Al más puro estilo mafioso. Extorsión pura y dura. Aunque se disfrace de crédito blando, la aceptación de una ayuda de hasta 100.000 millones de euros por parte del gobierno para sanear la banca española (“la mejor del mundo”, que decían en la etapa Zapatero) es un atraco social sin precedentes. El Estado (¿no somos todos?) se endeuda en una cuantía equivalente al 10 por ciento del PIB para salvar a los bancos privados causantes del boom inmobiliario y las hipotecas-horca.

Y no es una “nacionalización” (doy para que me des, dinero por acciones), como en el caso de Bankia, sino un manguerazo de dinero ad calendas griegas para reflotar un sector que en plena crisis económica, con cerca de seis millones de desempleados, sigue dando beneficios, otorgando vergonzosas indemnizaciones multimillonarias a sus directivos y financiando a los partidos políticos para que cuando lleguen al poder se pongan a sus órdenes y ofrezcan a sus empresas asociadas obras públicas y concesiones para garantizar la continuidad del expolio.

Y no es una “nacionalización” (doy para que me des, dinero por acciones), como en el caso de Bankia, sino un manguerazo de dinero ad calendas griegas para reflotar un sector que en plena crisis económica, con cerca de seis millones de desempleados, sigue dando beneficios, otorgando vergonzosas indemnizaciones multimillonarias a sus directivos y financiando a los partidos políticos para que cuando lleguen al poder se pongan a sus órdenes y ofrezcan a sus empresas asociadas obras públicas y concesiones para garantizar la continuidad del expolio.

El 10 de mayo de 2010 el gobierno del PSOE asumió la intervención que pedían los mercados y lo llamó una dolorosa política de austeridad. El 9 de junio de 2012 el ejecutivo recambio del PP ha aceptado el rescate de Bruselas y lo vende como una ayuda “extremadamente ventajosa”. El pueblo que sufre la crisis sin culpa ninguna no tiene porqué saber la verdad del latrocinio en esta democracia de tahúres. La “generosa” aportación del eurogrupo aumentará la ya abultada deuda soberana y el déficit público, lo que implica inexorablemente más penurias para la gente humilde y los trabajadores.

“La marca España” es ahora más que nunca una marca basura, una cochina condena que nuestros corruptos dirigentes dejan como emponzoñada herencia a varias generaciones. Una vez más, en la mejor tradición del capitalismo canalla, el gobierno de la nación, teórico representante del interés general, decreta el sacrificio de todo un pueblo para salvar a la casta oligárquica económica-dinástica-financiera. El 99 por 100 de la sociedad que crea riqueza y progreso para redimir al 1 por 100 cleptómano y ocioso.

¡Qué sangrienta broma esa campañita sobre compatibilizar austeridad y crecimiento que verbalizó la oposición socialista para esconder su responsabilidad en la debacle! Sólo un cinismo propio de los cómplices del linchamiento puede teorizar sobre la necesidad crecimiento con una mano cuando con la otra aplaude un crecimiento real de deuda y déficit. Todo sin que el robo que el gobierno y la clase política han perpetrado sobre el patrimonio social haya tenido siquiera la compensación de exigir a sus mandamáses financieros que vendan sus ingentes activos inmobiliarios a precios de mercado. Nada de eso. Gratis total. Al contrario, como la banca usurera ya no podía financiarse en los mercados de capital porque nadie cree en sus trucados balances, por más test de estrés que la glorifiquen, han puesto una pistola en el pecho de toda la sociedad para que ella la financie con sangre,sudor y lágrimas.

El Estado son ellos.

Rafael Cid


Fuente: Rafael Cid