Doña Conchita se dedicó desde marzo de 1976, a buscar a su hijo José de Jesús Corral García, detenido desaparecido por la Brigada Blanca. En febrero de 1974, Doña Conchita ya había vivido en carne propia las consecuencias de la “guerra sucia” desplegada por el Estado mexicano, cuando tuvo que ir por el cuerpo de su otro hijo Salvador, ejecutado por la DFS y tirado en Monterrey.

Doña Conchita se dedicó desde marzo de 1976, a buscar a su hijo José de
Jesús Corral García, detenido desaparecido por la Brigada Blanca. En
febrero de 1974, Doña Conchita ya había vivido en carne propia las
consecuencias de la “guerra sucia” desplegada por el Estado mexicano,
cuando tuvo que ir por el cuerpo de su otro hijo Salvador, ejecutado
por la DFS y tirado en Monterrey.

En 1977, ya con un hijo desaparecido y otro ejecutado
extrajudicialmente, Doña Conchita llevó a su casa en Ciudad Juárez el
cuerpo de Luis Miguel, ejecutado en el Distrito Federal también por la
DFS.

Doña Conchita vivió para ver el surgimiento y el derrumbe de la fallida
Fiscalía Especializada en la investigación de los llamados “delitos del
pasado”, única respuesta del Estado al cúmulo de violaciones a derechos
humanos cometidas en los sesenta, setenta y ochenta. Como otras madres,
Doña Conchita denunció las violaciones cometidas contra sus hijos,
aunque desde el inicio desconfió de la seriedad con que el gobierno
foxista enfrentó la impunidad. El tiempo le dio la razón.

En el 2006, congruente con el aprendizaje de toda una vida, doña
Conchita se declaró adherente a la Otra Campaña, y recibió en su casa
al Delegado Zero. Después de ello, la mamá Corral preguntaba
cotidianamente que pasaba con la Otra, tanto como por sus muchachos.

Junto a las otras madres, Doña Conchita fue combativa en su demanda de
justicia. Sus ojos se iluminaban cuando hablaban de los muchachos, sus
hijos. Pero también fue una abuela y bisabuela tierna, amorosa ;
alrededor de ella giraba la familia Corral García, a quienes hoy
enviamos un abrazo solidario.

Hoy, 27 de enero, tras la muerte de la señora Corral, del comité de madres sobrevive
únicamente la señora Maria Luisa Fierro. Todas las demás madres se han
ido : Laura, Eudelia, Carmen, Elodia, Socorro y Alicia. Murieron sin que
la impunidad se hubiera revertido, pero con la tranquilidad de no haber
descansado un solo día en su búsqueda de justicia y verdad.

Gracias doña Corral : no se preocupe por Jesús, los que nos quedamos
seguimos exigiendo esclarecimiento y justicia para él y todos los
desaparecidos políticos en el país. Nuestros corazones su esfuerzo
amoroso, con el de todas las doñas, alimenta esta digna rabia.


Fuente: Comité de Madres de Desaparecidos Políticos de Chihuahua