Artículo de Emili Cortavitarte Carral publicado en sinpermiso: https://sinpermiso.info/textos/el-legado-sindical-de-salvador-segui-rubinat-el-noi-del-sucre

El 10 de marzo de 2023 se cumplieron 100 años del asesinato de El Noi del Sucre a manos de pistoleros a sueldo de la Federación Patronal Catalana, con el respaldo de los aparatos de Estado. Salvador Seguí fue, sin duda, el sindicalista más significativo, y reconocido por las clases populares, de la CNT y del movimiento obrero en los años 10 y principios de los 20 del siglo pasado.

En su historial podemos destacar: la defensa de la unidad de acción sindical con la UGT y la convocatoria de las huelgas generales conjuntas de 1916 y 1917; el modelo de sindicato único de rama o sector como instrumento confederal de lucha y solidaridad de la clase trabajadora, para superar así la etapa de los sindicatos de oficio y las pequeñas sociedades obreras que dividían y debilitaban las reivindicaciones y enfrentarse con más fuerza y cohesión a las organizaciones patronales; su intervención en el mitin de Las Arenas de Barcelona que propició la aceptación de los acuerdos (entre los cuales, la jornada de 8 horas por ley) después de 44 días de huelga de la Canadiense; la resolución sobre el carácter socio político de la CNT en la Conferencia Sindical de Zaragoza de 1922; las críticas a la violencia individual y la defensa de las acciones de masas; y, una depurada política de alianzas con otros sectores de las clases populares (técnicos, campesinos…) e intelectuales.

La revisión y reedición del pensamiento de Seguí me permite escribir, de manera sucinta, sobre su legado y sobre aquellos aspectos del mismo que considero que interpelan al sindicalismo actual.

La importancia y la misión del sindicalismo

Sus conferencias y escritos no dejan ningún tipo de dudas al respecto de la importancia que Seguí concedía al sindicalismo: “El Sindicato no es el fruto de un momento circunstancial que nos sirve sólo para determinados casos; como tampoco es el resultado de una lucha sostenida contra la burguesía; es lo uno y lo otro pero también algo más.»

Es decir, no se trataba solo de una utilización circunstancial o sostenida de la organización y la lucha para mejorar las condiciones de vida y de trabajo de las clases populares. Sino de conformar un organismo que asegurara las condiciones materiales y éticas en el proceso revolucionario: “¿Quién puede negar que el Sindicato puede ser por su categoría profesional una garantía para asegurar la producción y distribución de los productos al día siguiente del triunfo de la revolución?»

Para el Noi del Sucre otra gran potencialidad del sindicalismo era su capacidad de concienciación y de formación de la clase trabajadora: “Lo esencial es que todos los trabajadores se unan para el fin de su liberación económica, después, ya dentro de la lucha y del Sindicato, fácilmente comprenderán cuáles son sus enemigos. Si el sindicalismo, pues, viene a ser el momento consciente y mental de la acción del proletariado, es por ello que soy sindicalista”

Hoy, se hace necesario situar la lucha de clases no como el único conflicto social, pero sí como el fundamental; y reivindicar el papel del sindicalismo de clase y revolucionario en la sociedad capitalista (en su etapa neoliberal, globalizadora e imperialista) a pesar de todas las estrategias mediáticas y políticas para restarle protagonismo.

Para contribuir a ello, el sindicalismo debe tener carácter propio y autónomo, sin tutorías políticas o económicas, ni dependencias ajenas de ningún tipo. Debe, así mismo, elaborar con otras fuerzas sociales un programa reivindicativo básico y plantear un modelo alternativo de sociedad.

Es fundamental hacer del sindicalismo un aprendizaje de vida y dotarle de contenidos y valores éticos y solidarios y de un carácter claramente anticapitalista y transformador.

El carácter socio político del sindicalismo

En mayo de 1922, junto a Peiró, Pestaña y Viadiu firmó el Dictamen sobre la posición de la CNT ante la política nacional en la cual se afirma que la Confederación “…no puede inhibirse de ninguno de los problemas que en la vida nacional se plantean”, que había que negar la interpretación de la política como “arte de gobernar los pueblos” y darle la acepción universal de “…las actuaciones de todo orden de los individuos y de todas las colectividades”; y, como consecuencia la CNT estaba obligada “… a aportar soluciones y a ser valores determinantes a todos y en todos los problemas morales, económicos, políticos y sociales” por lo cual proponían: “Que la CNT declare que siendo un organismo netamente revolucionario, que rechaza francamente y expresamente la acción parlamentaria y de colaboración con los partidos políticos, es a la vez integralmente y absolutamente política, porque su misión se conquistar sus derechos de revisión y fiscalización de todos los valores de evolución de la vida nacional y por eso su deber es ejercer la acción determinante mediante manifestaciones de fuerza y de dispositivos de la CNT.”

En la actualidad, es vital que el sindicalismo tenga un fuerte carácter anticapitalista y asuma, dentro de sus estrategias y objetivos fundamentales, la lucha por la mejora de las condiciones generales de las clases populares, especialmente ante aspectos tan flagrantes como la carestía de la vida, el problema de la vivienda o la pobreza económica, energética, formativa y vivencial.

No puede aparecer como ausente ante todas aquellas medidas políticas (en sus múltiples dimensiones) o «lógicas» de los mercados que perjudiquen a la clase trabajadora, tengan estas medidas relación directa o no con el mundo del trabajo asalariado

El sindicalismo de clase y combativo debe, también, asumir e incorporar múltiples reivindicaciones sociales provenientes del antimilitarismo, la ecología y el decrecimiento, el feminismo, la inmigración, etc.

La unidad de acción sindical

Seguí participó activamente en las reuniones de la CNT con la UGT para que se dieran las condiciones de proclamar la huelga general de diciembre de 1916, contra la carestía de la vida, y la del verano de 1917, con menos éxito y mayor represión sobre el movimiento sindical.

A pesar de las tiranteces y distanciamientos entre las dos organizaciones motivadas por diferencias entre ambas o por las presiones internas en cada una de ellas, Seguí siempre se mostró partidario de la unidad de acción sindical porque “el pacto CNT-UGT abría una coyuntura potencialmente revolucionaria.”

A pesar de todas las dificultades, en septiembre de 1920, Seguí negoció con Largo Caballero un nuevo pacto de unidad de acción sindical motivado por la importante represión policial (especialmente a los sindicalistas de la CNT, después de la segunda huelga general en Cataluña motivada por el incumplimiento de los acuerdos con respecto a las personas presas de la huelga de la Canadiense). Tras año y medio de prisión, de noviembre de 1920 a abril de 1922, en La Modelo y en La Mola, Seguí siguió insistiendo en esta línea hasta su brutal asesinato.

Ahora, hay que mirar bastante atrás y lejos para encontrar unidad de acción sindical plural y significativa: las huelgas generales de 1988, 1992, 1994, 2010, 2012.  La mayoría de ellas contra las contrarreformas laborales y de pensiones. Mención aparte merecen las huelgas generales del 3 de octubre de 2017 y del 8 de marzo de 2018.

Desde los medios y los poderes políticos y económicos se intenta reducir la unidad sindical a las apariciones conjuntas y generalmente formales (declaraciones, pactos) de los llamados «agentes sociales” CCOO y UGT.

Por el contrario, existen bastantes ejemplos de unidad sindical, con sus dificultades, por la base y a nivel de empresa y de sector.

Es preciso avanzar en el plano confederal y, al respecto, es ejemplarizante la Mesa Sindical de Catalunya (integrada por CGT, CNT, SO, COS, CObas e IAC) con sus objetivos de unificar las luchas, difundirlas y fortalecerlas y construir una plataforma de reivindicaciones básicas y prioritarias.

Las alianzas estratégicas

Para Isidre Molas, el rasgo más distintivo de la personalidad de Seguí fue “la importancia dada a los problemas de las alianzas estratégicas, y la negativa a aceptar las simplificaciones doctrinarias e izquierdistas de los puros”

La preocupación del Noi del Sucre por la potencialidad de la Confederación y para evitar su persecución y su marginalización (en las duras etapas del pistolerismo donde el discurso oficial de cierta prensa, el núcleo duro de la burguesía y el gobierno central trataban de situar la CNT en el bando del terrorismo) le llevaron a elaborar una estrategia, que posteriormente ha sido bautizada como posibilismo libertario, basada en: buscar el máximo de alianzas sociales, y el máximo de alianzas políticas posibles, al tiempo que crear una organización de afiliación masiva e intervenir en la lucha política, para capacitar la clase obrera para el combate y para la futura dirección de la sociedad.

En la actualidad, considero que es preciso recuperar el carácter de clase entre los sectores populares frente a la trampa y al espejismo de las «clases medias» o de las «clases medias y trabajadoras» que tanto contribuyen al desclasamiento y a la ruptura de los vínculos de solidaridad entre iguales.

El sindicalismo revolucionario debe buscar alianzas con sectores universitarios e intelectuales, con el cooperativismo, con sectores autónomos, con los trabajadores y trabajadoras en situación de máxima precariedad e indefensión, con el sindicalismo de la vivienda, con los nuevos y viejos movimientos sociales.

Y, mantener un diálogo con las fuerzas políticas progresistas, desde la autonomía y el respecto a los ritmos y objetivos de las partes, sin intermediaciones ni representaciones no voluntarias.

Un objetivo prioritario de esta política de alianzas debería ser la constitución de una Mesa Social en la cual se integren organizaciones sindicales y sociales en lucha y anticapitalistas que elaboren una plataforma general y establezcan una hoja de ruta hacia la creación de poder popular, mediante el establecimiento de estructuras, mecanismos y formas de producir, reproducirse, formarse y cuidarse alternativas y liberadoras.

Bibliografía reciente:

Escribano, Abel (2016): Digueu que parla El Noi del Sucre. Salvador Seguí. Notes biogràfiques en el decurs  del moviment obrer. El Lokal. Barcelona

Díaz, Xavier (2017): El pensament polític de Salvador Seguí. Virus Editorial. Barcelona

Martí Font, Jordi -editor- (2021): Salvador Seguí, el colós de l’anarquisme. Lo Diable Gros Edicions. Tarragona.

Seguí Rubinat, Salvador (2023): Antología (edición Fundació Salvador Seguí Catalunya). CGT y FSS. Barcelona

Soler, Antonio (2016) Apóstoles y asesinos. Galaxia Gutenberg. Barcelona


Fuente: sinpermiso