Participó en la campaña que siguió a las ejecuciones de Sacco y Vanzetti en Estados Unidos y defendió al anarcosindicalismo español durante la guerra civil española de las disciplinadas críticas de los comunistas chinos.
Miles de personas han rendido homenaje durante los últimos días al escritor chino Ba Jin, patriarca de la literatura china moderna, fallecido el pasado 17 de octubre en Shanghai. Actos y funerales masivos han tenido lugar en Shanghai, donde vivía, y en Chengdu, donde nació. En Pekín, más de cinco mil personas pasaron por la capilla ardiente instalada en el Museo de Literatura China Moderna, para homenajear a quien era el último de sus grandes fundadores, al lado de Lu Xun y Shen Congen.
Participó en la campaña que siguió a las ejecuciones de Sacco y Vanzetti en Estados Unidos y defendió al anarcosindicalismo español durante la guerra civil española de las disciplinadas críticas de los comunistas chinos.

Miles de personas han rendido homenaje durante los últimos días al escritor chino Ba Jin, patriarca de la literatura china moderna, fallecido el pasado 17 de octubre en Shanghai. Actos y funerales masivos han tenido lugar en Shanghai, donde vivía, y en Chengdu, donde nació. En Pekín, más de cinco mil personas pasaron por la capilla ardiente instalada en el Museo de Literatura China Moderna, para homenajear a quien era el último de sus grandes fundadores, al lado de Lu Xun y Shen Congen.

En una emotiva carta publicada por el China Daily, el veterano traductor de Ba Jin, Sidney Shapiro, glosaba el impacto que la obra del escritor tuvo sobre la juventud china de los años treinta y cuarenta, sobre sus rupturas con la opresiva y cruel tradición patriarcal china, que la revolución destrozó hasta lo irreconocible y que Ba Jin expuso en su novela La familia.

«Sin esa influencia no sé si mi mujer habría abandonado su propia familia feudal y encontrado los ideales comunistas, ni si habría sido tan alocada como para casarse con un inexperto abogado de Nueva York», explicaba el traductor, residente en Pekín.

Anarquista de primera hora, con los dos caracteres de su nombre asociados a Bakunin (Ba) y a Kropotkin (Jin), Ba Jin (verdadero nombre, Li Feigan) había nacido en Chengdu en 1904 en el seno de una familia acomodada. A los 19 años se escapó de su casa y se fue a estudiar a Nanking. Vivió un año en París, donde escribió su primera novela, tradujo al chino a Gorki y Turguenev, participó en la campaña que siguió a las ejecuciones de Sacco y Vanzetti en Estados Unidos y defendió al anarcosindicalismo español durante la guerra civil española de las disciplinadas críticas de los comunistas chinos.

Fue a lo largo de los años treinta cuando escribió dos importantes trilogías, una de amor (Aiqing sanbuqu) y otra llamada de corrientes (Jiliu sanbuqu) de la que forma parte La familia (1933).

Considerado una víctima moderada de la revolución cultural, pese a que su propia esposa murió por falta de cuidados médicos que le fueron negados en aquella época, Ba Jin llegaría a ocupar cargos y responsabilidades en el gobierno y en la Asociación de Escritores Chinos, pero en su interior nunca aprobó el caudillismo de Mao.

En tiempos más recientes, su contribución más valiosa a la sociedad civil está contenida en sus memorias, porque el escritor fue uno de los raros intelectuales chinos que asumieron públicamente parte de la responsabilidad por los excesos de la revolución cultural que les maltrató. En eso, su crítica a aquel periodo es particularmente profunda, señalan los observadores.

«El principal error de mi generación – escribió- fue el haber pronunciado tantas palabras huecas en tributo a los jerarcas y burócratas del maoísmo». En los noventa, el veterano escritor criticó la nueva devoción hacia Mao que arraigaba entre la juventud.

Cuando en octubre del 2000 se concedió el premio Nobel a un autor chino por primera vez, el escritor y dramaturgo asentado en Francia Gao Xingjian, un autor de menos influencia en China, muchos críticos chinos pensaron que Ba Jin habría sido una elección más justa.

«Su muerte marca el fin de una era, el último maestro de su época se ha marchado», ha dicho estos días su amigo y traductor Yao Yien. «Su honestidad fue una gran fuente de inspiración y ánimo para mucha gente», ha opinado Zong Fuxian, un escritor consagrado, citado por Xinhua.


Fuente: La Vanguardia