G8 y cambio climático
Deberíamos alegrarnos de que el cambio climático sea un tema principal en la agenda de la reunión anual de los países más poderosos de la Tierra. Sin embargo Ecologistas en Acción manifiesta su preocupación por el modo en que se ha planteado este tema fundamental : parece que tan solo se pretendía emitir una declaración general de reconocimiento de la importancia del calentamiento global y ni siquiera esto ha resultado posible. Cuando siete de los Estados que forman el G8 se han comprometido ya con una ley internacional para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, el famoso Protocolo de Kioto, quedarse en una declaración de ese tipo es, de hecho, un retroceso.
G8 y cambio climático

Deberíamos alegrarnos de que el cambio climático sea un tema principal en la agenda de la reunión anual de los países más poderosos de la Tierra. Sin embargo Ecologistas en Acción manifiesta su preocupación por el modo en que se ha planteado este tema fundamental : parece que tan solo se pretendía emitir una declaración general de reconocimiento de la importancia del calentamiento global y ni siquiera esto ha resultado posible. Cuando siete de los Estados que forman el G8 se han comprometido ya con una ley internacional para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, el famoso Protocolo de Kioto, quedarse en una declaración de ese tipo es, de hecho, un retroceso.

Durante la última Cumbre del Clima de Buenos Aires, en 2004, se hizo evidente que George Bush no sólo no se uniría al Protocolo sino que estaba dispuesto a obstaculizar cualquier avance en ulteriores compromisos internacionales de reducción de emisiones. Por eso el paso de los países que quieran frenar el cambio climático no puede acompasarse al de EE UU. Por supuesto que es necesario que el mayor emisor del mundo las reduzca, en realidad ya hay varios Estados norteamericanos que han adoptado medidas al respecto, pero no se puede caer en la trampa de esperar por él. Esto tiene el peligroso efecto de alentar las posiciones contrarias a tomar ninguna medida para frenar el cambio climático. El último ejemplo es el de la cámara de los Lores británica, que el 6 de julio ha presentado un informe cuestionando la política de limitación de emisiones y energías renovables del Reino Unido. Haciendo el juego a Bush hacen hincapié en los cambios tecnológicos y las medidas de adaptación a los impactos que vendrán. En un alarde de cinismo consideran que no se ha valorado suficientemente los aspectos positivos del cambio climático para el Reino Unido.

Los cambios tecnológicos y la adaptación son muy necesarios, especialmente en los países menos desarrollados cuyas emisiones tienen que crecer ya que su consumo de energía por habitante es bajo y se exponen a los peores impactos. Pero además para evitar un aumento de temperatura catastrófico, que los científicos estiman en 2ºC, es fundamental que los países industrializados disminuyan fuertemente sus emisiones. Esta es la conciencia política que debían transmitir los otros siete países del G8.

Sin embargo nos encontramos con que las voluntades se debilitan. Otro ejemplo, los miembros de la Unión Europea rechazaron el pasado Junio hacer obligatorios los objetivos de aumento de eficiencia energética propuestos por la Comisión. A su vez el presidente de la Comisión, Barroso, no ha tenido empacho en declarar que política ambiental se subordinará al crecimiento económico.

Esta cumbre será recordada por el trágico atentado múltiple de Londres, y si acaso como otra oportunidad perdida para la lucha contra el cambio climático y contra el abuso sobre África que es la deuda. África pierde doblemente.

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Par : Ecologistas en Acción



Fuente: Ecologistas en Acción