Entrevista al padre de Guillem Agulló, hoy que hace veinte años de la muerte del joven, asesinado por un grupo neonazi en Montanejos.

Tenía dieciocho años cuando una cuchillada de un neonazi segó la vida por el solo hecho de ser militante independentista y antifascista. Era el 11 de abril de 1993. Pedro Cuevas, con cuatro individuos más, asesinó a Guillem Agulló, vecino de Burjassot, en un callejón de Montanejos. Han pasado veinte años y el recuerdo de Guille

Tenía dieciocho años cuando una cuchillada de un neonazi segó la vida por el solo hecho de ser militante independentista y antifascista. Era el 11 de abril de 1993. Pedro Cuevas, con cuatro individuos más, asesinó a Guillem Agulló, vecino de Burjassot, en un callejón de Montanejos. Han pasado veinte años y el recuerdo de Guillermo está bien vivo. Aquel joven que hoy tendría casi cuarenta años se ha convertido en el símbolo de la lucha antifascista en el País Valenciano y, por extensión, en los Países Catalanes. Han pasado veinte años, y la familia aún recibe amenazas. Pero no desfallece. El padre ha sido el primero de mantener viva la memoria de Guillermo y luchar contra las agresiones fascistas y la impunidad que las ampara. 
– Estos días habrán resurgido a la fuerza sentimientos. Como encaráis una fecha como esta?
-Es una fecha significativa. Son veinte años de recuerdo, de memoria, de reivindicación, de lucha, de resistencia… De ir asumiendo que no está, pero que como le reivindica muchísima gente, parece que esté en casa. Puede parecer una contradicción, pero lo tenemos muy presente. Los amigos se encargan de que lo sea, que la memoria colectiva funcione año tras año. 

 – De hecho, Guillermo se ha convertido en un símbolo de la lucha antifascista. Se mantiene viva la memoria y se ha conseguido que no caiga en el olvido… 
-El otro día mi amigo Agustí Cerdà me decía eso mismo, pero usaba la palabra ‘mito’. Voy a buscarla en el diccionario: es lo imaginario presentado como verdad absoluta y que los contrarios niegan. Esto es Guillem. Un referente mitificado, seguramente ampliado, y desbordado por todos los que han opinado por él. Y le criminalizan quienes lo niegan, que son los fascistas que siguen vivos, protegidos, amparados e impunes. Esto va creciendo como una bola de nieve, y creando conciencia. 

 – Y vosotros también lucháis por los mismos ideales que él defendía y por los que lo mataron?
-Sí, compartíamos frustraciones, esperanzas, lucha. Vida. Vivíamos con tanta alegría el futuro! Y quedó truncado. Hasta que reacciona. Y, desde entonces, continuamos.  

 – ¿Qué le pasa por la cabeza cuando piensa en su asesino?
-No lo pienso. Lo único que deseo al asesino de mi hijo es que sufra en vida como mínimo la mitad de lo que hemos sufrido nosotros.Quiero vivo para que sufra. Pero a pesar de que yo desee esto, él está bien orgulloso de haberlo matado. Lo manifiesta públicamente, él y su pandilla de fascistas, que siguen haciendo pintadas y proclamas del asesinato de Guillermo. 

 – Finalmente no se consideró que fuera un crimen político, y al cabo de cuatro años el único condenado ya estaba en calle. Es esto la demostración de la impunidad del fascismo?
-Efectivamente. Ya sabíamos que era un grupo nazi organizado. Que tenía vinculación con los poderes fácticos del País Valenciano y que controlaba de alguna manera los movimientos juveniles de la izquierda independentista y antifascista. Pero el tribunal decidió que no era así. Recordemos que en aquel juicio, el presidente de la Generalitat de entonces, el socialista Joan Lerma, salió con el equipo de abogados más prestigioso del País Valenciano para defender a los asesinos de mi hijo. Y sólo quedó encausado el asesino material, aunque el resto fueron colaboradores necesarios. Guillermo tenía una complexión atlética, competía en natación desde los ocho años, y era potente y fuerte. Le rodearon y no le dieron ninguna posibilidad de escapatoria. Pero consiguieron absolverles. 

 – No sólo os quitaron el hijo. Durante estos veinte años habéis tenido que aguantar amenazas constantemente…
-Siempre. Pintadas en la esquina de casa, en Mestalla, en Valencia… Hace un tiempo, en la presentación del libro de Vicente Flor, los de España 2000 gritaban: ‘¿Dónde están los amigos de Guillermo?’ Y al alcalde de Burjassot, amigo de la familia, lo persiguen por catalanista! ¿Qué hacemos de esta gente? Son cuatro, pero mira qué ruido que arman. Y con permiso de la delegación del gobierno. Esto es apología del terrorismo. Terrorismo de estado. Y con complicidad. Son pocos, pero son impunes. Y son los perros de presa que limitan la libertad de las personas. España qué es, si no una represora de las libertades individuales y colectivas? 

 – Estas amenazas no le han atemorizado ni os han hecho bajar la cabeza? 
-Al contrario. Pero no presumo. Continuamos luchando. Les molesta, les da asco que estemos allí, pero tendrían matar a todos. Con la muerte de Guillem querían detener toda una manera de entender el mundo, pero no lo consiguieron.  

 – ¿Qué es lo que no os deja desfallecer?
-La solidaridad de los compañeros. A pesar de que he pasado de todo, y a veces me han dicho que lo dejara, que tomaría mal. Pero también que había que respetar esta familia y dejarle decir lo que creía que tenía que decir, sin el freno de nadie. 

 – Y veinte años después, continúe implicados en la lucha contra el fascismo.
-Hasta la muerte. Lo hago convencido. Porque me quitaron lo más grande que un padre puede tener.

El asesino de Guillem afronta un nuevo juicio por la operación Panzer

Pedro Cuevas confesó el asesinato de Guillem Agulló y en 1995 fue condenado a catorce años de prisión por homicidio. Cumplió cuatro y salió a la calle. El resto de miembros del grupo que había participado en el asesinato fueron absueltos. El juez resolvió que no había sido un asesinato por motivos políticos, sino una pelea entre jóvenes. A pesar de las pruebas evidentes de la ideología neonazi de Cuevas. 
Pedro Cuevas salió de la cárcel y pocos años después su nombre volvió a aparecer implicado con grupúsculos neonazis: actualmente se encuentra encausado en la denominada ‘operación Panzer’, que en 2005 desarticuló la red Frente Anti Sistema (FAS). En la operación se encontraron armas y propaganda neonazi, y los detenidos fueron acusados ​​de asociación ilícita, tenencia y tráfico de armas, robo y delitos contra la salud pública. Está previsto que este año el asesino de Agulló y dieciocho individuos más vuelvan a sentarse en el banquillo por esta causa. 
Dos años después de ser detenido, con un asesinato en la espalda, una condena y pendiente de otro juicio por violencia fascista, Cuevas se presentó a las elecciones municipales. Era el número 4 de la lista del partido ultraderechista Alianza Nacional para Chiva (Hoya de Buñol). Desde varios frentes se denunció que Cuevas pudiera presentarse tan tranquilo a unas elecciones.  
fuente: vilaweb

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