a que cada persona o grupo quiera ser o expresarse o estar de una manera propia o particular. Cuando utilizando éstos se le mezcla con determinados condimentos y se crea una religión, entramos en el modelo de la ideología. Si, a nivel personal, esa ideología tiene anclajes emocionales cuyos mantras se van repitiendo reiteradamente, no sólo se anula la posibilidad de dejar espacios para otras experiencias, también crea fronteras, barreras físicas, mentales y emocionales. Es decir, no sólo impiden orearse, también mecanizan el modelo y sobredimensionan sus anclajes-mantra y, así, a sus dioses. Ahí las dos caras del valor de su insistencia. Y por eso repiten, repiten, repiten… Y el modelo centrípeto les conduce de vuelta a su venerado dios-nación al que todo y todos se han de someter y él adoctrinar.

Cristóbal Cárdenas

 


Fuente: Cristóbal Cárdenas